El Espanyol, insaciable... y líder
Alcanzaron los pericos ante el Levante, rival por el ascenso, su cuarta victoria consecutiva, buscaron la goleada hasta encontrarla en un partido redondo y la afición se apoderó del Ciutat.
“Si ganamos, no ascendemos seguro igual que si perdemos, no estaremos descartados para subir”, resumía Luis García, entrenador del Espanyol, en la previa de una visita al Levante que cualquier futbolero catalogaba de primer gran duelo directo de la temporada entre aspirantes al retorno a Primera. Y la escuadra perica no sólo ganó, no sólo estuvo a la altura, sino que se mostró, como viene sucediendo en aumento desde el inicio de la temporada, más voraz e insaciable que nunca.
Se sitúa el Espanyol provisionalmente como líder de la Segunda División, con 13 puntos en su haber, gracias a su pasional y a la vez cerebral triunfo en el Ciutat de València, el cuarto consecutivo de una temporada que empezó con el empate del Albacete (1-1) en el añadido de la primera jornada y que continuó con el 2-0 al Racing de Santander, el 0-1 en Anduva y el esquizofrénico 3-2 de la anterior jornada frente al Amorebieta. En caso de que el Real Zaragoza no gane este domingo en su visita al Cartagena, el liderato se mantendrá cuando haya finalizado el fin de semana.
Fueron Nico Melamed y Javi Puado, con goles a pares y una exhibición en el caso del más menudo canterano, la punta del iceberg de un Espanyol con poderosas bajas –Martin Braithwaite, Keidi Bare, Keita Baldé y Brian Oliván– pero en el que todas las piezas encajaron de maravilla. Con la seguridad de Fernando Pacheco y la jerarquía de Fernando Calero atrás, evitando ambos goles. Con la buena sincronía de Pol Lozano y Edu Expósito en la medular. Con Pere Milla cohesionando el ataque. Y con recién llegados como Ramon Ramos que han caído de pie.
Recibió el lateral zurdo la ovación de los más de 500 seguidores pericos que viajaron hasta Valencia a pesar de jugarse el encuentro en viernes, y que a partir del 1-3 en adelante se hicieron escuchar muy por encima de la afición local. Fue en esos momentos donde se evidenció el hambre de un equipo que siempre va a por más. Como debe ser en Segunda, donde está obligado a permanecer el menor tiempo posible.