La resiliencia que vale un ascenso
El Leganés lleva toda la temporada resistiendo sin caer en jornadas clave frente a sus perseguidores, más acostumbrados que los blanquiazules a perder. Es el equipo que menos pierde.
El Leganés ha convertido su eterna resiliencia en uno de los valores más importantes. Seguramente el motivo fundamental (que unir a otros clave) por el que los pepineros suman ya 22 jornadas consecutivas (que serán 23 pase lo que pase en la siguiente) en lo más alto de la clasificación. Hacer hincar la rodilla a los pepineros es difícil. Casi imposible “Nos van a tener que tirar de ahí arriba”, repite en las última jornadas Borja Jiménez, entrenador del líder.
Los blanquiazules solo han perdido siete encuentros (los mismos que Espanyol y Levante) lo que les convierte en el equipo del campeonato que menos derrotas suma. Esto, unido a que ya acumula nueve empates, dibuja un escenario rocoso que hace que el Leganés sea casi infalible. Y cuando falla, es decir, cuando no gana, al menos no pierde. En esa regularidad encuentra el equipo maná de éxito para ver como, por el contrario, los perseguidores sí que están acostumbrados a pinchar.
Sólo el Leganés, por el momento, no ha caído en su regularidad competitiva. Por comparar, por ejemplo, con el Espanyol, los pericos suman tres empates más que el Leganés. El Eibar (segundo en la clasificación general) suma sólo una victoria menos que el Leganés (16 por 17), pero ha perdido tres encuentros más. Algo similar le ocurre al Elche, que ha ganado cuatro partidos menos que el Leganés y perdido tres más.
Una defensa firme
Tras esa capacidad para no perder cuando no puede ganar, varios factores. Uno, la seguridad defensiva de un bloque al que es complicado meterle mano. De hecho, sigue siendo con diferencia el menos goleado del curso, con 21 dianas en contra sólo frente a las 23 del Huesca o a las 29 de Oviedo y Elche, los otros equipos menos goleados del curso.
Esta virtud desatasca días grises, como le pasó este sábado frente al Cartagena, cuando los murcianos tuvieron las dos ocasiones más claras del partido, con dos balones a los palos. En uno de ello, Diego Conde salvó milagroso el rechace de Ortuño. El portero es uno de los secretos de esta seguridad defensiva, al igual que el resto de compañeros de retaguardia y, en general, de un equipo que por momentos no se lanza a por la victoria si ve peligrar un potencial empate. Templanza para rascar siempre algo.
“El rival juega. Hoy nos ha puesto las cosas difíciles. Nos hemos podido adelantar. Pero luego no hemos estado bien. No pasa nada. Hay días que estamos muy bien, pero en el vestuario somos autocríticos. En un mal día hemos sacado un punto. Hay que valorarlo”, analizó Borja Jiménez en sala de prensa después del punto ante el Cartagena.
Mentalidad resistente
Además, este Leganés también aguanta porque luce un espíritu competitivo que le hace batallar hasta el final incluso cuando vienen mal dadas para lograr resultados positivos cuando las cosas vienen mal dadas. Esta temporada los blanquiazules han puntuado en siete de los trece partidos en los que han encajado primero y su capacidad para darle la vuelta a los encuentros en las segundas partes es llamativa.
En una clasificación ficticia sólo hasta los descansos de los partidos, el Leganés sería el décimo clasificado, con apenas 18 goles marcados y 14 encajados. Pero del descanso en adelante, el Leganés sabe resucitar y en otra hipotética clasificación virtual desde la reanudación hasta el final de los partidos, los pepineros serían líderes con, además, una abrumadora diferencia de goles: 29 a favor y 7 en contra.
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