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MÁLAGA

La gestión del administrador judicial, en la diana

El Málaga se despeña hacia Primera RFEF y el administrador judicial, máximo responsable de la entidad, sigue instalado en la inacción. La afición le señala como gran culpable junto a Manolo Gaspar.

José María Muñoz, en rueda de prensa.
Mariano PozoDiarioAS

El Málaga continúa en caída libre. El equipo es incapaz de encontrar la fórmula para ganar partidos y salir del pozo. Las soluciones no llegan. A Mel se le ve sobrepasado por la situación. Sus números, 18 puntos de 54, hacen obligatorio el debate sobre su continuidad en el banquillo. Además, se atisba nula capacidad de reacción en los despachos. Y ahí los grandes señalados son José María Muñoz y Manolo Gaspar.

Muñoz cumplirá dentro de un mes tres años como administrador judicial blanquiazul y responsable último de la gestión del club. Varias de sus decisiones iniciales fueron determinantes para mantener a salvo a la entidad. La venta de Antoñín al Granada (1,5 millones) y el posterior ERE a la plantilla resultaron decisivas. Sin embargo, en las últimas dos temporadas su labor al frente del Málaga se ha caracterizado por la inacción y por la incapacidad para encontrar soluciones que eviten la absoluta degradación de un proyecto diseñado para regresar a Primera y que se encuentra a un paso de consumar uno de los mayores batacazos de la historia del fútbol en Málaga.

Durante todo este tiempo se ha negado a incorporar la figura de un director general a pesar de su desconocimiento del funcionamiento del mundo del fútbol. Ahora sí parece decidido a tirar de esta figura y Kike Pérez, como apuntó SUR, es la opción mejor colocada. Pero esta apuesta, de consumarse, llega demasiado tarde. Como tarde también llegarán las decisiones que pueda tomar sobre la gestión deportiva que se ha hecho en el club estas dos últimas temporadas.

Los 45 puntos del año pasado significaron un resultado infame. Aun así, decidió no tocar nada y mantener la huida hacia adelante en la que ha instalado al club. La planificación diseñada en verano por Manolo Gaspar, su equipo de trabajo y Pablo Guede ha vuelto a resultar un desastre, se llevó por delante al entrenador argentino (cuatro técnicos en poco más de un año) y la elección de Mel tampoco ha resultado. A pesar de todo esto, Muñoz sigue impasible, esperando que la crisis se arregle sola y a la espera de concretar la llegada de un director general que apenas va a tener margen para arreglar el desaguisado de la actual temporada.

Las dudas sobre Mel ya existen en los despachos de La Rosaleda. No es para menos. Pero el mercado de técnicos ofrece pocas opciones solventes. Está por ver hasta cuándo aguantará el crédito del técnico madrileño y hasta cuándo va a mantener el administrador judicial la confianza en la dirección deportiva. En cuanto finalice el mercado invernal, el club debe empezar a trabajar en el proyecto 2023-24 en los dos escenarios que pueden darse: descenso o permanencia. Y no parece lo más recomendable que ese trabajo lo inicien quienes han tomado en las dos últimas temporadas un carrusel de decisiones erróneas que han puesto al club al borde del precipicio.

La grada ha dicho basta y ya es unánime en el malaguismo el rechazo al trabajo de la dirección deportiva y al de José María Muñoz, cuya gestión, más que nunca, está en la diana.