Como si de un filial se tratase
El Mirandés ha ofrecido diferentes versiones en su juego en este inicio liguero. Con una media de edad de 22′6 son el segundo equipo más joven, solo por detrás del Villarreal B.
El mundo del fútbol sigue estando plagado de tópicos. Algunos se acrecientan y otros van cayendo en el olvido. Al Mirandés siempre se le ha comparado con los equipos del norte, con un estilo de juego en el que primaba el físico por encima del talento con el balón en los pies; pero esa filosofía ha ido cambiando con el paso de los años. La clara apuesta del club por la juventud ha permitido ver sobre el césped de Anduva a jugadores inimaginables en otra época para los seguidores jabatos.
La llegada de un nuevo director deportivo no ha variado los planes. Alfredo Merino apostó de lleno por el fichaje de Alessio Lisci, que se ha convertido en el entrenador más joven de la categoría de Plata a sus 37 años. El técnico italiano conoce a la perfección este tipo de filosofía tras ir superando etapas en el Levante hasta alcanzar el primer equipo: “En Segunda actualmente solo hay un filial. Hay otros 19 equipos de Primera que tienen, pero en 1RFEF, 2RFEF o incluso más abajo. Cuando tienes un jugador muy bueno es complicado mantenerlo en el segundo equipo. Y tener al Mirandés en Segunda es un lujo. Te permite que uno de esos futbolistas buenos pueda jugarse el puesto con otro joven con potencial”.
Es ahora cuando el Mirandés se asemeja más a un filial de toda la vida que a la típica escuadra de fuerza y pundonor de épocas pasadas. El conjunto jabato cuenta en sus filas con 24 miembros. La media de edad es de 22′6 y los futbolistas con mayor edad son Alberto Reina, Tachi y el lesionado Verdasca, todos con 26 años. Las cesiones de calidad vuelven a ser la piedra angular del proyecto, aunque esta vez el club ha cerrado en propiedad la incorporación de ocho jugadores. “No me molesta que nos cataloguen como filial, aunque es verdad que cada año lo es menos porque hay más jugadores en propiedad. Eso sí, acaba siendo más difícil cada año porque otros equipos también han entendido que los jóvenes son buenos y pueden rendir en Segunda. La competencia es mucho más grande”, asegura Lisci.
Capaz de todo
La juventud que atesora el Mirandés también se evidencia sobre el campo en determinadas fases de los partidos. El equipo rojillo ha marcado ocho goles en los tres duelos disputados en Anduva. Sin embargo, a domicilio sigue sin conocer la victoria con dos derrotas dolorosas ante Sporting y Amorebieta. Para colmo de males, en las dos últimas citas ha encajado dos dianas consecutivas en tan solo un minuto. “Son cosas de veteranos y de gente madura. En esos momentos de tanta tensión donde te aprietan, el rival sabe cambiar el ‘chip’. Son cosas que te da la experiencia y cada partido”, subraya uno de los capitanes, Álvaro Sanz.
El centrocampista aragonés recaló en enero en el Mirandés, procedente del filial del FC Barcelona. Sanz asegura que el cambio de categoría, de 1RFEF a Segunda, es muy grande y que, por lo tanto, se necesita un período de adaptación: “Yo noté un cambio de ritmo brutal y también de intensidad. A parte en el Barça se tiene un modelo más cerrado, con un 4-3-3, y aquí tenemos varias armas: contraataque, juego posicional y lo importante es saber variarlo como nos dice el míster. A medida en que el equipo se vaya conociendo, saldrán mejor las cosas”.
Lo que sí ha quedado demostrado en este arranque de campeonato es que el vestuario es una piña. Algo fundamental para conseguir el objetivo marcado, que no es otro que la permanencia en la categoría. “Alfredo Merino ha hecho un equipo sin jugadores que se queden atrás y pongan malas caras. Ha hecho un equipo unido, una familia. Poco a poco nos iremos conociendo más. Eso es lo más importante y lo que marca la diferencia en Segunda División, de ganar o perder”, finaliza Álvaro Sanz.