El Oviedo busca la gloria 10 años y un día después, otra vez ante el Cádiz
La última jornada evoca el ascenso a Segunda de los azules en el Carranza.


El 31 de mayo de 2015, el Real Oviedo dejaba atrás la peor etapa de su historia, derrotando al Cádiz en el Ramón de Carranza, 0-1, y logrando por fin el ansiado regreso al fútbol profesional. Aquella eliminatoria igualada ante el Cádiz sirvió para que los de Sergio Egea abrazaran el ascenso y la capital asturiana se echara a la calle a festejar. Ahora, diez años y un día después muchos esperan que la historia se repita. Que el choque se juegue ante el Cádiz es para algunos aficionados una señal.
No lo tiene sencillo el Oviedo de cara al desenlace del campeonato en su fase regular, pero nadie en Asturias pierde la fe, contagiados por las palabras de Veljko Paunovic, el hombre que está guiando la milagrosa recuperación carbayona: 9 partidos sin perder, con 6 triunfos y 3 empates. Para que se dé al combinación perfecta, los azules deben derrotar al Cádiz y que el Deportivo haga lo propio con el Elche. Un solo punto de los de Sarabia tiraría por tierra cualquier intento de los carbayones. No es fácil, pero cosas más raras se han visto.
Los azules tratan de centrarse en lo suyo, en derrotar al Cádiz, lo que permitiría mantener la magnífica racha desde la llegada de Paunovic y meter presión a lo que haga el Elche en Riazor. La misión es la misma que en aquella promoción de 2015, a la que los de Egea llegaron tras un campeonato regular sobresaliente en Segunda B, líderes destacados de su grupo. De aquellas, el sistema de ascenso a Segunda exigía a los primeros un duelo ante otro campeón de grupo y el vencedor tendría un boleto. Al perdedor, aún le quedaba la posibilidad del playoff.
Eliminatoria igualada
El choque de ida se disputó en el Tartiere y al Oviedo le atenazaron los nervios. Se adelantó el Cádiz en la primera parte y los azules ampliaron el dominio pero sin encontrar vías hacia al gol. Fue en el tramo final cuando llegó el empate, en un centro de Borja Valle que Diego Cervero, el ídolo local que no había gozado de muchas oportunidades ese año, cabeceó de forma magistral para batir a Aulestia. El 1-1 dejaba todo en el aire, aunque el mayor valor de los goles en campo contrario le daba al Cádiz la vitola de favorito.
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Pero el duelo del Carranza fue muy diferente. El Oviedo jugó un partidazo y a los locales les pudo la presión de sentirse por delante en la eliminatoria. Los de Egea siempre dieron la sensación de estar más cómodos, conscientes de que llegaría su oportunidad. Fue avanzada la segunda parte, a balón parado. Susaeta centró con rosca desde la esquina y el central David Fernández cabeceó de forma magistral al fondo de las mallas.
Desde ese tanto, el Oviedo controló el choque y cerró su ascenso ante las lágrimas de los cadistas, a los que aún les quedaba la bala de jugársela en el playoff, que posteriormente también le daría la espalda. Ahora, 10 años y un día después, el oviedismo quiere vivir otra noche mágica como aquella.




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