Diego García es un Pepino de Oro

Butarque es estadio que gusta de tener ídolos a los que engancharse en simbiosis. Pero no vale un cualquiera. El molde del héroe blanquiazul es casi siempre es idéntico. La calidad es requisito indispensable, obvio, pero cuentan más el esfuerzo, el arrojo o la entrega. ADN obrero. Leganés en vena. Un perfil en el que empieza a ajustarse Diego García. El canterano dio a los blanquiazules la 43ª edición del Trofeo Villa de Leganés con un doblete frente al Levante (2-0), pero también con un recital de sudor para regar el verde fruto de un esfuerzo inteligente, y decidido. Potencia saturada de control. Nada de correr por correr. El chaval fue la mejor noticia para los madrileños, que cierran la pretemporada en equilibrio (tres victorias, tres derrotas) frente a un rival, el de Orriols, desnortado y famélico de fútbol, alejado de la imagen que se le supone a un candidato al ascenso.

Incoherencias del mercado, la primera de las batallas en este partido se combatió en la hoja de alineaciones. Aquello fue una laminada pugna de debilidades. Sonaban los dos onces a apaño. A trabajo por hacer. A carencias en plantillas famélicas de recursos para el inicio de Liga, ése que comienza 20 días antes de que se cierre el mercado. No hay por donde cogerlo. En el Leganés, por ejemplo, Borja Jiménez desplegó una alineación íntegra del primer equipo… pero su banquillo era una colección de hormonas juveniles. Todos menos Diego Conde, portero que un día antes había ejercido de titular ante Osasuna Promesas. En aquel choque sólo le acompañaron otros cuatro compañeros más de los mayores. El resto, muchachada del filial.

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La limitada escuadra pepinera preocupa en Butarque, más con Avilés, Poveda y Jorge Sáenz tocados. Tampoco fue convocado Neyou, recién llegado de vuelta. Si no cambia el panorama, para el debut frente al Andorra (domingo 13 de agosto, 22:00, Butarque), alfileres y tiritas para sostener un equipo que, eso sí, dio en la primera parte fogonazos de oficio frente a los granota. Sembró Jiménez cuatro medio centros (Undabarrena, Chicco, Perea y Cissé) en un inusual 4-1-3-2 que cerró carriles interiores a los visitantes. Los costados en defensa (liderdos por los ex levantinistas Miramón y Franquesa) fueron los encargados de oxigenar al equipo volcándose en ataque.

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Arberola, uno más del espectáculo

Esta fórmula alambicada sirvió para dejar a los locales con ligera sensación de dominio al descanso frente a un Levante al tran tran, pesado en los movimientos y desajustado en ataque. Aun así, les dio a los de Orriols para generar algunas ocasiones claras. Andrés García, que tuvo dos, fue el más activo. Borboteo de peligro que encontró pronta respuesta en el Leganés con el gol del 1-0, un latigazo cruzado de Diego García (10′) tras pugna entre Miramón y Alex Muñoz que dejó sólo al atacante.

A la espera de Karrikaburu, el ariete repescado del Fuenlabrada apunta a mejor baza ofensiva para este inicio de curso, más con Raba buscándole entre líneas con avidez en un clásico de este verano 2023. Los dos se entienden. Bueno para el Leganés y para el espectáculo, ése al que también contribuyó en este Villa de Leganés un impreciso Arberola Rojas. El árbitro fue protestado por un posible penalti de Alex Muñoz a Perea y dos tarjetas ‘naranjas’ que se quedaron en amarillas. Las vieron el mismo Perea y Bouldini.

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Déjà vu de Champions

El delantero marroquí pasó desapercibido en un partido en el que Diego García siguió luciéndose en el polo opuesto también tras la reanudación. Suyo fue de nuevo el gol del 2-0 (49′) fruto de un grave error de Femenías. En el despeje de un balón sencillo, el portero la mandó directa a la bota del ariete blanquiazul. Sólo tuvo que poner tensión en la pierna para mandarla dentro tras (eso sí) una inteligente presión. A lo Benzema en la final de la Champions de 2018 ante el Liverpool. El tanto lo imbuyó de confianza hasta armar un par de contras que otearon el 3-0. Fueron el epílogo de su recital de irse en medio de una ovación en el 62′. Butarque tiene nuevo candidato a ídolo.

Amagó con aguarle la fiesta el Levante en un lanzamiento de falta que Dani Jiménez paró espectacular (69′). Su mano sólida fue frontón para escupir un lanzamiento con aullido de gol con el que Cantero se llenó los pulmones de alegría. Pero no rebasó la línea. La palomita justificó el precio de la entrada en este trofeo ahora famoso por entregarse al campeón un pepino de forma fálica. El Pepino D’Or. Marketing 2.0. Puro Leganés.