Lo que Ortuño y Ayllón pudieron ser y no fueron
Los delanteros del Cartagena llegaron a pisar Zorrilla como posibles jugadores de un Real Valladolid en el que a la postre no jugarían.
Alfredo Ortuño e Iván Ayllón, atacantes del Cartagena, se enfrentan este domingo a su pasado. O bueno, casi. Porque, aunque los dos tuvieron opciones reales de vestir la camiseta del Real Valladolid, a la postre no lo hicieron. Los motivos, diversos, no fueron, como diría aquel, una serie de catastróficas desdichas. Fue debido, más bien, a una serie de decisiones, algunas tomadas en primera persona y otras tomadas por terceros, que dilapidaron sus posibilidades de ser blanquivioletas.
La primera en llegar fue la del delantero murciano, quien, al comenzar septiembre de 2017, se subió a un avión creyendo que iba a jugar en Zorrilla. Lo hizo el último día del mercado de fichajes, con poco margen y después, se suponía, de arreglar su salida de la Unión Deportiva Las Palmas, desde donde recalaría libre. A las 23:50, hora canaria, se presentó su rescisión, que, a priori, le habilitaba a firmar al día siguiente con su nuevo equipo... y hasta ser presentado.
Por lo menos, llegó a vivir una presentación que amenazó con ser un simulacro: se convocó a ello, luego parecía que no saldría, al final opto porque sí... Los nervios se debían a que, aunque el club había anunciado su incorporación hasta el 30 de junio de 2018, LaLiga no había llegado a confirmar la validez de la operación. “Todos los documentos se han presentado en tiempo y forma”, defendió cuando dio la cara. “Tenemos el soporte legal para ficharle. La normativa y las leyes nos respaldan”, aseveró Miguel Ángel Gómez, el, entonces, director deportivo.
Subirse a aquel avión, y alguna que otra decisión más, como sus contradicciones ante LaLiga, relativas a su rescisión, según informó AS, hizo que la patronal echara para atrás su fichaje, que rompiera con sus agentes y que buscara el respaldo de la AFE. De nada sirvió, porque nunca se volvió al punto anterior y pronto, casi sin tiempo ni para conocer a los que iban a ser sus compañeros, se marchó como vino: volvió a Las Palmas y solo en enero se fue, al Real Salt Lake de la MSL.
Lo de Ayllón vino más tarde. Concretamente, entre finales de 2019 y principios de 2020, cuando el de La Seca abandonó la UD Sur dando un portazo. Después de un inicio de campaña mágico, con goles anotados en las seis primeras jornadas, optó por buscar otros horizontes, aunque aparentemente no demasiado alejados. Comenzó a entrenarse con el División de Honor del Real Valladolid, aunque las desavenencias para su salida de su anterior club acabaron de provocar que en Los Anexos no se tomase la decisión definitiva sobre su fichaje.
En estas, apareció el Atlético Tordesillas, con el que vivió un idilio, marcado por el gol. Durante la 2021-22 marcó 14, que llevaron a que pusieran los ojos sobre él varios clubes de superior categoría -militaba en Tercera División-, incluso a mitad de curso. Asimismo, el convenio suscrito por el Pucela con el club tordesillano, que fue filial durante un año, llegó a acercar de nuevo al de La Seca a Zorrilla... aunque nunca llegó a debutar a las órdenes de Javi Baraja.
Más tarde, ya con Julio Baptista en el banquillo del Promesas, su nombre llegó a estar encima de la mesa para reforzar al filial, aunque nunca se terminó de abordar la operación, posibilitando que, a la postre, acabara firmando por el Efesé, adonde llegó en enero de 2023. Desde entonces, ha compartido en once ocasiones con otro ‘casi’ exblanquivioleta como es Alfredo Ortuño. Una de ellas, curiosamente, fue en Zorrilla, aquel lugar en el que pudieron ser y no fueron...
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