El Leganés se atreve a soñar más alto: “Esto es sólo el principio”
La Plaza Mayor se vuelca con el ascenso del Leganés. Jarana con Chicco y Dani Jiménez de maestros de ceremonias. El presidente Luhnow promete ir todavía a más.
Felicidad no es un verbo, pero todo Leganés ha hecho excepción a la gramática para conjugarlo en una enorme primera persona del plural después de ascender (éste sí es verbo) a Primera División. Sentimiento pepinero convertido en niebla invisible que ha teñido la localidad de una sonrisa bobalicona durante este lunes de festejo infinito. Casi tan largo como las ojeras de sus habitantes. Es normal. Apenas nadie ha pegado ojo. Por los nervios o por haberse tragado la celebración entera en la Plaza de España. El caso es que hoy Leganés ha despertado en una bendita cárcel de barrotes blancos y azules con tiempo todavía para un epílogo de alegría. Esperaba la Plaza Mayor. El (pen)último peldaño de la fiesta.
Ahí donde una vez moró el antiguo estadio del Leganés se ha congregado un buen pellizco de la población (unas 4.000-5.000 personas) en un acto mitad institucional, mitad festivo. Primero, los formalismos. Y todo sorprendentemente puntual. A las 20:00 clavadas llegaba a la puerta del Ayuntamiento sito en ese enclave los dos buses descapotables que han hecho la rua de celebración por las calles. Uno, con los jugadores. Otro, con los familiares y empleados.
“Si algo une a la ciudad, es el Leganés”
El Alcalde, Miguel Ángel Recuenco y su corporación han dado la bienvenida a un elenco con signos evidentes de apoteosis desmedida. Desde el rubio pelo teñido de Perea, hasta el gorro purpurina de Jorge Sáenz pasando por el blanquiazul teñido de Miramón o el collar de flores de Jorge Chicco. Jarana informal para un escenario mínimamente político. “Si algo une a la ciudad, es el Leganés”, les ha recordado el regidor poco antes de que Jeff Luhnow, el presidente, iniciara su rosario de promesas. “Esto es el inicio de lo que viene en el futuro. Es el primer título en 95 años de historia del club. Ahora el Leganés se escucha en todo el mundo”, ha repetido interrpumpido por los gritos de la plantilla.
“Kevin, Kevin, Kevin”, gritaban cada dos por tres en homenaje al nutricionista, Kevin Ardon, con el que comenzó un (secreto) ritual allá por la lejana pretemporada, cuando el Lega viajó a Israel para jugar contra el Hapoel Tel Aviv. Cánticos preludio de lo que se vino después, ya en plena Plaza Mayor, en un escenario gigante que recordaba el motivo de tanta algarabía: “Leganés es de Pr1mera”, rezaba su lema.
Fue ahí donde arrancó 49 minutos después la verdadera fiesta. Con Julián Chicco y Dani Jiménez como maestros de ceremonias (espectacular su mano a mano de troleos y chascarrillos varios) fueron presentando uno a uno a sus compañeros en un orden inconexo en el que se descubrieron habilidades ocultas de una plantilla multiusos.
El Beat-box de Jiménez o la borrachera de Franquesa
Desde el baile de Cissé, hasta por el beat-box del mismo Dani Jiménez, pasando las dificultades de Franquesa (“No voy a hablar mucho, es que voy borracho”) o la arenga de Nyom. “Guarda el codito, figura, que menuda nos la liaste”, le vacilaba Dani Jiménez a propósito del lío de los penaltis en Ferrol. El portero fue capaz de pedir la renovación de Portillo (“Dejadlo en Primera, que este hombre lleva ya cuatro ascensos desde Segunda”) o reclamar incluso el talonario a su presidente. “Saca la VISA, Jeff saca la VISA”, le cantó mientras ante la multitud se colaron algunos mensajes serios. “Ya veis que además de buenos jugadores, son muy buenas personas”, repetía Borja Jiménez, el entrenador.
“Vais a disfrutar mucho en Primera”, se dirigió Miramón a la afición evitando una primera persona del plural. Olía a despedida. “El año que viene vamos a necesitar un poco más de todos”, recordaba Txema Indias, el director deportivo, poco antes de que el We Are The Champions de Queen finiquitara un acto que antes clausuró Luhnow con otra promesa de acero. “Vamos a construir algo muy especial en el futuro. Éste no será nuestro único título”, zanjaba con un tono tan serio como festivo era el ambiente.
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