David Guerra: “En cinco meses me ha cambiado la vida; es maravilloso”
El hombre de confianza de Alejandro Irarragorri, de Orlegi, que preside el Sporting dice sentirse “muy identificado” con los valores del club asturiano.
Tiene 39 años y asegura que jamás soñó con presidir un club de fútbol a pesar de su crecimiento en la gestión deportiva primero en la oficina de LaLiga en Estados Unidos y después vinculado a Orlegi Sports, la compañía que le ha colocado como presidente del Sporting. David Guerra, madrileño con raíces familiares en Ávila, se siente un asturiano más y afronta con la máxima ilusión esta semana de su primer derbi en Asturias. Un derbi mexicano por la coincidencia de que dos grupos de aquel país son quienes tienen la propiedad de los grandes del fútbol asturiano.
P.-- ¿Qué balance personal hace de estos meses como presidente del Sporting?
R.--Me ha cambiado la vida. Ha sido maravilloso todo este tiempo. Han pasado ya cinco meses desde que llegamos y he podido descubrir en profundidad lo que es el Sporting, lo que significa el Sporting. Descubrir Gijón en detalle, la gente de Asturias cómo te trata y cómo te quiere. Que tu familia y tu entorno estén a gusto, que descubras que una organización como Orlegi cuadre tan bien dentro del club, que en tu trabajo descubras personas que merecen la pena, que se valore lo que estás haciendo, que veas que poco a poco se van cosechando diferentes frutos a lo que vamos sembrando. Todo eso me hace sentirme muy satisfecho de lo que ha pasado.
P.--¿Quién es David Guerra?
R.--Hace ocho años casi me fui a Estados Unidos con LaLiga para abrir la oficina de LaLiga allí en EEUU. Tuve la oportunidad de trabajar con gente fantástica, entre ellos, Raúl y David Villa. Ahí empezamos una nueva relación con la gestión deportiva y ahí continué en EEUU, con diferentes proyectos vinculados con el deporte desde diferentes ángulos, con diferentes responsabilidades, que fue lo que me ayudó a conocer bien toda la industria. Ahí entré en contacto Orlegi, que estaba en un proceso de expansión que durante muchos años se estaba cociendo a fuego lento y llegó el momento de lanzarse. Era el momento de lanzarse desde EEUU al resto del mundo porque el fútbol mexicano tiene una enorme presencia en EEUU. El fútbol más consumido a día de hoy en EEUU es el fútbol mexicano. Hay más de 20 millones de mexicanos en situación legal más los que viven ilegalmente. El fútbol mexicano era el principal canalizador y esa voluntad de expandirse en EEUU me encontró con una experiencia de seis años habiendo trabajado en organizaciones internacionales en el mercado, con un conocimiento del fútbol y del deporte en diferentes lugares y cuadramos muy bien. Lo que cimentó la relación más que la cuestión profesional fueron los valores, la visión, la pasión que yo sentí con lo que Orlegi estaba intentando conseguir.
P.--Entonces, sus inicios como periodista quedan casi en una anécdota.
R.--No. No es anecdótico, en absoluto. La mitad de mi vida he sido periodista y la mitad he estado en el mundo del deporte. Estudié periodismo plenamente apasionado y convencido por la profesión. Lo ejercí con toda la pasión. Era un enamorado de la radio. Punto Radio fue mi medio, además de colaboraciones con otros. Luego acabé en LaLiga en Comunicación y Marketing. Sigo siendo un enamorado del periodismo.
P.--¿Alguna vez había soñado con ser presidente de un club?
-No. Jamás. Tenía la aspiración de crecer profesionalmente, pero yo no me paraba a pensar en qué quería hacer. Iba poco a poco. De repente me encuentro con una oportunidad que me llena de orgullo absoluto.
P.--¿Qué recuerda del momento en que Alejandro Irarragorri, presidente de Orlegi Sports, le propone presidir el Sporting?
R.--Fue una mezcla de incredulidad en el primer momento; estaba descargando sobre mí una enorme responsabilidad. Por otro lado, sentí mucho orgullo por la propuesta y pasados unos minutos se transformó en confianza y decir ‘vamos a por ello’. Lo que tiene la capacidad Orlegi y en este caso la figura de Alejandro es dar confianza en la gente para poder desarrollarse a fondo. Él vio que podía aportar a este proyecto y que yo me podía desarrollar en el cargo. Pero en aquel momento fue lo que sentí decir yo quiero estar en esto porque están confiando en mí. Yo soy español, no he crecido en Asturias, mi familia es toda de Ávila, nací y crecí en Madrid, pero mis raíces están en un pueblo muy humilde de Ávila de apenas 400-500 habitantes, San Bartolomé de Pinares, un sitio fantástico pero que le pasa como a otros lugares de la España vaciada. Mi padre se dedicada a pastorear cabras y mi madre a cuidar casas. Acabé prosperando y llegando donde estoy. Pero en Asturias me siento como en casa. Está basado en el trabajo duro, en la gente que es frontal, que tiene sus circunstancias históricas, una realidad diferente, pero me siento como en casa y muy identificado con los valores del Sporting desde el primer momento que entré por aquí. Lo valores del club son maravillosos, fantásticos y hay que potenciarlos. Hay que pasar de esa raíz y vamos a adaptar a la circunstancia real lo que es el club y lo que es para Gijón y vamos a darle ese componente de modernización. A título personal, me siento muy identificado con lo que significa el club.
