Cordero apechuga con la carísima herencia de Torrecilla
El director deportivo tiene que resolver las salidas definitivas de Sabin Merino, con dos años más de contrato y una ficha de 700.000 euros, James Igbekeme, con contrato hasta 2024, Vada o Carbonell, lo que puede suponerle al Real Zaragoza entre un millón y medio y dos millones de euros.
Hace seis meses y medio que Miguel Torrecilla abandonó el Real Zaragoza con la carta de despido en el bolsillo, pero Juan Carlos Cordero, su sucesor en la dirección deportiva, sigue cargando con una pesada y enrevesada herencia, un legado que le va a costar otra vez al club aragonés muchísimo dinero, más allá de que el director general Raúl Sanllehí trabaje a toda máquina junto al grupo internacional que controla la sociedad anónima deportiva para intentar elevar el próximo límite salarial hasta los 15 millones de euros, cuando esta temporada ha sido de algo más de 10 millones.
El Zaragoza ya tuvo que rescindir en enero el contrato de Petrovic, abonándole 300.000 euros, para poder inscribir a Bebé, pero eso fue sólo un aperitivo de las apuestas fallidas de Torrecilla, porque ahora regresa Sabin Merino de su préstamo al Atlético de San Luis de México y le quedan nada menos que dos temporadas de contrato a 700.000 y 750.000 euros brutos de salario, unas cifras muy por encima de lo que percibe el mejor pagado de la plantilla, que es Cristian Álvarez con alrededor de medio millón.
El paso de Sabin Merino por el Atlético de San Luis, franquicia mexicana del Atlético de Madrid y al que llegó gracias a la estrecha colaboración deportiva que mantienen el Zaragoza y el club rojiblanco, ha sido algo más que decepcionante –sólo dos partidos de titular y dos goles-, por lo que el delantero vasco, de 31 años, no ha logrado relanzar su carrera y su futuro puede estar en el extranjero, en una liga menor, pero, en el mejor de los casos, a costa de que el Zaragoza afronte parte de su salario.
Y luego está James Igbekeme, cedido hasta el 30 de junio en el Wisla Cracovia polaco, y al que Torrecilla, en una extraña maniobra, amplió su contrato hasta 2024 cuando en enero de 2022 se marchó cedido al Columbus Crew estadounidense. El volante nigeriano, con una ficha de 375.000 euros, no entra tampoco en los planes de Fran Escribá y habrá que solucionar también su salida.
También el Real Zaragoza tendrá que pagarle al argentino Valentín Vada, otro fichaje de Torrecilla, por no ejercer su renovación opcional por una temporada. En este caso, unos 150.000 euros.
Menos problemático es el caso de Luis Carbonell, a préstamo en el Teruel y al que el anterior director deportivo renovó hasta 2026, a 100.000 euros anuales, y que tampoco entra en los planes del entrenador y al que se buscará una nueva cesión o directamente la rescisión de contrato.