El Oviedo quiere romper el maleficio de la primera jornada
Los azules no logran ganar en el estreno desde que volvieron en 2015 a Segunda
El Oviedo se estrena en el Rodríguez López para intentar traducir las buenas sensaciones con la plantilla y con el trabajo del entrenador en resultados positivos desde el primer día. No será sencillo para los de Cervera, que se miden a un rival llamado a hacer cosas importantes con 5 ausencias en su lista. El técnico ha elaborado una lista con 21 nombres entre los que no están los lesionados Rodri Tarín, Álex Millán, Luismi y Masca, además de un Seoane que aún debe cumplir los trámites con su permiso de trabajo en México antes de ser inscrito en la competición, ya que llegará cedido por el Pachuca azteca, cuyo dueño es el mismo que el Oviedo. Con todo, una cita complicada en la que el Oviedo tratará de darle la vuelta a la mala fortuna que le persigue en los inicios de campeonato desde que regresó al fútbol profesional en 2015.
En estos 8 años, con otros tantos arranques de competición, el equipo azul ha sido incapaz de ganar. La mala suerte, actuaciones pobres o detalles en contra han separado al Oviedo del inicio diseñado antes de cualquier campeonato. Ahora, los de Cervera quieren triunfar en Tenerife para alimentar la ilusión que se tiene en torno al proyecto y, de paso, acabar con la mala racha del equipo en los comienzos de Liga en Segunda.
La mala dinámica se remonta ya a 2015, con el equipo recién ascendido tras los años más oscuros en la historia del club. El Oviedo regresó a Segunda tras el recordado partido de Cádiz y en la primera jornada de la 2015/16, con un Tartiere rebosante de optimismo, el equipo recibió a un Lugo ya asentado en la categoría de plata como uno de los clásicos. En un choque de alternativas y buen juego, los dos contendientes se repartieron los puntos, un 2-2 que dejó buen sabor de boca entre los azules.
Las cosas no fueron tan bonitas al curso siguiente. Fernando Hierro asumió el cargo con la intención de meter al Oviedo en el play-off que el curso anterior se había escapado en los últimos meses de competición. Pero el estreno no fue el esperado, cayendo los azules 1-0 en Valladolid en un choque en el que casi no lograron inquietar la puerta pucelana.
Siguieron las cosas torcidas en el comienzo de la 2017/18, esta vez era Anquela el entrenador y el Rayo Vallecano, favorito al ascenso, el primer rival. Los azules cuajaron un notable partido en ataque pero acabaron cayendo víctima de sus propios errores. El Rayo se impuso 2-3, aunque el equipo azul reaccionó bien completando una gran primera vuelta del campeonato que le hizo frecuentar la zona de play-off, aunque se caería al final, otra vez, en un epílogo para olvidar.
Anquela repitió en el banquillo al curso siguiente en el que el recién ascendido Extremadura visitaba el Tartiere en el estreno. Parecía un rival propicio para, por fin, acabar con la mala racha. Pero no fue así y el Oviedo tuvo que conformarse con un punto, por el empate a un tanto que se vio en el Tartiere.
Más malos precedentes
La 19/20 será la de peor recuerdo en los aficionados azules por los problemas por los que pasó el equipo, que solo logró enderezar el rumbo en el tramo final con la llegada de Ziganda. El debut fue malo, con una derrota en un partido loco ante el Depor. Los azules levantaron un 2-0 en contra para igualar y acabar cayendo con un tanto en los últimos instantes. El 3-2 les volvía a dejar de vacío.
Al curso siguiente, ya con el Cuco como jefe desde el principio, en la temporada sin público, el Oviedo solo pudo empatar en el estreno ante el Cartagena. El marcador no se movió. El último intento de Ziganda, en la 21/22, la que más cerca dejó a los azules del play-off, se inició con otro resultado mejorable: 2-2 contra el Lugo en el Carlos Tartiere.
Peor le fueron las cosas a los azules en el último precedente, el del curso pasado. Jon Pérez Bolo presentaba su proyecto de buen fútbol y juego ofensivo ante un recién aterrizado como el Andorra de Eder Sarabia, que ya en la primera fecha demostró que había llegado a Segunda para llamar la atención. Los andorranos aprovecharon su ocasión y el Oviedo fue romo en ataque: un 0-1 que servía para anunciar que Bolo no había logrado dar con la tecla y que nunca lo lograría en su ciclo efímero en el banquillo del Oviedo.