El secreto del Leganés es cemento
Los pepineros son el equipo que menos encaja y suma ya siete porterías a cero. Conde acumula 359 minutos sin recibir gol. Un éxito colectivo e individual.
El Leganés se ha transformado en un tsunami inabordable. Explicar los motivos que argumentan su excelente inicio de temporada (sólo cinco equipos lo han hecho mejor en la última década) es como abrazar el océano. Mucho que abordar. Claro que embalsados en algunos puntos, se encuentran palancas que dan a entender la dimensión de este comienzo. Quizá la más llamativa es la defensiva, ésa que dibuja al Leganés como el equipo que menos ha concedido del campeonato (apenas cinco goles en contra) con siete jornadas sin encajar. En ambas es el equipo más sólido del torneo.
Y sí, el Leganés también es exuberante en ataque (19 goles, sólo por detrás del Espanyol como el equipo más anotador), pero esos guarismos ofensivos no lucirían tanto sin una protección que les diera si cabe más prestigio. Sirva como referencia que el Leganés que subió a Primera no encajó gol en la mitad de los partidos del campeonato (21) y apenas encajó 34 goles. Este Lega va a buen ritmo, con una media que, de mantenerse, le haría recibir a final del curso apenas 18 goles. Espectacular.
Solidaridad en bloque
Pero en medio de la maraña de datos hay que bucear en el fútbol para comprender los motivos por los que este Leganés es tan sólido en defensa. Y ahí se reparten la culpa el colectivo, la defensa y Borja Jiménez… aunque quizá en el abulense radican el resto de motivos para el blindaje. Primero, porque el técnico ha sido capaz de convencer a todo el equipo de la necesidad del sacrificio para ser un bloque impenetrable, capaz de tener que arrullarse en su meta para sacar partidos como el del Eibar, en el que recibieron cerca de 40 centros al área, pero apenas un par de remates en todo el duelo.
Esa solidaridad la expresan como pocos sus delanteros. Miguel de la Fuente y Diego García son pitbulls en la presión a la salida del balón rival y los primeros en defender cuando toca echarse hacia atrás. Su perfil de jugadores currantes ayuda, pero también que Borja Jiménez les ha metido en la cabeza esa necesidad como fórmula para el éxito tanto defensivo, como ofensivo.
La pizarra mutante
Cabe destacar que su pizarra también sabe interpretar muy bien los partidos. Ante el Espanyol, por ejemplo, sorprendió que jugó por primera vez con defensa de tres centrales y, pese a ello, el Leganés dio percepción de llevar jugando así todo el curso. El argumentario, además, del porqué ese sistema suena sencillo pero eficaz. “En el análisis del partido sabíamos que el Espanyol nos iba a obligar a tener en defensa dos jugadores muy abiertos. Sabíamos que para defender a Nico, a Pere, a Braithwaite, son cinco jugadores los que necesitábamos”, empezó a explicar acabado el partido el entrenador pepinero.
“Para que en cada movimiento no se deshilachara y hubiera luego espacios. Iba un poco por ahí el plan del partido. Tener bien esa última línea. Pero luego también sabíamos que el perfil de los de por delante debían ser gente de pelota, que cada vez que recuperáramos no fueran pelotazos. Hemos tenido situaciones de dominio para buscar luego contras para incorporarse con los laterales”, repitió como quien explica con sencillez una partituar de Beethoven. La obra perfecta.
Éxito individual
“Se jugó a lo que quiso Borja”, repiten aún en Butarque sabedores de que el preparador está dando día sí, día también con la tecla defensiva, esa que apuntalan los propios futbolistas con su rendimiento. En la retaguardia el rendimiento está siendo excelso, bien cuando toca repetir de memoria defensa (Nyom, Jorge, Sergio, Franquesa), hasta cuando toca darle un vuelco como en Cornellá, con la entrada de Arambarri y Miramón, lesionados durante varias semanas, pero brillantes ante el mejor ataque de la categoría.
El resultado es que en lo que llevamos de curso, el Leganés no ha protagonizado ningún error que derive en un tiro del rival o un gol en contra. Estadística impolulta que se une a otras, como ser el segundo equipo que más remates bloquea (52) o el sexto que menos remates entre palos en contra registrar (37) pese a ser el séptimo al que más rematan (145). Un apartado, este último, en el que destaca el rol de Diego Conde, salvador de nuevo ante el Espanyol y eficaz como pocos entre palos, con 22 paradas de los 27 remates que ha recibido. Ya suma 359 minutos sin encajar gol, esto es, tres partidos y casi otro completo (el Burgos vio puerta en el 1′) consecutivos sin que un rival le haga un tanto.
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