El gafe de empezar la Liga como visitante
El Real Zaragoza nunca ha ganado cuando su estreno en Segunda ha sido a domicilio. El balance es de seis empates y siete derrotas.
El Real Zaragoza se enfrenta este sábado a su gafe particular de empezar la Liga en Segunda División como visitante. Hasta ahora suma trece estrenos a domicilio, con un balance de siete derrotas, seis empates y ninguna victoria. Pero es que además, no ha ganado en un debut liguero lejos de La Romareda desde la temporada 1980-81, cuando se impuso en Primera al Athletic por 0-1. Desde entonces suma nueves empates y trece derrotas contando las dos categorías.
La primera derrota del Zaragoza en su estreno liguero como visitante en Segunda, además de la más abultada, se produjo en la temporada 1941-42, cuando cayó derrotado por 5-1 frente al Constancia. En los cuarenta también perdió contra la Cultural Leonesa (2-1 en la 1943-44) y el Betis (4-0 en la 1945-46), mientras que en la campaña 1949-50 consiguió su primer empate ante la Unión Deportiva Orensana (1-1). En la 1953-54 volvió a perder contra el Baracaldo por 3-2 y una temporada después empató a cero ante el Caudal.
Ya en los setenta, el equipo aragonés cayó derrotado por 1-0 en Elche en el curso 1971-72, mientras que en la temporada 1977-78 empató a uno en Riazor. En ambas campañas acabó ascendiendo a Primera, como en la 1941-42, anteriormente mencionada, y la 2008-09, en la que perdió en la primera jornada en el Ciudad de Valencia frente al Levante por 2-1.
El periodo actual de diez temporadas consecutivas en Segunda se inició con tres cursos seguidos empezando la Liga a domicilio, todos ellos con empate: 1-1 ante el Hércules en la campaña 2013-14, 0-0 frente al Recreativo en la 2014-15 y 1-1 contra el Mirandés en la 2015-16. Además, cayó derrotado por 2-0 en la 2017-18 en Tenerife. Ahora, cinco años después de su último estreno liguero lejos de La Romareda, el Zaragoza dará el pistoletazo de salida al curso 2022-23 este sábado frente a la Unión Deportiva Las Palmas en el Estadio Gran Canaria, donde intentará poner fin de una vez por todas a su particular maldición.