La exitosa casualidad de Valles
Fichado para el filial de Las Palmas, saltó al primero equipo en 2019 por la lesión de Raúl Fernández. Ha sido imprescindible en el ascenso a Primera.
Un torrente de frío polar recorrió las almas y corazones de los miles y miles de aficionadas y aficionados de Las Palmas que, lo mismo da que fuera en el Estadio de Gran Canaria que por la tele, vieron cómo Asier Villalibre, el barbudo delantero del Alavés, trompetista de éxito procedente del Athletic, se plantaba solo delante de Álvaro Valles poco más de un cuarto después de iniciarse el segundo tiempo. Una vez más, la imponente figura del portero sevillano, 192 voluminosos centímetros, empequeñeció la portería a ojos del rival. Como en Ipurúa o Cartagena.
De tantas veces que Valles ha salvado a Las Palmas, 76 paradas totales en liga, varias de ellas entre las mejores del curso en Segunda División, ya se convirtió en rutinario que el 13, titular indiscutible con García Pimienta en el banquillo, fuera uno de los futbolistas más valorados de su equipo. En liga jugó siempre que estuvo sano, en todo momento por delante de Álex Domínguez en los planes de su entrenador, y sus números no mientan. Dejando a un lado el obligado paréntesis por su operación de menisco, ahora mismo un simple mal recuerdo, sus números de la temporada regular recién concluida hacen de algodón: 34 partidos, siempre como titular, para 3.060 minutos sobre el césped (todos los posibles). 23 fueron los goles que encajó.
Tras renovar el verano pasado, Valles tiene ahora mismo un vínculo sellado con Las Palmas hasta el 30 de junio de 2024, aunque pulula por ahí una opción de estirar un año más esta prolífica relación laboral. La misma se inició en el año 2018 sin tantas expectativas como las que cumple y supera cada día el 13 de Las Palmas. Lo que empezó como una casualidad acabó por convertirse en una bendición.
Ocurre que Las Palmas, que acostumbra a nutrir a su equipo filial con jugadores también fogueados en otras canteras, puso papel y firma a sus deseos con Valles, quien procedía del Betis, en el año 2018. Su destino era el filial amarillo, que jugaba en la por entonces llamada Segunda División B. Tampoco es que le fuera muy bien, pues apenas jugó siete partidos con Juan Manuel Rodríguez en el banquillo, que apostaba irremediablemente por Josep Martínez. Sin embargo, todos sus caminos empezaron a guiarle al primer equipo en abril de 2019.
Una desgraciada casualidad empezó a gestar su asalto a la Ciudad Deportiva con los profesionales. Ocurrió que, aquel 14 de abril, Raúl Fernández, el indiscutible portero titular del primer equipo, cayó abatido contra el Cádiz tras una feísima entrada de Jovanovic. El parte médico, que en un principio recogió una fractura en la rótula de su rodilla izquierda y otra en el quinto metacarpiano de la mano derecha, le daba todas las opciones de empezar de cero en la siguiente pretemporada, que se iniciaría tres meses después. Su regreso se dilató más de dos años. La apuesta de Nauzet Pérez como suplente de Fernández no salió bien, por lo que Josep Martínez empezaba a ganar presencia a las órdenes de Pepe Mel un escalón más arriba.
Al propio Josep ya se le dio ficha del primer equipo en el verano de 2019, y en principio no había más remedio que tirar de Valles como suplente suyo también con el primer equipo de Las Palmas. Justo en ese tiempo se inauguró la Ciudad Deportiva del club y la atalaya física de Valles, mirada y gesto tímido el suyo, es lo que había, se dejaba ver cada día por ahí.
Le tocaba al sevillano anhelar una oportunidad que tampoco es que esperara claramente unos meses antes, pero lo tenía todo para hacerse un hueco. Un compromiso internacional de Martínez con la Sub-21 le abrió las puertas de su debut contra el Deportivo el 13/10/2019 en una jornada perfecto. Victoria holgada y portería intacta: 3-0. Lo más difícil ya estaba hecho y ahora solo quedaba esperar el momento definitivo. Este le llegó unas semanas más tarde, el 6 de noviembre, cuando el Alcorcón visitó Gran Canaria (1-1). Un fallo de Josep al filo del descanso le costó a Las Palmas el gol de Diéguez. Aquel receso cambió para siempre, y para bien, la carrera deportiva de Valles. Ocurrió que su compañero adujo una misteriosa dolencia para pedir el cambio, y el sevillano no pudo aprovechar mejor su oportunidad. De hecho, salió esa noche y no abandonó la titularidad hasta el 8 de marzo, 17 jornadas y todos los minutos posibles del tirón, cuando la UD cayó goleada en Gijón: 4-0. La temporada acabó en tablas para Josep y Valles: 21 partidos cada uno.
Dos renovaciones en cinco años
Consolidado ya como un portero de garantías ante la ausencia de Raúl Fernández, Valles renovó por dos temporadas en 2020, con la pandemia controlándolo todo y él ganándose a pulso su ficha con el primer equipo de Las Palmas. Pero Josep fue traspasado al Leipzig, con lo cual Valles seguía agigantándose en la portería grancanaria, ahora con Álex Domínguez como suplente. Nada se supo de la vuelta de Raúl hasta un año después, lo que se tradujo en la cesión de Domínguez al Ibiza.
El propio Raúl Fernández volvió como si nada y, siendo un portero tan del gusto de Pepe Mel, empezó a recuperar, como titular, todo el tiempo perdido. De hecho, jugó 28 partidos por 14 de Valles (más el playof), que quiso marcharse en el mercado invernal de 2022 a jugar a Estados Unidos, a Charlotte, donde le esperaba el canario Miguel Ángel Ramírez, hoy entrenador del Sporting. Las Palmas rechazó la oferta y Valles se empeñó en sentirse protagonista. No debutó hasta febrero, cuando su equipo empató a dos goles con el Lugo en la Isla. Desde entonces fue el elegido por García Pimienta.
Tanto fue así que, con Raúl yéndose a Granada, Valles renovó por otras dos temporadas con una tercera opcional. Su impecable último curso hace que sea uno de los futbolistas más cotizados de Las Palmas. La Primera División le espera. El proyecto de la UD no se concibe de momento sin él. Es uno de los estandartes de su equipo tras muchos obstáculos superados. La red del ascenso ya cuelga en su casa como área de descanso de una exitosa trayectoria de este sevillano de 25 años, metido en su particular autovía deportiva. Y todo empezó por casualidad.