El malaguismo mantiene la fe
La afición blanquiazul ha agotado en unas horas las entradas para el partido ante el Huesca, una nueva final en la búsqueda de la permanencia. La Rosaleda volverá a ser una olla a presión.
La afición del Málaga sigue siendo un ejemplo de fidelidad y, por qué no decirlo, un ejemplo también de fe. Cuando el equipo peor apuntaba, la masa social blanquiazul unió fuerzas y decidió liderar una rebelión bajo ese “¡Sí se puede!” que se ha convertido en un cántico de guerra en La Rosaleda. El equipo ha empezado a ganar partidos y ha pasado de estar casi desahuciado a mantener el pulso y seguir con opciones de salvación.
La ilusión de la hinchada de La Rosaleda es irreductible. Ni siquiera los triunfos de Racing de Santander y Mirandés este domingo han impedido que la afición, después de viajar en torno a medio millar de seguidores a Lugo (0-2), agote en apenas unas horas las entradas del encuentro ante el Huesca (lunes, 18:30). La Rosaleda, una vez más, volverá a prender la mecha en busca de una victoria que acerque un poquito más el objetivo. La cita, como las últimas y como todas las que quedan, es crucial.
Un tropiezo sería nefasto y casi definitivo. La afición lo sabe y por ello llenará de nuevo el estadio de Martiricos. Habrá ambientazo de gala. Como ante el Cartagena, cuando el malaguismo guió a su equipo a una victoria imprescindible. Ahora toca seguir haciendo de La Rosaleda un fortín. El Málaga ha ganado sus dos últimos partidos como local, necesita sumar todo lo que resta en casa (Huesca, Mirandés e Ibiza) y como mínimo ganar uno lejos de la Costa del Sol (Ponferradina y Alavés) para tener opciones reales de salvación.
Pellicer y sus futbolistas siguen creyendo a pies juntillas en la consecución del objetivo y en el brutal apoyo que reciben de la afición blanquiazul. El malaguismo se sabe imprescindible en esta resurrección que ha iniciado el equipo. Su fe se mantiene intacta.