El crescendo de Sandro Ramírez
El delantero, que lleva anotando tres partidos consecutivos, firmó un doblete ante el Cartagena. Se ha convertido en la referencia del ataque amarillo.
Como si de un paquete que se quedó atascado en la aduana, la impronta de Sandro Ramírez tardó en establecerse en Las Palmas más de lo planeado. Y lo hizo, si acaso, cuando más necesaria era. Primero en Eibar, luego ante el Villarreal B y sin solución de continuidad en Cartagena, el punta lleva encadenados tres partidos anotando. Y es que su punto álgido de forma le alcanzó en el final del tercer acto de la temporada para sumar cuatro de los últimos seis goles anotados por los amarillos y con la sensación de peligro andante cada vez que enfila la portería. Aunque todavía queda el más difícil de los partidos. El siguiente. El último.
Su temporada, no en vano, fue lo opuesto a llegar y besar el santo. Primero, porque casi no llega —firmó a menos de diez días para cerrarse el mercado veraniego en una negociación de meses con el Huesca— y segundo, porque cada vez que se acercaba a su estado de gracia sus fibras se rompían en mil pedazos. “Llevo algunos años seguidos teniendo problemas musculares”, reconocía hace menos de una semana y por ello le tocó reformular hasta el día a día. “Soy un poco hiperactivo en los entrenamientos. Hemos hablado de que no tengo que hacer tanta carga o tanto esfuerzo físico para poder llegar en mejores condiciones al partido”.
Superando incluso al encuentro ante la Ponferradina, frente al Cartagena cuajó la gran actuación del año con dos goles. Para hacer el primero, el que significó el 1-2, cortó en zona de tres cuartos por delante de Kiko Olivas y se situó en el ángulo muerto de Datkovic, Pejiño ya sabía lo que hacer, pelota a la profundidad y cuando el central croata se dio cuenta de lo que acababa de pasar, Sandro ya estaba en la siguiente fase del juego, en un mano a mano con el meta Escandell que resolvió en el palo corto.
En su segundo tanto, Kirian en un lateral del área y rodeado de tres rivales ve llegar al 9 como quien va a dar un susto por la espalda y necesita de un cómplice para atraer la atención rival. El tinerfeño, lo entendió y le dio un pase elevado para superar a la zaga cartagenera, Sandro, ya solo con el control regateó a Jairo, el último de los defensas, y lanzó a quemarropa para anotar el tanto de la tranquilidad, el 1-4. Así han sido la mayoría de sus goles en juego. Aprovechando cada vez que puede las grietas que le dejan los rivales.
Con siete tantos, Sandro ya está en la cima de goleadores amarillos, igualando a Viera y a Marc Cardona. No obstante, el ex del Barça y Málaga, tiene una relación más asidua con la red rival que sus compañeros de caseta. Con una diana cada 162 minutos el jugador amarillo que menos tiempo necesita para anotar, Andone, el siguiente en la lista necesita 255 minutos. Un partido.
Quizá esta confianza se ve reflejada en el hambre que siempre ha mostrado Sandro de cara a la portería. Salvando a Ale García, quien solo ha participado en un encuentro, es el jugador que más lanza a puerta cada 90 minutos, con 4,37 tiros por partido. Es por ello que acertado o no, siempre salta al verde con la responsabilidad de tirar. Para muestra el botón de La Romareda cuando con apenas cuatro minutos por delante tras la expulsión del meta zaragocista, Cristian Álvarez, fue Ramírez el que agarró la pelota para buscar la portería defendida por Gabi Fuentes, jugador de campo, en la única oportunidad de chutar que tuvieron los amarillos.
Aquel balón se escapó por encima del larguero, sin embargo dejó muestras de la jerarquía de Sandro. Fue él quien tomó la decisión de intentar concluir el partido con el tiro que podía suponer darle la vuelta al marcador en el último minuto y ningún compañero dio muestras de reprobación. Desde entonces ha marcado en todos los partidos como un crescendo en busca del clímax final.