La clase del 2003 busca su sitio
Aceves, Maroto y Arroyo, fruto de la generación más prolífera de la cantera en los últimos años, intenta crecer fuera del Real Valladolid.
En la última década, no ha sido fácil para los canteranos del Real Valladolid asentarse en el profesionalismo, aunque hubo varios integrantes de una generación, la de 1995, que alcanzó estas cotas. Los Calero, Anuar, Toni Villa e Iván Alejo han hecho carrera en la élite, una trayectoria que han tratado de imitar integrantes de la clase de 2003, cuyo potencial avisaba años atrás de la posibilidad de que varios de los futbolistas nacidos en esa añada pudieran alcanzar el primer equipo.
Y lo cierto es que lo hicieron, pero, por el momento, sin la continuidad de los otros. David Torres es el único que ha sido capaz de ocupar un asiento en el vestuario del primer equipo, mientras otros como Aceves, Maroto y Arroyo, cedidos el pasado verano a otros clubes, buscan progresar para retornar al lugar de sus sueños. Hay dos más, de aparición más tardía en Los Anexos, Frimpong y Tunde, habituales en la dinámica de Pezzolano y también en ese proceso de búsqueda.
Mientras los dos africanos alternan primer equipo y Promesas, con una suma de minutos de alrededor de 700 entre los dos conjunto, la lesión de Javi Sánchez ha propiciado un mayor protagonismo de Torres, el séptimo jugador con mayor participación, con 1.206, cifra mermada únicamente por sus internacionalidades y por los problemas en el muslo que le hicieron estar en el dique seco las cuatro primeras jornadas. No en vano, ha estado disponible en 15... y las jugó todas.
Sus repetidas llamadas con la selección sub’21 han hecho también que Aceves, que llegó al Eldense sobre la bocina, apenas haya tenido continuidad hasta ahora. Después de un verano atípico, que empezó con serias opciones de estar en el primer equipo del Pucela y en el que pudo salir a préstamo a otro recién ascendido como el Amorebieta, no firmó su salida hasta el cierre del mercado. Con Guille Vallejo y Zubiaurre por delante, no sería hasta hace tres fechas cuando Fer Estévez apostó por él y, pese a los rumores de salida de John, no se prevé que vuelva en enero.
Igual que el cancerbero, Arroyo llegó a debutar en Primera División la pasada campaña. Al contrario que él, sin embargo, fue el primero en enfilar la salida, en dirección a un Ibiza en el que ha sido capaz de hacerse un sitio a pesar de la dura competencia que suponen los Álex Gallar, Soko, Rubén Díez o Cedric. Lleva dos goles y una asistencia, guarismos que, en la persecución del ascenso a Segunda División que busca su equipo, deberá aumentar para mantener su participación.
El tercero en discordia entre los cedidos de esta generación es un Mario Maroto que brilló durante la pretemporada, en la que pareció ganarse el puesto, si bien los diferentes fichajes acometidos por el Real Valladolid le llevaron a solicitar una salida a una categoría superior a aquella en la que militaría en el Promesas. El equipo en el que recaló fue el Atlético de Madrid B, en Primera RFEF, en el que ha disputado una docena de partidos (ocho, como titular; el último, este mismo martes) y donde compite, entre otros, con Assane y Mini, ambos de 24 años, cuatro años más que él.
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