El Málaga y BlueBay se ven en el juzgado por el ‘Caso camisetas’
Este martes ha tenido lugar el juicio por el que el club reclama 2,65 millones más intereses por la publicidad que la hotelera lució en la equipación y en las vallas de La Rosaleda en la 2013-14. BlueBay se defiende alegando que el contrato se anuló en 2014.
El Málaga y BlueBay se han visto las caras este martes en el Juzgado de lo Mercantil número 1 en el juicio por la publicidad que la hotelera lució en las camisetas del primer equipo blanquiazul y en las vallas publicitarias de La Rosaleda durante la temporada 2013-14. En concreto, el Málaga reclama 2,65 millones de euros que estaban estipulados en el contrato que el club y los representantes de BlueBay suscribieron por entonces más los intereses de demora.
La hotelera no abonó esta cantidad y desde entonces defiende que el acuerdo, que cuando se firmó tenía una vigencia de dos temporadas, quedó rescindido en el verano de 2014. BlueBay sí entregó al Málaga tres pagarés por importes de 1.000.000, 850.000 y 750.000 euros que, según el administrador judicial del Málaga, el club nunca llegó a ingresar.
José María Muñoz ha sido uno de los que han estado presentes en la Ciudad de la Justicia en una vista que ha durado unas tres horas y en la que, además de los abogados de las partes, también han hecho acto de presencia en calidad de testigos Vicente Casado, Roberto Cano, Ana Vera, Ángel Zurita, Gonzalo Hervás o Joaquín Jofre, si bien no todos han prestado declaración.
Muñoz mantiene el optimismo con respecto a la resolución de este litigio e insiste en reclamar lo firmado. Además de Vera o Zurita, dos de los requeridos para testificar fueron Roberto Cano y Vicente Casado, máximo responsable financiero y director general del Málaga en aquella época respectivamente. Cano aseguró que Casado, Manuel Novo y Jofre le comunicaron que el contrato había sido anulado en el verano de 2014, pero que no llegó a ver el documento de anulación, y que los pagarés sirvieron ante LaLiga para aumentar el límite salarial.
Por su parte, Casado declaró que ese contrato y los pagarés fueron utilizados para justificar la ruptura del acuerdo que el club tenía con UNESCO y que suponía un desembolso anual de un millón de euros más IVA. Sin embargo, el director general afirmó no haber estado presente en el acto de anulación del contrato porque estaba atendiendo otras tareas relacionadas con la gestión deportiva del club.
“No hemos llamado a más testigos porque el testimonio de José María Muñoz ha sido suficiente. Ha reconocido que la deuda no está contabilizada, ha reconocido que no se emitieron facturas, que no se hicieron declaraciones fiscales… Ha reconocido todo. Lo que no ha reconocido es la realidad de la resolución del contrato. El contrato se ha anulado. ¿Las causas? Hay que preguntarle a Shatat, que fue el que lo firmó”, explicó tras la vista José Carlos Aguilera, abogado de BlueBay.
En cualquier caso, el Málaga defiende que ese dinero no llegó nunca a las arcas blanquiazules y no constan en la contabilidad del club y por eso reclama dicho importe más los intereses. La jueza que lleva el caso ha dado un plazo de diez días hábiles al Málaga para presentar toda la documentación pertinente y acreditar sus requerimientos. Ese mismo plazo será el que conceda a BlueBay para que presente las alegaciones y argumentaciones en su defensa que considere necesarias.
“Es una demanda temeraria, sin fundamento”
José Carlos Aguilera atendió a los medios presentes a la salida de la vista e hizo una valoración de los hechos que han propiciado este litigio y tildó la demanda del Málaga de “temeraria” y aseguró que carece de fundamento. “Este puzle sólo se puede componer sobre la certeza de que el contrato se resolvió. Y eso lo firma Shatat. El hecho de que se resolviera explica que no esté contabilizado, que no figure en las cuentas anuales y no figure en las auditorías. Eso sólo tiene una explicación: que el contrato está anulado. En ninguna de las relaciones de deudores del Málaga aparece BlueBay hasta el año 2020. Es una demanda que no tiene ningún fundamento, es absolutamente temeraria. No he visto una demanda más escasa de fundamento. ¿Cómo le puede reclamar a BlueBay el pago íntegro de las dos temporadas si sólo estuvo una temporada en la parte de atrás de las camisetas? ¿Cómo reclama el dinero de la segunda temporada si le quita la publicidad de la camiseta?”, exponía el letrado.
“El contrato tenía una duración de dos temporadas. UNESCO se opuso porque su contrato con el Málaga expiraba a finales de 2014. Cuando se firma el contrato de patrocinio con BlueBay, se trata de convencer a UNESCO de que libere de ese contrato al Málaga porque había un patrocinador dispuesto a pagar esa cantidad. UNESCO sólo permite que se utilice la parte trasera y eso ya no vale 1,3 millones por temporada, sino unos 250 mil euros que es lo que se firmó después con Benahavís. Si en la 2014-15 se firmó con Benahavís es porque el contrato se había anulado y hemos presentado un documento firmado por Moayad Shatat, por entonces mano derecha del jeque, en el que se anula el contrato de patrocinio que para entonces ya había cumplido con sus fines”, añadió Aguilera.
Por último, el abogado de BlueBay quiso hacer hincapié en que la hotelera “no estuvo de forma gratuita en las camisetas del Málaga. Hubo un intercambio publicitario. BlueBay financió una tienda en Puerto Banús desde mayo hasta diciembre de 2013, ocho meses; también la presencia de la marca Málaga CF con un estand propio en Fitur 2014 y en la Feria Internacional de Turismo de Dubai. Ese coste supera con creces lo que Benahavís pagó por su publicidad”.
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