Julio Iricibar: de salvar goles a salvar vidas
El excanterano blanquivioleta, que jugó en tres partidos con el primer equipo, ahora es policía local en Tordesillas y ya ha salvado a dos personas.


En el fútbol no se acaba el mundo, ni la vida. Si alguien tiene dudas que se lo pregunten a Julio Iricibar (Valladolid, 24 de octubre de 1993) que al borde de los 30 años decidió dejarlo para pensar en el resto de su vida profesional, en ofrecer sus manos para otra cosa que no fuera parar balones. Paso de salvar goles a salvar vidas. Y, al menos, dos personas ya se lo pueden agradecer.
El exfutbolista, con más de 250 partido en Segunda B, entró en el Real Valladolid con siete años y como portero fue ascendiendo por todas las categorías del club hasta llegar a jugar en tres partidos con el primer equipo. En el primero de ellos, en la temporada 2014-15, jugó 12 minutos en Zorrilla frente al Racing (3-1) por la expulsión de Varas, mientras que en la campaña 2015-16 jugó dos partidos enteros frente al Oviedo (2-3) en Zorrilla y fue titular en la victoria del equipo ante Real Zaragoza en La Romareda (0-2)… su carrera parecía lanzada, pero no.

Dolido
Su nombre estaba entre las bajas de la entidad blanquivioleta al final de esa temporada, aunque aquello no fue lo que más le dolió: “El club empezó a hablar con algunos de los jugadores del Promesas que estábamos con el primer equipo para renovar y conmigo, no. Me tuve que enterar por un amigo, que lo vio en las redes sociales del Real Valladolid, que estaba entre las bajas. Me dolió porque yo entiendo que no quieras contar conmigo, pero que menos que una llamada a una persona que ha estado 15 años en el club, que es de la ciudad”.
Empieza ahí el periplo del meta por equipos de, la entonces, Segunda B: Izarra, UCAM, Calahorra, Zamora... mientras Iricibar le daba vueltas a su futuro pese a estar a las puertas del fútbol profesional: “Llego con casi 30 años, jugando en Primera RFEF, Segunda RFEF y me doy cuenta de que tengo que mirar un poco más allá porque la etapa del fútbol es muy corta. Soy una persona muy realista y tenía claro que era muy complicado volver al fútbol, profesional y asentarme. Pensé que tenía que asegurar mi futuro y ver más allá”, explica el vallisoletano que afirma: “Decido dejar el fútbol por completo y empezar a estudiar las oposiciones para policía local. Cuando estoy estudiando me llaman varios equipos, sobre todo uno de Primera RFEF muy insistentemente para jugar, a mitad de temporada, y digo que no porque tengo muy claro que estaba trabajando en mi futuro”. Esa decisión es compleja de entender por parte de su entorno: “El 95% de mis amigos, de mi familia, me dijeron que siguiera en el fútbol, pero yo tengo las ideas muy claras y mi cabeza me dijo que había cerrado una etapa”.
Salvador de vidas
Tal era su convicción, que Julio Iricibar se recluyó en casa durante 10 meses para sacar la oposición que había decidido hacer, Policía Local. Fueron meses duros, pero la certeza de saber que hacía lo mejor para su vida futura le dio fuerzas para prepararse a dedicarse a ayudar a los demás. La misma se incrementó incluso el día que salvó su primera vida: “Cuando estaba estudiando la oposición, en Cigales, donde vivo, estaba paseando con mi mujer y el perro y nos encontramos a una chica tumbada en el suelo con la cara llena de sangre y no respondía. No le latía el corazón, no respiraba. Le hicimos la maniobra de RCP, la reanimamos y la estabilizamos hasta que llegaron los sanitarios”. Aquello fue un incentivo más. Entendió el vallisoletano el valor de pasar de salvar goles a salvar vidas.

El exfutbolista, que demostró también sus valores en la pandemia, aprobó la oposición, hizo las prácticas en Tordesillas y después decidió quedarse allí, donde es feliz y volvió a ejercer de ángel de la guarda. “A los pocos días de empezar a trabajar, tuvimos un episodio cuando una persona se estaba atragantando en la Plaza Mayor, en el mercado medieval, y con la ayuda de los sanitarios pudimos salvar la vida a esa persona que cuando llegamos estaba morado. Le hicimos la maniobra de Heimlich porque se había atragantado con un trozo de carne, se le había atravesado en la garganta por lo que no pasaba aire. Logramos desplazar esa pieza hasta que llegaron los sanitarios para que le pudiera pasar un poco de oxígeno”. El exportero no duda. Tiene claro que lo que hace ahora es más satisfactorio que salvar goles: “Es completamente diferente, salvar goles es muy bonito para tu equipo, para la afición, para el club, pero como salvar vidas no hay nada. Salvar una vida podría ser como ganar una Champions... pero, honestamente, creo que como salvar una vida no hay nada”.
De esta manera, el que fuera portero del Real Valladolid en tres partidos en Segunda ha encontrado su lugar en el mundo. “Me encanta lo que hago, ayudar a la gente, estoy en Tordesillas y me siento muy a gusto con los compañeros, me llena en todos los sentidos. Me gusta mucho mi trabajo” y afirma que, por la calle, le reconocen: “Sí, sobre todo, abonados del Pucela...” e incluso quisieron reclutarle para el equipo local, el Atlético Tordesillas, que está haciendo una gran campaña en Tercera RFEF, es líder de su grupo, y jugó la Copa del Rey: “Cuando llegué me dijeron que porqué no jugaba con ellos, que compatibilizara, o me pusiera como entrenador de porteros, pero decline la invitación porque consideraba que el fútbol era una etapa cerrada”.
Y una persona que ha dedicado sus primeros 30 años de vida al fútbol, ¿lo echa de menos?. Responde Julio Iricibar: “Emocionalmente estoy bien conmigo mismo, con mi trabajo, pero siempre me va a quedar la espinita de qué hubiese pasado en el Real Valladolid. No echo de menos el hecho de entrenar, sino más el hecho de competir porque yo soy una persona muy competitiva. Siempre me quedará la espinita de que hubiese pasado si hubiese tenido más continuidad. Pienso en qué hubiese pasado si hubiese estado otra persona de director deportivo o de presidente, si hubiesen confiado más en mí. Yo, al final, jugué dos partidos aquella temporada de mi salida, con 22 años, me conocían y no confiaron en mí”.
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Y la conversación de Julio Iricibar con AS termina con una reflexión tan dura como realista: “Cerré la etapa del fútbol, no veo fútbol. Yo lo veía como un trabajo, como una oportunidad de crecer profesional y personalmente, pero realmente yo no soy un apasionado de ver fútbol a todas horas, de analizar los partidos. Cuando dejé el fútbol, lo dejé un poco apartado. Ahora estoy con otros deportes más centrado. Acabé cansado de fútbol”, para sentenciar: “No veo nada del Real Valladolid, va a ser mi equipo toda mi vida, pero ya no veo fútbol...”. Ahora está centrado en vivir y en que los demás lo sigan haciendo.

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