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El zapatazo de Anoeta como colofón del Ceuta

El Ceuta despide el año en su nube particular tras un 2025 irrepetible, 29 puntos para enmarcar y la sensación de que el techo aún no ha aparecido.

Los jugadores, en el vestuario de Anoeta.
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El Ceuta puso el broche a un 2025 irrepetible con una victoria de enorme poderío y prestigio en Anoeta, uno de esos escenarios que pesan y que suelen medir la verdadera dimensión de los equipos. El triunfo ante la Real Sociedad B, uno de los mejores locales de la categoría (sexto con 18 puntos de 30), no solo sirve para sumar tres puntos más, sino para confirmar que lo que viene haciendo el conjunto caballa durante toda la temporada responde a algo mucho más profundo que una buena racha.

Hay que poner el contexto sobre la mesa para entender el mérito. Después de un sábado entero de viaje, combinando tierra, mar y aire, el Ceuta fue capaz de culminar un partido de alto nivel competitivo, exhibiendo fondo de armario y un estado de plenitud que se extendió a todos y cada uno de sus jugadores. No hubo eslabones débiles sobre el césped ni carencias evidentes por posiciones. Fue el reflejo de lo que ha sido esta primera vuelta, un equipo muy bien trabajado y con un nivel de fiabilidad que ya no sorprende.

El zapatazo de Anoeta como colofón del Ceuta
El Ceuta celebra.

La identidad del Ceuta es clara. Es un equipo valiente, con una propuesta atractiva y, en ocasiones, osada, pero que responde al ADN que ha instaurado José Juan Romero. En Anoeta apareció además un ingrediente que no siempre había acompañado al equipo en otros partidos: la contundencia en el área. El Ceuta fue eficaz, castigó cuando tuvo que hacerlo y respondió a esa mejoría que el técnico venía reclamando en las últimas semanas, especialmente en los metros finales. Fue, probablemente, uno de los partidos más completos de la temporada.

El contexto temporal añade aún más valor a la actuación. Las vacaciones asomaban, el objetivo de la primera vuelta estaba cumplido y, aun así, el Ceuta compitió con hambre y ambición. Y lo hizo, además, sin Marcos Fernández, uno de los puntales del equipo. Esa ausencia no se notó, una muestra más del estado anímico del grupo, de la competitividad interna y del aire que se respira dentro del vestuario. “Queríamos dar este zapatazo gordo”, decía JJR tras el triunfo en Anoeta.

Los números ayudan a entender la dimensión del momento. Son 29 puntos, todavía con dos partidos por disputarse de la primera vuelta, registros que van claramente en ritmo de promoción. El Ceuta se marcha al parón a solo un punto de los puestos de playoff, manteniendo intacta esa etiqueta de revelación que se ha ganado jornada a jornada. Ahora el gran reto será sostener este nivel en 2026, pero el equipo tiene derecho a disfrutar y saborear lo conseguido.

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La sensación, además, es que el techo del Ceuta aún no se ha descubierto. No tiene el músculo económico de otros proyectos ni una larga trayectoria en el fútbol profesional, pero se ha adaptado a la categoría de forma brillante tras un inicio titubeante. Hoy cuesta encontrar un equipo mejor trabajado en la categoría. Son 29 puntos para enmarcar, pero sobre todo un año para abrazar y cerrar con orgullo, mirando ya a un 2026 que llega cargado de ilusión tras el 1-3 de Anoeta, un triunfo que refuerza todo lo que se está construyendo en Ceuta.

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