P.--¿En qué momento se lo plantea Irarragorri...? ¿Dónde estaban…?
R.--En alguna conversación ya me estuvo tanteando sin que yo me diera cuenta. Esto sucede estando yo en Nueva York en una videoconferencia, ahí es donde me lo dijo. Fue en mayo más o menos. Yo estaba enterado del proceso de compra del club, como parte integrante del grupo, pero no me lo dijo hasta ese momento.
P.--¿Qué conocía del Sporting hasta ese momento?
R.--Conocía el Sporting por David (Villa) y por muchos otros amigos asturianos que tengo, una tribu bastante amplia y muy sportinguista. Siempre lo había conocido así, con gente muy apasionado, como un club histórico, como un club que generaba un vínculo muy fuerte con su gente, con la tierra. Lo conocía por la historia de los jugadores que habían salido de aquí y los más cercanos, con David Villa, con Luis Enrique… Pero en los últimos años, desde esos grandes nombres, no es sencillo mantener una conexión con el club salvo que seas seguidor ferviente. La Segunda División tiene esta dificultad, especialmente cuando uno vive fuera, que cuesta seguir a todos los clubes. He seguido la actualidad de la Segunda pero no tan al detalle del club como un sportinguista. Siempre ha sido un club que me había sonado muy bien, por la vinculación con la gente y la simpatía que despierta en todo el fútbol. Yo no viví la época de los Joaquín y los grandes nombres.
P.--¿Cómo percibe que ha encajado entre la masa social?
R.--Creo que encajo bien porque soy un tipo normal. Por suerte hemos caído de pie por la circunstancia de la ola positivista que se genera por la llegada de una nueva gestión, por todo lo que venía el club arrastrando y el sentimiento social de convulsión. La ola de cambio, lógicamente, también me afecta porque yo vengo en ella. Yo he intentado mostrarme como soy y como el grupo me percibe, como es la organización. Yo vivo en el centro de Gijón, voy a comprar a los mismos lugares, saco la basura. La gente me ve y sabe que puede hablar conmigo. Siempre soy dialogante y trato de construir. Mi vida está basada en los valores del trabajo, el esfuerzo, respetar a todo el mundo y ser capaz de estar hablando con un empresario, pero también con una persona normal, un familiar. Entender cuales son las preocupaciones de todo el mundo. Eso a la gente le traslada que es alguien de los tuyos. Represento a una organización como cualquier directivo que lleve toda la vida. Tengo ese pulso de la gente que tengo alrededor.
P.--¿Se siente un presidente cercano?
R.--Cada uno es como es y no sé si soy más cercano o no que otros presidentes. Cuando voy por la calle, la gente me reconoce, lo que me tira un poco para atrás, pero siempre atiendo a quien se dirige a mí.
P.--¿Qué le ha sorprendido del Sporting para bien y para mal?
R.--Para bien, el potencial que tiene, que hay gente que se desvive por este club y que es muy válida. Por supuesto también todo lo que hay alrededor, el calado social que tiene la entidad, lo que significa para mucha gente, la bandera que lleva como Asturias, las múltiples oportunidades que ofrece para desarrollarse, el nivel de impacto que podemos tener en la sociedad a través de una mejor organización. Son muchas cosas que me han sorprendido para bien. Para mal, que las cosas cuestan mucho hacerlas, que esto es a largo plazo, que estamos sentando las bases y los resultados se verán en el tiempo, y que es un club que necesita la presión de la gente, tiene una exigencia permanente que queremos transformar en algo positivo.
P.--¿Cómo son las relaciones con LaLiga?
R.--Fantásticas. Ha cambiado mucho de cuando yo entré, que eran 50-60 personas y ahora tiene trabajando a más de 600 personas. Conozco a muchas de las personas que están en los cargos que tienen contacto con nosotros, así que tenemos una buena relación. Alejandro Irarragorri también ha ido cultivando durante este tiempo sus buenas relaciones, especialmente con Javier Tebas. Poco a poco a vamos nos vamos relacionando con el resto de los clubes de LaLiga, algo que sí que no conocíamos de primera mano. La anterior directiva sí había cosechado esas relaciones y creo que lo habían hecho muy bien. Todo el mundo nos habla fantástico de cómo había sido la relación con Javier Fernández y el anterior consejo. Queremos continuarlas y cimentarlas. Somos rivales en el campo pero fuera del campo vamos conociendo a gente que comparte nuestras inquietudes y que son gente muy válida y que merece la pena.
