Málaga CF

El Málaga desatasca la salida de Luca Sangalli

El Málaga anuncia la rescisión de contrato del centrocampista, que perdona parte del año que le restaba. Sin pena ni gloria su balance en estas dos temporadas.

Sangalli, ante el Antequera en pretemporada.
FRANCISCO RODRIGUEZ
Actualizado a

El Málaga comunicó la salida de Luca Sangalli, con contrato hasta 2026, y donde el club abona una parte de su ficha. Por esos derroteros tiene que acudir el Málaga para liberar espacio, como ya hizo con Juan Hernández, aunque Sangalli ha perdonado una parte de esa cuantía, un gesto determinante para desatascar esa operación.

Sangalli, fichado en 2023 para ser columna vertebral en Primera RFEF, quedó siempre lejos de su nivel, también lastrado por constantes problemas físicos y que impidieron una gran versión en La Rosaleda. Fichó desde el Cartagena, una de las apuestas de Loren Juarros por el pasado de ambos en la Real Sociedad, pero demasiados grises para un profesional incuestionable, que ha formado parte del crecimiento de los jóvenes gracias a su experiencia. Desde el Málaga hablan maravillas de su calidad humana.

El Málaga desatasca la salida de Luca Sangalli
Luca Sangalli, la pasada temporada.Málaga CF

Pero en el césped ya quedó rezagado la pasada temporada. A sus 30 años, Sangalli solo disputó nueve partidos, un mensaje claro de que no contaba para la 25/26 y más con una ficha importante. Se ha cocinado esa rescisión en las últimas semanas, pero el jugador siguió en la rutina hasta hoy. Participó ante Antequera y Almería en pretemporada, incluso estuvo cerca de marcar ante los indálicos tras un buen disparo. Otro gesto de su profesionalidad, sabiendo que sus horas en el Málaga estaban contadas.

El Málaga desatasca la salida de Luca Sangalli
Sangalli, dialogando con Loren Juarros, director deportivo, durante un entrenamiento. PACO RODRIGUEZ

30 partidos con el Málaga y algo más de 1200 minutos. Su salida libera un valioso espacio, todavía insuficiente. 25 fichas profesionales actualmente, el tope, y una lista de la compra todavía con un central, ese reemplazo de Nelson Monte que se rastrea, y un extremo.

Su bonito mensaje de despedida

Hoy pongo final a mi etapa como jugador del Málaga. Una etapa dura, exigente, difícil. Pero también bonita, gratificante e inolvidable. No han sido las temporadas que soñé cuando me decidí a venir a esta maravillosa ciudad. Soñaba con disfrutar y hacer disfrutar, con poder aportar el máximo desde dentro del terreno de juego, de ser parte activa de un grande como el Málaga.

No pudo ser, no he sido capaz. He vivido esa cara cruel del fútbol, esa gran desconocida, la que no se ve por la tele. Esa lucha continua contra el síndrome del impostor. Por mucho que sepas que tu labor en el equipo también es fundamental aunque no juegues, por mucho que des todo de tu parte por mejorar y ayudar al equipo, tu cabeza no ceja en su empeño de poner en duda constantemente tu valía. El agradecimiento y reconocimiento de los compañeros y familia, esos que son conocedores de tu trabajo del día a día, es ese sostén que te hace perseverar. “Ecce beatificamus eos qui sustinuerunt”, como reza la Divina Pastora de Málaga.

Me voy con la conciencia tranquila. Triste, dolido, jodido. Por haber fracasado, por no haber aprovechado las oportunidades. Pero con la conciencia bien tranquila y la certeza de haber puesto todo lo que estaba en mi mano. He defendido con el alma los colores blanquiazules cada vez que he vestido la camiseta malaguista. He aprendido realmente lo que conlleva ser profesional, darle valor a los detalles. Los sacrificios diarios, cuidar la nutrición, potenciar mis capacidades físicas. He mejorado como futbolista, pero no ha sido suficiente.

Vine siendo un chaval y me voy siendo padre. Me quedo con los buenos momentos vividos, que los ha habido y muchos. Con la buena gente con la que he convivido estos años. Con el sufrido ascenso y la solvente permanencia. Con las noches de La Rosaleda, los recibimientos, celebrar una victoria con nuestra gente al ritmo de la gitana, los desplazamientos fuera de casa y la pasión de una ciudad con su equipo. Estoy tremendamente agradecido y orgulloso de haber formado parte de este club. De todo el cariño y el apoyo que he recibido dentro y fuera del campo. Es difícil jugar como local en La Rosaleda, pero más difícil es, y lo se por experiencia, hacerlo como visitante.

Echaré de menos Málaga, la bombonera, la flor de la costa del sol. Ir cada mañana a La Rosaleda con la ilusión del primer día, entrenar con mis compañeros, las tertulias en la sala de fisios, las comidas en familia. Echaré de menos la ciudad y sus gentes, su gastronomía y su salero, su cultura y su clima, a veces.

No es la típica carta/plantilla de despedida impersonal y cutre que probablemente debería haber escrito, pero es la que me apetecía escribir y compartir.

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