De la gloria al barro
En apenas cinco horas de diferencia, se proclamaron Montes campeón de la Copa Oro con México y Koleosho, del Europeo Sub-19 con Italia. Lo siguiente, volver al Espanyol, en Segunda.
De la gloria al barro. Así podría resumirse el verano que han emprendido y que les espera a dos futbolistas del Espanyol que a estas horas celebran sus éxitos, y que se suman a la Copa África Sub-23 conquistada una semana antes por Omar El Hilali, y quienes a su vuelta a la disciplina del Espanyol, si antes no sucede algo con su futuro, pisarán el suelo enfangado de la Segunda División.
En apenas cinco horas de diferencia, en la noche y madrugada de este domingo al lunes, tanto César Montes como Luca Koleosho alzaron importantes trofeos con sus respectivas selecciones. El central se proclamó campeón de la Copa Oro tras derrotas en la final, disputada en Los Ángeles (Estados Unidos), a Panamá (1-0, gol de Santiago Giménez) y siendo titular indiscutible, como lo había sido en los dos anteriores encuentros, desde que cumplió su castigo de tres encuentros sancionado por su expulsión en la CONCACAF Nations League del pasado junio.
En cuanto al extremo de la cantera del Espanyol, fue representando a la selección de Italia como se adjudicó el Europeo Sub-19, jugando diez minutos en la final contra Portugal (1-0, con tanto de Michael Kayode) y después de haber participado en los cinco encuentros del campeonato, entre ellos en la semifinal frente a la España de Simo Keddari. Este último se acaba de incorporar a la pretemporada del Espanyol, tal como hizo la semana pasada Omar y podría emular en breve Koleosho.
Otro asunto es el de Montes, cuyo futuro está en el aire. “La decisión que se tome irá de la mano del club, estoy agradecido por la confianza que me ha brindado el Espanyol”, despachó en la madrugada del domingo, en conferencia de prensa desde Los Ángeles previa a la final de la Copa Oro. Será ahora cuando empiece a valorarlo, en un descanso que necesita el jugador azteca después de haber acumulado más de dos años, concretamente 761 días, sin haber disfrutado de unas vacaciones.