El canterano ‘youtuber’ que sigue el camino de Dios
Aday Alcalde, formado en el Real Valladolid y hoy en el Villanovense, muestra en YouTube su primer año como futbolista sénior sin ocultar su fe.
La denominada Generación Z encuentra en las redes sociales un entretenimiento, pero, también, un punto de apoyo. Allí donde muchos adolescentes sueñan con ganarse la vida, generando contenidos que resulten atractivos para un consumidor que los percibe como iguales, Aday Alcalde ha encontrado la manera de demostrar que hay vida fuera de Los Anexos, que, cuando a uno le llega la mala noticia de que el Real Valladolid ya no contará contigo, el fútbol puede seguir en tus botas.
Todo empezó en TikTok, donde el hoy jugador del Villanovense de Segunda RFEF subió su primer vídeo a finales de enero de 2022. “Mi hermano solía grabar mis jugadas y, como nos gustan mucho las redes sociales, empezamos a subir vídeos. El segundo lo vieron 200.000 personas. El tercero, medio millón. Y uno contra el Mirandés, 1,8 millones. No me lo podía creer”, explica. En esta plataforma cuenta actualmente con casi 34.000 seguidores, con varios vídeos más que se acercan o superan el medio millón de visualizaciones y uno más que suma 1,3.
Viendo esta buena acogida, fue el mismo Aday quien propuso a su hermano Unai el salto a YouTube. Como cuando vivían juntos, es él quien inmortaliza los momentos juntos. “Son vídeos en ‘formato reacción’, porque yo soy futbolista y me gusta que me vean así. Mi hermano sigue grabándome y fuera de los partidos grabamos de manera espontánea, sin planificar demasiado”, indica, reconociendo el deseo de darle una mayor continuidad diaria en el futuro. Por el momento, contabiliza casi 2.000 suscriptores en su canal, con vídeos que superan las 8.000 visualizaciones.
Los primeros contenidos llegaron en un momento de dudas veraniegas, puesto que venía de cambiar de agencia de representación y, además, quería dar el salto a un equipo de la misma categoría del Promesas, por qué no, sénior, como acabó siendo el Náxara, donde jugó la primera mitad de la temporada. “Tuve opciones de filiales en Tercera, pero yo quería vivir ese fútbol semiprofesional, el compartir vestuarios con gente mayor...”, confiesa, aun a sabiendas de la presión que suponía dar un salto así o de que esto suponía estar lejos de casa, como así sucede.
Con esto convive, sabiendo que “es parte del fútbol y de la vida” ser capaz de superar las dificultades, que las hay -”soy muy familiar”, reconoce Aday-. Para ello se inspira en ídolos como Neymar y consume contenidos ‘inside’, series que reflejan el día a día de vestuarios profesionales y que pueden verse en diferentes plataformas de ‘streaming’: “El de Santos, llamado ‘Bastidores’ (traducido, ’Vestuarios’; precursor del género hace más de una década) me llamó muchísimo la atención. He visto también los del Leipzig, del Manchester City, lo que hizo Jordi Mboula en su canal... “.
Con sus vídeos, Aday ha encontrado la manera de dar visibilidad a su disciplina y su mentalidad, que considera que son importantes para cualquier deportista. “Yo quiero transmitir que, si tú trabajas con ilusión, las cosas te acaban llegando. Hay jugadores como yo, que salen de canteras, y lo dejan, pero fuera de esas canteras también hay vida”, expone. Además, no oculta que a él le ha ayudado para llegar al Villanovense en enero: “Muchos clubes ven a la persona, no solo al futbolista, y cuando llegué, me reconocieron que, cuando empezaron a valorar mi fichaje, vieron mi perfil”.
Con la ayuda de Dios
Los siete goles que marcó el atacante en la temporada 2022-23, unidos a su capitanía en el Juvenil División de Honor de Real Valladolid, le hicieron tener la esperanza de que podía dar el salto al Promesas; sin embargo, el club decidió que no tenía sitio. Entonces, preguntó a Dios por qué había hecho que dejara el club de su vida, cuando su sueño era, y es, ser futbolista. “En ese momento no lo entendí, pero me abrió otros caminos”, confiesa el canterano, que profesa una gran fe.
“Para mí Dios lo es todo. Leo a menudo la Biblia, porque me hace sentir bien. Cuando me siento muy solo o no sé dónde acudir, me refugio en ella. Y en ese momento, me pasó: con el paso del tiempo, logré entender que aquel paso me iba a ayudar como profesional y como persona, que Dios tenía ese plan para mí, que aprendiera de esta manera, teniendo que salir de casa para perseguir mi sueño, porque iba a ser importante para mi vida”, prosigue un Aday que no es ajeno a que hay quien lo ve como algo “raro o atrasado”, y más al ser él un chaval de 19 años.
Alguna vez incluso en el campo ha sufrido alguna burla por ello, como cuando, después de rezar y pedir a Dios hacer un buen partido contra el Real Madrid, marcó gol para agradecérselo. “Me salió solo, y hubo un aficionado que dijo ‘eso es lo que estropea a ese chaval’. Hay quien se piensa que lo hago por el postureo, porque hay jugadores como Vinicius Jr. que lo hacen y no es así. Sé que se ve como algo extraño, pero yo tengo mucha personalidad y no me importa. Yo soy feliz como soy”, dice, dejando entrever una sonrisa entre su confianza.
Su rutina previa a los partidos causa sorpresa, ya que antes de salir al campo reza “muchísimo”, con hasta tres rosarios que cuelga de su percha, pero su mentalidad se mantiene firme, impertérrita. Y el sueño sigue vivo: “Ser así es lo que me ha traído a donde estoy. Desde que llegué al Villanovense he jugado siempre y he jugado varios partidos como titular, y eso, en un equipo sénior, no es fácil. Estoy en un equipazo y sigo soñando con poder ser profesional. Si la vida te cambia en un segundo, ¿por qué no?”, se pregunta, mientras recuerda que así le pasó a su excompañero Fresneda.
Los ejemplos de Sergio Escudero y de Amath Ndiaye muestran a Aday un camino de vuelta que desearía recorrer algún día, desde una ruta distinta como es la de haber tenido que salir hacia un vestuario adulto de la Segunda RFEF, fuera del abrigo de ese Promesas en el que esperaba estar. Como quiera que el fútbol es una carrera de fondo, lo más inmediato es seguir haciéndose hueco en un Villanovense al que ha aportado ya su primer gol. En el horizonte esperan más vídeos de YouTube y TikTok. Y en la lontananza, “ojalá de blanquivioleta”, la élite. Siempre que Dios así lo quiera.