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LAS PALMAS

El gol rival no llama dos veces

El Tenerife y el Sporting anotaron frente a Las Palmas en su primer tiro. Todavía resuenan los ecos del gol de Álex Calvo en el minuto 86.

El gol rival no llama dos veces

“La única diferencia de la primera vuelta y ahora es que antes ganábamos y ahora no. Será porque no hemos estado acertados de cara a portería. Pero creo que el equipo —sobre todo hoy y dejando a parte el partido ante el Tenerife— ha sido muy fiel, cerca de lo que queremos ver de la U.D. y nos hemos merecido la victoria. Hemos tenido ocasiones de gol suficientes, no hemos estado acertados y por eso no hemos ganado”. Así opinaba el técnico amarillo a la conclusión del partido cuando confrontaba rendimientos bajo la óptica de los resultados.

Bien es cierto que ya venía la U.D. con ciertos apuros antes de los últimos tropiezos. Como suele ser la Segunda, de todas formas. El primer susto del año ante el Ibiza, lo subsanó con dos bofetones de Sandro y Viera. En esos momentos el viento soplaba a favor. Las victorias siguieron llegando con más o menos estrecheces —salvo ante el Lugo— pero se conseguían.

Aunque ahí estaban los empates con superioridad numérica desde los inicios de la primera parte ante Leganés y Andorra. En esos momentos la seguridad defensiva plantaba su campamento base en el empate y la inspiración de un ataque en equilibrio amasaba los puntos que podía.

Sin embargo, en un minuto 86 la moneda que caía cara, cayó cruz. El punto de ruptura ante el Málaga. Con un 2-1 reciente en el marcador de un partido que había estado más para un empate que para una victoria y que sabía a fruta caída del árbol. El jovencísimo malaguista Álex Calvo encaraba dentro del área a Suárez y Curbelo. Situación que en superficie daba sensación de control, pero no era tal.

Apareció el vértigo. En mitad de un frenesí caótico de un equipo que miraba a los ojos a la Primera RFEF, la defensa perdió su orden. Curbelo acudió al auxilio de Suárez pues Coco no andaba por la zona. La pelota estaba en los pies de un futbolista habilidoso que sabe ir a la portería. El sobre el ambiente revoloteaba el lógico miedo a un penalti sentenciador en el estrés de un encuentro en el que no había salido nada. El debutante dejó atrás a los amarillos con un bonito zigzagueo, anotó el empate por debajo de las piernas de Valles.

El estampido de aquel gol tuvo continuidad en lo que vendría después a modo de réplica. Pasó en Tenerife y ante el Sporting, en ambos partidos el primer tiro rival, inapelables ambos, acabaron dentro. Álex Calvo había cambiado el viento. El equipo y el portero que llevaban más porterías a cero de la categoría y quien había batido récords de imbatibilidad en el club, no han parado de encajar desde entonces.

Comentaba Paco Herrera en su año del ascenso en Gran Canaria que uno nunca sabe cuando entra en una mala racha, hasta que está dentro. Y por ahí parece que anda Las Palmas ahora mismo. Sin embargo, el empate ante el Sporting que por llegadas pudo ser victoria amarilla, también perfectamente pudo ser derrota, si no llega a aparecer Valles.

Porque precisamente en otro minuto 86 el guardameta amarillo sacó un mano fantástica que evitó el tanto de Izquierdoz tras rematar solo en el corazón del área. Quizá una suerte de punto de apoyo para que los amarillos vuelvan a ganar atrás, lo que no han podido adelante y que sirva tomar consciencia de que el cambio de viento trajo consigo un nuevo rol para Las Palmas, el de perseguidor. Porque ahora ya solo le toca nadar, toda vez que la ropa ya se ha mojado.