Miranda, un vivero para el Levante
Pablo Martínez, Brugui e incluso Oriol Rey, que llegó gratis desde el Mirandés, son ejemplos de ello. También Alessio Lisci, técnico formado en Buñol.
Vivero, según la RAE: Terreno adonde se trasplantan desde la almáciga los árboles pequeños, para trasponerlos, después de recriados, a su lugar definitivo. Eso es lo que ocurre, de forma simbólica, con los jugadores del Levante tras su paso por Miranda de Ebro. Pablo Martínez, Roger Brugué e incluso Oriol Rey, que llegó el pasado verano tras acabar contrato con el Mirandés, son ejemplos de ello.
Pablo Martínez, formado en la cantera del Alcorcón, fue el primero en tomar el camino hacia Miranda, después de debutar en Primera División de la mano de Paco López en su primer año en la estructura del Levante para florecer como jugador de élite. Más mediocentro en sus inicios y con una alta competencia en la medular, la entidad granota lo cedió por una temporada al Mirandés para acabar de convertirse en un centrocampista total. En Miranda acumuló 38 jornadas y más de 2700 minutos en el fútbol profesional, participando en múltiples posiciones de la mano de José Alberto, hoy técnico del Racing de Santander. Un crecimiento que le valió, con otra cesión mediante al Huesca, para regresar a Orriols como uno de los referentes del equipo ya con el descenso consumado a Segunda. Hoy en día es la bandera del actual proyecto, heredando el ‘10′ de Vicente Iborra y capitaneando al equipo, ante la ausencia de Postigo, a sus 25 años.
Una temporada más tarde fue Roger Brugué el que también tomo rumbo hacia Miranda tras llegar de la estructura del Nàstic de Tarragona. Con el equipo en Primera y el jugador desarrolándose en la extinta Segunda B, se decidió dar un paso intermedio en Segunda antes de recalar en el equipo granota. En el Mirandés, primero con Lolo Escobar y más tarde con Joseba Exteberria en el banquillo, Brugui se confirmó con un jugador con colmillo de cara a portería con ocho goles, las mejores cifras goleadores de su carrera. De hecho, fue el segundo máximo artillero del equipo, por detrás de Sergio Camello (Rayo Vallecano) y por delante de Roro Riquelme (Atlético de Madrid) e Iñigo Vicente (Racing de Santander), que hicieron 15, siete y seis goles, respectivamente. En el Levante se ha establecido como un revulsivo de nivel, siendo fundamental en los últimos puntos cosechados frente a Zaragoza y Albacete entrando desde el banquillo.
Otro caso es el de Oriol Rey, que floreció en el Mirandés con dos años de mucho nivel para dar el salto el pasado verano al Levante, un equipo de mayores aspiraciones. Bajo la dirección de Exteberria acabó de explotar sus cualidades, disputando 41 jornadas (tan solo se perdió un partido por acumulación de tarjetas) y hoy es el epicentro del centro del campo del Levante, siendo un fijo como eje por delante de la defensa en el equipo de Calleja.
También se podría tomar el ejemplo de Alessio Lisci, técnico formado en la estructura de Buñol, que hoy pone su sello futbolístico en un Mirandés que vive en la zona cómoda de la clasificación. El italiano, que tuvo que acelerar el proceso en su llegada al primer equipo del Levante a sus 36 años en el año del descenso, realizando una segunda vuelta de campeonato meritoria pese a no conseguir el objetivo de la permanencia con un equipo en el que habían pasado Paco López y Javier Pereira con anterioridad por el banquillo, está viviendo su primera temporada de pleno derecho en Miranda y quizá, quién sabe, tendrá una segunda oportunidad en el futuro en la que fue su casa ya como un entrenador establecido en la élite.
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