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REAL VALLADOLID - ALBACETE

“En Valladolid he sido realmente feliz”

Rubén Albés recuerda con gratitud su paso por Zorrilla, donde estuvo en el cuerpo técnico del primer equipo y dirigió al Promesas.

22/10/15 VALLADOLID 
ENTRENAMIENTO
PORTUGAL Y RUBEN ALBES
ENVIA ROJI
DIARIO AS

Rubén Albés conoce bien los banquillos de Zorrilla. El técnico del Albacete se sentará por segunda vez en uno de ellos como visitante, después de ejercer unas cuantas veces como local; una, como primer entrenador, mientras dirigía al Promesas, y varias, en calidad de técnico asistente de Miguel Ángel Portugal y de Alberto López durante sus estancias en el Real Valladolid. Vivirán, tanto él como Toni Madrigal e Iván Cabezudo, dos de sus ayudantes, un encuentro especial plagado de recuerdos.

“En Valladolid he sido realmente feliz”, explicó el gallego este viernes en rueda de prensa, donde recordó que fue en Pucela donde vivió su “primera experiencia completa en Segunda B”. Lo hizo después de ese intervalo en el primer plantel, al que subió con motivo de la tempranera destitución de Gaizka Garitano. “Lo disfruté mucho y pude tocar Segunda División. Es una ciudad bonita y acogedora y siempre es especial volver”, reiteró el actual entrenador del Albacete, que tuvo también palabras de elogio para su rival, al que definió como “un candidato al ascenso”.

Albés sustituyó a Rubén de la Barrera durante el verano de 2015, cuando se puso al frente de una plantilla en la que militaban futbolistas como Anuar, Toni Villa o Jose Arnaiz, hoy en equipos de LaLiga. Después del impás, durante el que Borja Jiménez fue su sustituto, entrenó también a Juan Iglesias, a Fernando Calero o a Miguel de la Fuente, así como a dos jugadores que tiene hoy a sus órdenes, Rai Marchán e Higinio Marín, a los que, como a los anteriores, sacó un rendimiento alto. Fue, de este modo, una época florida, aunque no del todo aprovechada por en club en algunos casos.

Sería en la segunda temporada, en la que el Promesas fue sexto y realizó un fútbol de campanillas, en la que viviría momentos especiales. Así lo fue la comunión vivida en la plantilla, destacada como superior a cualquier otra vivida hasta entonces por más de un futbolista, así como partidos de tanta calidad como lo fueron los triunfos contra el Burgos o la Ponferradina el empate contra el Real Racing Club, con uno menos y en el que el los cántabros sobrevivieron a un vendaval de juego.

Fue en aquella época en la que forjó una amistad especial con Iván Cabezudo, técnico con pedigrí blanquivioleta que le acompaña desde hace varias temporadas, o con Borja Jiménez, actual entrenador del Leganés. No solo esas, puesto que en varias ocasiones ha vuelto (también cuando se encontraba sin equipo) y siempre ha encontrado gestos de cariño. A buen seguro volverá sucederle este lunes, en su tercer partido en Zorrilla, donde se querrá quitar la espinita de las dos derrotas anteriores: un 1-4 contra la Cultural mientras dirigía al Promesas, y el 4-1 a los mandos del Lugo.