El último fichaje del Espanyol debutó hace 53 años
Narciso Amigó de Bonet, nuevo director médico, entró en la cantera en 1970 y jugó en Sarrià, igual que su padre, debutante en la Liga en 1936. Su abuelo incluso fue vicepresidente.
Envuelto en numerosos desatinos, como lo fue sin ir más lejos la designación de su predecesor –Claudio Rigo, con una permisividad laboral curiosa–, de vez en cuando impera la cordura en un Espanyol que esta pretemporada oficializó el nombramiento de Narciso Amigó de Bonet (Barcelona, 1956) como nuevo director de los servicios médicos.
A Amigó no sólo le avalan sus doctorados en Medicina y Cirugía, haber comandado durante 35 años los servicios médicos de la Autoridad Portuaria de Barcelona, su presidencia de la Sociedad Española de Medicina Marítima, la Medalla al Treball del President Macià o la Cruz Europea de Oro. Por si todos estos logros fueran pocos, en términos pericos lo que le avala es su medio siglo largo de pertenencia. Que se alarga directamente a un siglo si se tiene en cuenta la saga insuperablemente arraigada al Espanyol de la que procede.
Porque Amigó de Bonet, que lleva ejerciendo como médico en el Espanyol desde 1985, ingresó en el club primero como futbolista, concretamente como portero, en la temporada 1970-71. Jugaba en categoría de infantiles y se mantuvo en las filas de la cantera durante cinco años más, tres como juvenil –en los que llegó a disputar sobre el césped de Sarrià algún partido del Campeonato de España– y otros dos en el amateur, al que estrenó en una Liga federada, la Segunda Regional.
Al nuevo director médico del Espanyol lo apodaban ‘El Puñitos’, un sobrenombre que heredó de su padre, también llamado Narciso Amigó de Bonet e igualmente guardameta, que llegó a debutar con el equipo blanquiazul en partido de Liga. Fue a las órdenes de Patricio Caicedo, concretamente en 1936, pocos meses antes de que estallara la Guerra Civil.
Y para rizar el rizo, el abuelo de este último fichaje del Espanyol fue nada menos que vicepresidente de la entidad. Narciso Amigó García, de profesión ingeniero de caminos y que había sido también consejero de los Ferrocarriles Catalanes, asesor de las Fuerzas Eléctricas de Cataluña y esposo de la Baronesa de Bonet.