Real Zaragoza

La resurrección del Zaragoza de Sellés

El técnico, con un plan claro y ambicioso, un discurso creíble y el destierro del victimismo, ha recompuesto en tres jornadas a un equipo que caminaba irremediablemente hacia un dramático descenso a Primera Federación.

La alegría final del Zaragoza, compartiendo con su afición el triunfo frente al Leganés.
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Pedro Luis Ferrer
Delegado en Aragón de Diario AS desde 2004. Licenciado en Ciencias de la Información-Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Zaragoza Actualizado a

A Rubén Sellés se le multiplican los partidarios, o más bien, los creyentes. Y con razones más que fundadas, porque el joven técnico valenciano ha resucitado a un Zaragoza que caminaba con paso de gigante hacia un irremediable y dramático descenso a Primera Federación.

Sellés, un entrenador sin experiencia en el fútbol español, levantó una montaña de dudas a su llegada al banquillo del Real Zaragoza, pero mes y medio después, y tras un comienzo cuesta arriba, con tres derrotas consecutivas, tiene al equipo aragonés recompuesto a sólo tres puntos de la salvación, cuando llegó a estar a nueve y casi nadie daba un euro por su permanencia. Queda un larguísimo camino por delante, pero el Zaragoza ha logrado revertir una situación muy crítica y el milagro deportivo va tomando forma, gracias a varias claves principales.

La primera, y siempre fundamental, razón del regreso a la vida competitiva del Real Zaragoza es que Sellés ha encontrado a un equipo base, que empieza por la solvencia y gobierno que proporciona Andrada en la portería, continúa con la revalorización de jugadores destacados en el centro del campo como Keidi Bare, dotado para el corte y la confección, y Francho, determinante en su constante ida y vuelta, y termina en la alineación de un ‘9’ puro como Kenan Kodro, lo que ha reubicado de paso a Raúl Guti y a Soberón, a los que el técnico, en su primera búsqueda de soluciones, tenía desplazados en sus primeros partidos de sus mejores posiciones. El Zaragoza es ahora un equipo absolutamente coherente, donde cada futbolista tiene asignado el espacio para que muestre su mejor versión. Un equipo que, a pesar de sus indudables carencias, cada jornada es poquito mejor.

Otro punto no menos esencial es que el equipo se cree a Sellés, lo que no sucedía con los dos entrenadores anteriores. Rubén Sellés tiene un plan y un librillo que secunda la inmensa mayoría de la plantilla del Zaragoza, salvo los casos de Bazdar y Dani Gómez, a los que el técnico dejó este sábado por primera vez fuera de la convocatoria sin estar lesionados y que, salvo un giro radical, tienen abierta la puerta de salida en este mercado invernal.

Una tercera causa de la resurrección del Real Zaragoza es la forma de afrontar los encuentros con Sellés, absolutamente alejada de lo que proclamó en su presentación este verano el nuevo director deportivo Txema Indias –“Hay que llevar los partidos al 0-0 y tratar de meter un gol”-, y que secundaba Gabi. Ahora el Zaragoza entra al campo con el empeño de ser protagonista y la convicción de ganar -“Yo no planteo los partidos para ir al 0-0, sino para ser dominantes”, sentenció Sellés antes del derbi aragonés-. Dicho y hecho. El Zaragoza, dentro de sus posibilidades, tiene bastante más fútbol, bastante más intención y creatividad y, lo más relevante, se ha tornado en un equipo resistente y eficaz. Y hasta afortunado en algunos momentos, como en el gol por la escuadra desde 25 metros que le hizo Aguirregabiria al Huesca o en su épica remontada en Ipurúa con el marcador en contra y un futbolista menos. También la suerte es necesaria para una resurrección de esta naturaleza. Y todo eso, pese a sus endémicos problemas en una demarcación tan esencial como el eje de la defensa, donde en hasta tres mercados consecutivos el club ha sido incapaz de firmar a algún central que haga raya.

Los triunfos siempre mejoran los registros de un equipo, pero hay datos incontestables que conviene sacar a relucir en este cambio radical del Real Zaragoza: ha sumado tres puntos más en estas últimas tres jornadas que en las trece anteriores y ha marcado seis goles cuando únicamente lleva siete.

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Pero en esta exposición de motivos, tampoco puede pasarse por alto el cambio de discurso de Sellés después del varapalo de Granada, donde el Zaragoza retrocedió varios pasos respecto a su insuficiente mejora ante el Sporting y el Deportivo. Era la tercera derrota consecutiva del técnico antes de recibir al Huesca, lo que le ponía prácticamente a él y al equipo en una situación límite, y Sellés se esforzó a conciencia por combatir el fatalismo, desterrar el victimismo del vestuario e instaurar que con convencimiento y voluntad era posible salir de una situación catastrófica, con hasta nueve puntos de desventaja con la permanencia: “No somos peores que nadie. Una permanencia en una situación peor que ésta ya la he conseguido antes. En Inglaterra, con el Reading, cogí al equipo a diez puntos de la salvación y luego nos quitaron otros seis puntos por impagos, y nos salvamos con dos jornadas de antelación”. Y esa sentencia caló en el vestuario y el Zaragoza recuperó una mentalidad ganadora que le ha permitido ganar hasta tres encuentros consecutivos y ver la luz cuando todo era oscuridad.

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