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El Real Valladolid, que empezó el partido en el puesto 19, en descenso, dio un salto sideral con la victoria en Oviedo ya que se coloca en media tabla, se aleja del peligro y “compra” tranquilidad para la próxima semana porque sobre las victorias siempre se construye mucho mejor. Los pucelanos volvieron a ganar en los últimos minutos, hoy después del 90, y demostraron ambición para llevarse un partido ante un rival que temblaba por la crítica situación que atraviesa.

Todos terminamos el encuentro con una sonrisa tras la victoria, pero el árbol no debe tapar el bosque. Y es que el Real Valladolid sigue sin tener continuidad en su juego. Es verdad que ayer fue de menos a más, pero la primera media hora fue difícil de digerir más allá de que estuviese dentro del plan de partido: aguantar para después desplegarse. Porque el problema es que es muy difícil hacer un juego tan anodino como el que se hizo en el inicio y uno se pregunta si, de verdad, los jugadores son tan malos como parecen. Y la respuesta es que no. Primero porque después demostraron que tienen más fútbol y segundo porque uno se acuerda de la gran temporada, por ejemplo, de Meseguer en el Mirandés, de Kenedy en Granada o del propio Iván Sánchez en el Real Valladolid en la temporada del ultimo ascenso, entre otros, y se da cuenta de que hay más calidad de la que demuestra en algunos momentos el conjunto blanquivioleta, ayer de amarillo.

Creció después de la primera media hora el Real Valladolid para terminar ganando en el descuento. Por el medio hubo minutos en los que se pasó de tres centrales a dos, donde se apreció el crecimiento de jugadores como Boyomo o Torres, pero, sobre todo, donde demostró ambición para ir a por la victoria. No disparó mucho, pero sí más que su rival, y con más peligro. Y luego Moro y Marcos André. Los dos jugadores que han de marcar la diferencia no terminan de hacerse con la titularidad. El de Abrera es el jugador más desequilibrante de la plantilla, tiene la capacidad de volver loco a sus rivales y si estos están cansados, más. A todos nos gustaría verle de inicio, pero Pezzolano estima que si coge a sus rivales cansados es más diferencial. Yo lo tengo claro, en mi equipo Moro y 10 más. El asunto de Marcos André parece más físico. El brasileño no parece estar listo para jugar todo el partido, pero con golpeos así, que deciden partidos, no es necesario mucho más.

Y luego lo de Pezzolano. Yo entiendo que parte de la afición del Real Valladolid no comulgue con el uruguayo, sobre todo por los primeros resultados, pero es difícil de entender que cuando marcan los nuestros, con el partido todavía en juego, la afición se dedique a pedir su dimisión por segundo encuentro consecutivo. Primero el Pucela y luego lo demás... y, por lo demás, entiendo que es el presidente, con el director del Área de estrategia deportiva, el entrenador o los jugadores. Del 1 al 90, o al 100, hay que apoyar al equipo, son los nuestros, los que defienden nuestros colores, y después son licitas todas las protestas. Es como yo lo haría.