El debut de Koke, el comodín de Pedrajas de San Esteban

En tiempos en los que los golpecitos y besos al escudo son frecuentes, hay sentimientos sinceros que propician cualquier gesto de estos. Cualquiera que pudiera hacer Jorge Iglesias durante el festejo del triunfo del Real Valladolid en Anduva brota de ahí, del corazón, donde lucía el emblema de su vida. Natural de Pedrajas de San Esteban, blanquivioleta de cuna, contra el Mirandés, Koke cumplió un sueño.

“Desde que llegué al Real Valladolid con 10 años, siempre soñé en debutar con el primer equipo. Hoy pude cumplir mi sueño en el día más feliz de mi vida y con una gran victoria de todo el equipo ante más de mil almas blanquivioletas. ¡GRACIAS, AFICIÓN! ¡Vamos a por más!”, afirmaba más tarde en sus redes sociales con la ilusión de quien, de no haber estado sobre el césped bien podría haber sido una de esas almas enfervorecidas que, como él, anhelan el ascenso a Primera.

En caso de duda, no hay más que ver su sonrisa, dirigida al Fondo Norte, cuando la semana pasada formó parte de su primera convocatoria con el primer equipo. En la segunda, hizo su debut en partido oficial, quizás un tanto insospechado por lo atípico de su posición: actuó a pie cambiado, en el lado izquierdo, acompañando a David Torres y ‘empujando’ a la mediapunta a otro canterano como es Anuar.

No obstante, la posición no le era del todo extraña, ya que, en un giro de la rueda de la polivalencia, en la presente temporada había actuado ya como lateral zurdo en alguna ocasión puntual. Junto a ello, lo ha hecho también como lateral derecho o mediocentro, otros puestos que puede ocupar, los que le son más naturales a estas alturas del juego, mientras apura el último año de su etapa juvenil.

El ‘Zape’ de Garri

Koke llegó al Real Valladolid en edad alevín. Lo hizo al mismo tiempo que Iván Garriel, Garri, el otro juvenil al que ha hecho debutar Paulo Pezzolano en Liga, su amigo inseparable desde que coincidieran en el CD Íscar que fue campeón de Castilla y León en edad benjamín en 2015... a las órdenes de Juan Carlos Garriel, padre del lateral izquierdo. Vienen a ser, el pedrajero y el iscariense, los Anuar y Toni de nuevo cuño; una suerte de ‘Zipi y Zape’, que ha quemado etapas casi en paralelo.

Allí donde Garri ha ido derribando muros (internacional durante varios años, estreno con el Promesas, pretemporada y debut con el primer equipo...), Koke ha aparecido más tarde, sin hacer el mismo ruido, pero con el arrojo que le caracteriza, y que, precisamente, le ha llevado a la dinámica del primer equipo. Su espíritu combativo y su intensidad a la hora de marcar son condiciones que, como ya se ha visto en múltiples casos, valora positivamente el entrenador uruguayo.

Con el mencionado Anuar Tuhami es con quien cabe establecer una posible comparación; primero, por haber quemado etapas con regularidad y en silencio, y segundo, porque, si bien tienen características diferentes, su recorrido en el campo ha tenido ciertas similitudes. No llegó el juvenil a ser delantero, pero sí mediapunta, por ejemplo, puntualmente con Borja Fernández en el banquillo del División de Honor, en una campaña en la que comenzó a asomar con España como lateral.

Aquello llegó a ser prácticamente una cuestión de Estado con algún componente de la anterior dirección deportiva, que defendía su participación como centrocampista independientemente de lo que fuera con la selección. A pesar de algunas cautelas, fue apareciendo más y más en el costado, a veces como interior y otras más atrás, aunque sin abandonar del todo el centro del campo, al que vuelve en ocasiones.

Punto de inflexión

Aunque ya había debutado con el Promesas, el mercado de enero de 2023 fue un punto de inflexión, puesto que, tras el ascenso de Lucas Rosa al primer equipo, hubo posibilidades de que el club firmase otro lateral (Lucas Sena, a quien fichó en verano para cederlo al Arenteiro). Pero como estaba rindiendo bien, a pesar de su juventud y del proceso de reconversión vigente, se apostó por él como compañero de Iker Pérez.

En la actualidad, su adaptación al lateral derecho se puede considerar completada, puesto que es ahí donde más juega, sin perjuicio del aprovechamiento de la carta del ‘Joker’; de ser ese comodín que Pezzolano decidió utilizar para refrescar el equipo en Anduva. En Miranda, tapó la banda con la intensidad que le caracteriza, y con su buena lectura, fruto de su paso por el centro del campo, transitó con determinación en un par de ocasiones... antes de celebrar con esa afición de la que es parte.

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