P.--¿Qué espera de esta semana novedosa del derbi asturiano?
R.--Me voy a dejar sorprender por lo que es la semana del derbi. Quiero sentir lo que es esto, vivirlo desde dentro, desde la emoción de tu gente, la intensidad de todo el mundo, la expectación mediática. Para mí es un chute de adrenalina y lo estoy disfrutando. Entiendo la dimensión de este partido, entiendo la dimensión que tiene el Sporting. Hay que mantener los pies en el suelo. Hay que ganar el partido. Pero sin duda hay que estar en el momento y vivir la trascendencia que tiene. Es un derbi muy especial. Tenemos que dejar arrastrarnos por esta pasión del deporte.
P.--¿Le preocupa que esta semana pueda abrir una herida en la relación con las peñas? El nuevo protocolo del club no gusta en general, de nuevo las medidas de seguridad para el derbi son impopulares…
R.--Estamos en un momento de escucharnos y entendernos. Desde que llegamos, con ellos, hemos tenido charlas y relaciones. Les hemos estado contándoles lo que íbamos a hacer, los abonos. Lo que hemos hecho ahora es regularizar una situación que no estaba regulada. Esta situación de tanta cercanía había llegado un momento en que no se podía controlar desde el club, que estábamos desbordados en ese sentido. Solo estamos normalizando y poniendo unos límites…
P.--Perdón, dice ‘tanta cercanía’... ¿Molesta la cercanía con el aficionado, con el peñista?
R.--No es la cercanía y no es molesta. Me explico. Al haber tantos eventos, el club estaba desbordado. Empezamos a echar cuentas de los días que tenían que ir los jugadores, los exjugadores y a nivel de los recursos que yo manejo es inviable que yo pueda atender eso. Hemos hecho el análisis de cómo se gestionan los entornos sociales en otros clubes, con especial atención a los que tenemos en el Norte, con la tradición que tienen sobre todo en el País Vasco, y hemos dicho que vamos a proponer algo que está en el estándar de lo que se está viviendo ahora mismo en otras partes. Valoramos al aficionado y el club tiene que liderar la relación con el aficionado. Vamos a organizar el día de las peñas, pero necesitamos poner unas normas de juego. Si no, es muy difícil que podemos atender las necesidades de cada una. No es que no les queramos tener cerca, simplemente debemos poner unas normas con las que nos sentamos todos a gusto.
P.--Con el nuevo protocolo, el club puede llegar a ‘cargarse’ a un buen puñado de peñas.
R.--Esto es un debate mucho más amplio que incumbe al aficionado en general. Hay que tenerles la consideración, hay que poner encima de la mesa que las valoramos y que queremos que estén cerca, que sigan ahí y que sabemos lo difícil que es organizar una peña, estar con el club, querer viajar, pero debemos focalizarnos en el aficionado en sí. Las peñas son grupos de aficionados. En ese sentido, hemos puesto al abonado en el centro porque entendemos que hace un gran esfuerzo a nivel económico.
P.--¿Preocupa la caída de espectadores en El Molinón? Se empezó con 19.000-20.000 espectadores y los partidos en viernes y lunes han bajado la presencia de público de forma notable.
R.--No preocupa. La afición del Sporting siempre responde en conexión con el equipo. Nos ha respondido en el número de abonados, en el compromiso y va a estar ahí siempre. Es verdad que por las circunstancias de la televisión no son los horarios ideales, más tradicional. Pero hay múltiples circunstancias que influyen en el número de asistentes. Yo sí veo que El Molinón es esencial para conseguir objetivos. El Molinón y nuestra afición ganar partidos., que cuando al estadio está enganchada y conectada hay una electricidad en el ambiente que influye en el resultado. Eso creo que lo vamos a mantener. Ha habido sube y baja pero la afición siempre responde a lo largo de la temporada. Los mejores partidos de la jornada los eligen las televisiones y muchos son los lunes o los viernes, no precisamente en el horario estrella y puede influir de manera negativa. Vamos a ver cómo va el equipo, que es lo que piden las televisiones y lo que maneja la liga.
P.--¿Habrá derbi asturiano en México?
R.--No lo sé. Lo que está claro es que México se tiene que convertir en un mercado estratégico para nosotros por la presencia del grupo y me encantaría que el Sporting estuviese allá. ¿Que se pueda dar o no el partido? Desde luego un partido oficial no es algo que esté encima de la mesa; si se diera, sería en pretemporada fuera del calendario oficial. Pero hay muchas cosas a analizar. Tiene sentido estar en México, allí tenemos Atlas, Santos, clubes hermanos. Queremos estar allí por la buena base de asturianos. Vamos a testarlo. Que los dos grupos sientan la pasión de lo que tenemos esta semana, descubrir lo que es este ambiente y trasladarlo, pero que seamos capaces allí de que acuda el público a un estadio es una incógnita.