Mirada adelante y un recuerdo para Manolete
LaLiga empieza ya con demasiadas novedades en Zorrilla y no menos dudas, mientras desde el cielo un buen periodista seguirá las peripecias blanquivioletas.
A menos de 100 horas para que empiece una nueva liga del Real Valladolid las dudas son mayores que las certezas. Nuevos dueños, casi novedoso equipo en los despachos, muchas caras nuevas en el vestuario y la sensación de que la herencia de Ronaldo Nazário va a perseguir a este club mucho tiempo todavía. Aquello del legado nos los explicaron mal.
Las estrecheces económicas del club son evidentes y los nuevos pasos de la entidad son dubitativos, después de todo apenas llevan un mes y medio en la Avenida del Mundial 82. Hay que darles a los nuevos un voto de confianza, pero sin olvidar que el verdadero objetivo está en el césped. Está muy bien eso de hablar de asentar al equipo, de proyecto a medio-largo plazo para quitar presión, pero todos sabemos que cuando empiece a rodar el balón el único objetivo será el ascenso y no lograrlo será una decepción, un fracaso. Seamos el séptimo o el noveno presupuesto.
Del equipo, sinceramente, prefiero no opinar todavía porque no tengo elementos suficientes para juzgar y porque creo que Almada ha experimentado, ha contado con lo que tenía, pero en la competición será otra canción. Sí que puedo decir que me preocupa la endeblez defensiva, pero también creo que cuando empiece LaLiga las cosas serán diferentes. Lo que sigue siendo espectacular es el público, los abonados, un año más fieles al sufrimiento.
Así que mientras empieza una liga, permitanme un recuerdo para Manolo Esteban, alías Manolete. Los que le tratamos de cerca cuando venía a los diversos encuentros con los Ases sabemos lo que le gustaba venir a Valladolid. Entonces nos contaba sus viajes como corresponsal en las competiciones europeas del Real Valladolid. Siempre tenía una broma, un abrazo para todo el mundo. Animal de calle, no le gustaban mucho los sitios cerrados. En cuanto llegaba a la redacción buscaba un aliado para patear la ciudad, para repartir sonrisas y hacerse todas las fotos del mundo en cualquier lugar del país. Recuerdo una ocasión en Miranda, cuando junto a su inseparable Tomás Roncero y Alfredo Relaño se acercaron a Anduva. No podían caminar, alguien expresó “son los putos Beatles”... y yo me quedé con aquella frase.
Manolo era un gran tipo, preocupado siempre por los compañeros, por los de abajo, preguntaba y se interesaba por todo lo que concernía en este caso al Pucela, hacía bromas y vacilaba a los madridistas que se cruzaba. Siempre con una sonrisa, sin un mal rollo. Antes de ser Manolete, Manuel Esteban fue un tremendo periodista que pisó el barro y cubrió eventos de todo tipo. Eso le hacía especial. Por donde pasábamos nosotros él ya había estado, cuando hablábamos por teléfono siempre tenía palabras de aliento y un buen consejo. También era valiente. Recuerdo el día que en el encuentro con los Ases con Rubi, pidió respeto para el entonces técnico pucelano argumentando al respetable que deberían agradecer que diera explicaciones públicas...
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Manolete, en definitiva, era un buen periodista y mejor compañero que se ha ido demasiado pronto. Recuerden: hay que hacer las llamadas que pretendemos cuando podemos porque cuando nos acordamos puede ser demasiado tarde. Descansa en paz, fenómeno.
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