La vuelta del Kirian que era
En treinta días, el mediocampista recuperó el fútbol donde lo había dejado a causa de un linfoma de Hodgkin.
“Pimienta quédate, Pimienta quédate, Pimienta quédate”, arengaba Kirian Rodríguez a la multitud subido a la estructura que rodeaba el Monumento a las actividades primitivas canarias en la Plaza de España. Era la noche del ascenso. El tinerfeño expresaba el sentir mayoritario de la afición amarilla y el suyo propio.
Porque es que ambos, jugador y entrenador, entrenador y jugador, viven en una especie de idilio desde la temporada pasada. “Para mí, creo que es quien realmente saca el mayor rendimiento de Kirian en la Unión Deportiva Las Palmas. Nadie me puede conocer mejor que él en ese aspecto”, reconocía el mediocampista sobre el técnico.
Esa cadena de cariños públicos transitan en una carretera de doble dirección. “Desde que llegué la temporada pasada fue un futbolista muy importante, porque se lo ganó él y era ideal para jugar con nosotros”, comentaba García Pimienta tras el regreso al césped en La Romareda después de superar un linfoma de Hodgkin.
Con el paso de los meses del barbecho, la relación de mentor y mentado fue agarrando más suelo. “Él ha sido muy cercano durante este tiempo. Ha hablado conmigo, me ha dicho qué tal me ve, o qué tal no me ve”, confesaba Kirian. “Entre los dos tuvimos el mismo tema de conversación: no quiero minutos por ser Kirian ni mucho menos. Y él estaba de acuerdo totalmente en eso”.
Algo que revelaba también García Pimienta. “No lo veía en condiciones de ayudar el cien por cien al equipo y ahora sí”. Y si para el futbolista volver a jugar era el hito final: “la vuelta al campo un poco más me acerca a recuperar el Kirian que yo era”, no lo era menos para el técnico amarillo, aunque siempre anteponiendo la salud. “Lo más importante es que está haciendo vida normal”, recordaba el entrenador cuando el jugador ya disputaba sus primeros minutos.
Pero no por ello el catalán no dejaba de alegrarse de recuperar una pieza para el centro del tablero que podría ser capital. “La temporada pasada hubo dos jugadores diferenciales por encima del resto, que fueron Jonathan Viera y Kirian. Para mí como entrenador, imagina lo que supuso esa baja”. El tinerfeño, quien tuvo que parar en la pretemporada, estuvo en el dique seco hasta el 30 de abril.
Y es que como exponía Kirian sobre su trayectoria con el entrenador barcelonés en la temporada 2021-22: “Excepto en la primera jornada de la Real Sociedad B jugué todo con él”. Las razones para dicha continuidad las dijo el mismo técnico hace un año: “En el día a día ha demostrado que es un jugador diferencial y lo está siendo porque está siempre al 100%”. Por ello, no temía echarle presión cuando declaraba que “el equipo necesita que siga con ese nivel”.
Esa capitalidad de Kirian que tanto añoraba García Pimienta se demostró justo en el peor de los momentos amarillos. Tras salir en tromba ante el Zaragoza, los aragoneses no solo aguantaron los golpes, sino que cuando pudieron, soltaron un latigazo para dejar grogui a una U. D. Las Palmas que veía cómo el ascenso directo empezaba a migrar al país de las carambolas.
Y ahí fue cuando apareció Kirian Rodríguez, durante la peor de las tempestades. En mitad de un partido roto zurció el traje de equipo ganador que ya no se quitaría hasta el final de liga, salvo media hora contra el Villareal B. Aquella noche, los amarillos pudieron empatar un encuentro y ganar una inercia que se demostró vital para lo que estaba por venir. El ascenso directo.
De eso, que parece que ocurrió diez vidas atrás, hace poco más de un mes. Treinta días en los que volvió el Kirian que era y en los que le dio tiempo a reafirmar su rol de puntal de García Pimienta, ascender a Primera, renovar su contrato y que media ciudad gritara aquello de “Pimienta quédate”.