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LEGANÉS

El Leganés desata su puntería

Los pepineros son el equipo que menos tira, pero el segundo que mejor relación tiene entre remates totales y goles. En Anduva hizo cinco tiros entre palos: 1-3

24.09.23
MIRANDES - LEGANES
ANDUVA
Paulino Oribe

El Leganés de Borja Jiménez se ha transformado en un terremoto de efectividad. Maquinaria para disparar su productividad en ataque y convertir cada llegada, en un gol casi cantado. Cada remate, en una ocasión con la que hacer mucho daño o, directamente, perforar la meta rival. Lo dicen los datos de estas primeras jornadas. Este domingo, ante el Mirandés en Anduva, sirvió de ejemplo. Los pepineros marcaron tres goles (1-3) después de hacer sólo cinco remates entre palos (60% de efectividad) de un total de 11 remates (27,2% de efectividad). Números parecidos a los que ha venido desplegando en todo el curso.

Sirva como referencia que el Leganés es el segundo equipo más eficaz de la categoría en relación remates totales (incluidos bloqueos) y goles marcados. Los pepineros suman sólo un total de 63 remates para sumar una efectividad del 15,87%. El Amorebieta (15,94%) es el único rival que supera estos guarismos que, en relación remates entre palos, goles marcados, deja al Leganés como el sexto equipo con la mejor puntería: 26 remates para un acierto del 46,43%. Lo superan el Racing, el Zaragoza, el Espanyol, el Burgos y el Cartagena. Ocurre que como al Leganés apenas le marcan (tres goles en siete jornadas), los números le lucen más.

Porque ampliando el espectro, el Leganés es el equipo que menos tira de la categoría (63 remates sólo) y el undécimo que menos veces remata entre palos (26 tiros sólo). Así que en el caso de los blanquiazules, que acumulan ya 10 goles, el tino es lo que está salvando sus registros para mantenerlo como uno de los equipos más realizadores del curso.

Buscar la suerte

En Miranda, por ejemplo, el primer remate entre palos se convirtió en gol. Una internada por la izquierda de Franquesa que golpeó en el defensa al taponar. La bola salió bombeada, el sol molestó al portero y los defensas y Diego García hizo el resto. Su presión provocó que Djouahra, que llegaba libre, no tuviera marca cuando se produjo el despeje. El franco-marroquí remató a placer. Sí, fue un ejercicio de suerte que, casi, casi, se empezó a ganar con el sorteo de campo, al escoger el lado en el que al portero, para la primera parte, no tenía la molestia del sol.

Algo parecido sucedió en el 1-2, un tanto con su dosis de fortuna (Barcia tocó la bola antes de colarse en la meta del Mirandés), pero también de acierto táctico. Borja Jiménez movió sus piezas para acabar colocando en el costado derecho, como extremo, a Miguel de la Fuente, que en la primera parte había ejercido de delantero centro. Ahí, acostado a una banda, el delantero tiró una diagonal por potencia que no encontró oposición. Su remate con la zurda terminó mordido en el cuerpo del rival. Quizá de haber sido otro el perfil de jugador que lo hubiera probado, el remate habría acabado de otra forma.

Sea como fuere, el Leganés tiene el privilegio de liderar algunos de los partidos en lo que llevamos de Liga con mayor acierto en relación remates entre palos y goles. Ante el Eibar logró el 50% (dos remateS, un gol, victoria 0-1), ante el Alcorcón 28,57% (7 remates, dos goles, triunfo 0-2) o ante el Mirandés 27,27% (once remates, tres goles, victoria 1-3).