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LAS PALMAS

En El Alcoraz tenía que ser

Después de 23 jornadas, Las Palmas vuelve a perder un partido en liga. Sin embargo, el equipo que era en marzo poco tiene que ver con el que es en el epílogo de octubre.

El Huesca celebra un gol ante Las Palmas.

Pudo haber sido en Santo Domingo la pasada campaña, o en Anduva hace algunas semanas, quién sabe si hubiera podido ocurrir en el Bernabéu, pero al final tenía que ser en El Alcoraz en una jornada 13. Y es que los campos malditos existen por una razón.

A 23 partidos ligueros llevaron los de García Pimienta su marca de imbatibilidad. Los que fueron de Girona a Huesca. Un camino a modo de road movie en el que todo cambió y es que Las Palmas que era al inicio de la segunda mejor racha sin perder de su historia, poco tiene que ver con la que es.

El líder de Segunda en octubre era un equipo que a mediados de marzo se le abría tras de sí un risco por una lucha por evitar resbalones en la que acabaron notables como Sporting y Málaga, con el consabido —y conocido— riesgo de las estrellas que implosionan y que se acaban devorando a sí mismas.

Aquellos jugadores que frente al Girona venían de ser noqueados y estar regalando expulsiones acabaron la racha encerrando a un rival sin dejar cabos sueltos en defensa que matara la esperanza de que algún verso suelto de su poemario empatara el encuentro. Y es que a la búsqueda en marzo de minúsculos brotes verdes que hicieran imaginarse en un futuro fértil se ha llegado a la certidumbre de transitar por el pinar de los mil caideros.

Allá por el mes de mayo, el capitán amarillo comentaba parte de las conversaciones con sus compañeros. “Es jodido ganar y ganar y ganar y llegar el siguiente fin de semana y estar con la mente puesta en volver a ganar porque la mente se relaja, eso es ley de vida”. Y sin embargo, Las Palmas se acostumbró a ganar, o por lo menos, a quedarse con puntos, que aunque parezcan calderilla tras los noventa minutos, puede significar la diferencia entre el ser y el no estar.

Por eso, García Pimienta hacía hincapié sobre esto último ayer tras el partido y lanzaba su precepto: “Desde el uno hasta el 95, concentrados para por lo menos no perder”. Porque rascar un punto en Eibar y en Ibiza fue lo que permitió depender de sí mismos cuando el Oviedo visitó en la penúltima jornada de la pasada temporada, en la que fue de facto, los cuartos de final de la promoción.

Y, como el calendario guarda recovecos, el final de la racha llega con secuela inmediata. Anoche se bajaban del avión a Gran Canaria la expedición —con comité de recibimiento incluido— y pasado mañana, la réplica, porque el martes el presidente de la contención de Segunda, el Burgos, visita a su vicepresidente, la U.D. Así que los goles no están asegurados pero la pizarra seguro que se queda sin tizas.