El paso adelante de Joni Montiel
Después de ser fundamental en el Levante, el mediapunta buscará consolidar, al fin, su crecimiento en un Real Valladolid necesitado de talento.
Hace un año, cuando recaló en el Levante, Joni Montiel acumulaba casi un centenar de partidos como profesional (99, para ser precisos) y, sin embargo, solo 19 como titular. La cifra estaba bastante lejos de lo esperado cuando siete años antes Paco Jémez le convirtió en el debutante más joven de la historia con el Rayo Vallecano, al darle la alternativa en el Santiago Bernabéu, sobre todo si se tiene en cuenta que dos de esas titularidades fueron, precisamente, en aquella temporada en la que asomó con el primer equipo de la franja.
A decir verdad, a pesar de su rutilante irrupción, el suyo fue uno de tantos casos de canteranos brillantes que no acaban de asentarse en la élite, una espina clavada en el dedo índice del rayista, puesto que Montiel fue uno de los integrantes del histórico juvenil que se alzó con el doblete en 2015. Oportunidades tuvo, más después de estar cedido en Toledo y A Coruña que antes, aunque siempre con un rol secundario, de revulsivo, que perpetuó en el Real Oviedo hace dos años, cuando Ziganda solo le dio una titularidad en 27 apariciones ligueras.
Pero en el Ciutat de València todo cambió. El nuevo jugador del Real Valladolid encontró allí la confianza y el contexto necesarios para, al fin, dejar brotar su talento a borbotones. Así lo atestiguan sus siete goles y tres asistencias, una productividad que solamente lograron mejorar cinco jugadores de su perfil, su capacidad para crear ocasiones (16 claras, más que nadie en Segunda, y hasta 64 disparos) y para relacionarse con acierto con balón (81,4% de pases acertados, más que otros futbolistas creativos como Manu Fuster, Íñigo Vicente o Sergio Lozano).
Así, como granota, fundamentalmente a las órdenes de Calleja, ha puesto en liza su buen golpeo exterior, tanto a la hora de disparar como, por ejemplo, de servir envíos a balón parado, como su habilidad para interrelacionarse, siendo, por momentos, el triángulo que formaba junto a Pablo Martínez y a Pepelu el más dominador de la categoría. Sobre todo con ellos, aunque también junto a otros elementos capaces con balón, actuó como centrocampista con vuelo en una línea de tres, como mediapunta o como falso extremo, un hábito en algunos momentos de su carrera.
En este sentido, el encaje con Pezzolano parece claro: será el mediapunta del habitual 1-4-2-3-1, dado que por fuera el uruguayo tiende al vértigo, y en caso de alternativa en el dibujo, su inclusión tenderá al centro, pues es ahí donde mejor rendimiento ha ofrecido. Servirá su zurda, además, para redundar en un arte que debe explorar el Real Valladolid como son las acciones a balón parado, que tanto rédito dan en Segunda y tan poco exploradas tantas veces por los blanquivioletas. Junto a Monchu, será uno de los especialistas.
En el marco del crecimiento experimentado en las filas del Levante, la opción de compra que se guarda el club se antoja interesante en el supuesto de que ese paso adelante se convierta en consolidación, después de que el madrileño fuera una de las piezas fundamentales de la entidad granota, con la que se quedó a las puertas del ascenso a la Primera División, uno que ya consiguió como rayista en dos ocasiones y que no disfrutó por mor de sendas cesiones. En el cumplimiento de la quinta yace el deseo de que sea la última, al menos, antes de ganarse ese sitio en la élite.