Cissé, retorno a la zona cero
El guineano del Leganés cerrará 2022 ante el Zaragoza, el rival ante el que derribó la puerta del vestuario del primer equipo. “Sin aquel partido no estaría ahora en el Leganés”.
Vuelve Seydouba Cissé a medirse al Zaragoza y por su todavía aniñada cara emerge una sonrisa profunda. Nada nuevo. Porque al centrocampista guineano del Leganés es difícil pillarle de mal humor. Pero su rollo feliz se hace más afilado al evocar a un enemigo de recuerdo dulce. El primero ante el que este chaval de apenas 21 años se hizo mayor en Butarque. Fue ante los aragoneses, próximo rival del Lega (Butarque, 21:00), y en el mismo escenario que la próxima jornada, donde el 32 blanquiazul derribó la puerta del vestuario en el primer equipo. Desde entonces es pieza clave y, además, estrella emergente. Un referente ilimitado. Expansivo.
No ha pasado ni un año. “Buah… mira, esa semana, estaba un día entrenando con Naim y se me acercó Nafti. Y se queda mirando a Naim y le pregunta: ‘Naim, ¿tú crees que Cissé puede jugar de titular?’. Y Naim… ‘Sí, tengo confianza en él’. Y Nafti viene y me dice: ‘¿Tú puedes jugar ahí? Mira que tengo a Recio, tengo a Rubén, tengo a Juan Muñoz…’. Y yo le dije que sí, que tenía gans de jugar. Me respondió: ‘Pues vas a ser titular’. Al día siguiente no podía dormir… Pero salió un buen partido”, evocaba en AS el propio Cissé el pasado verano.
Gol, partidazo y continuidad
“Sin ese partido no habría jugado en el Leganés. Lo cambió todo”, admitía. Veredicto certero. Sucedió un 11 de febrero de 2022. Hasta entonces, el chaval había jugado tres ratos. Garitano lo hizo debutar en Liga en Gijón un 9 de octubre, y aunque aquellos escasos 12 minutos fueron de calidad, luego no tuvo apenas continuidad hasta esa noche en la que se estrenó en el once con final feliz. Marcó el gol del 1-0, disputó el choque al completo y, para colmo, realizó un encuentro casi perfecto que convenció a Nafti para asentarlo entre los mayores.
Ya antes el franco-tunecino había deslizado que le parecía un jugador magnífico, pero precisamente por eso no quiso quemar etapas demasiado rápido, sino dejarlo cocer hasta que llegara a su momento cumbre. Ante los aragoneses, Cissé rompió a hervir. Desde entonces, todo ha sido sosegadamente meteórico en su vida: renovó hasta 2026 con una cláusula de 20 millones y contrato del primer equipo pese a lucir todavía dorsal de filial.
Es feliz en Butarque
Una ‘treta’ legal que esconde con algebraico camuflaje su condición de peso pesado en el equipo. Tras debutar con la absoluta de Guinea, en la actual temporada se ha revelado como multiusos excelso capaz de jugar de interior, carrilero, pivote, medio centro e incluso media punta. Derroche de virtudes que explotaron de nuevo en gol justo el pasado fin de semana, cuando de espuela, ante el Andorra en el Estadi Nacional, marcó uno de los goles de la temporada.
Su remate de primeras a centro de Undabarrena se coló en la meta después de hacerle un caño al rival. Caviar en un territorio (la Segunda) acostumbrado más a la mortadela. Por eso destaca y mucho, aunque por ahora no tenga entre sus planteamientos dejar Leganés. Al sur de la capital se siente feliz. Estado perenne de sonrisa infantil que comenzó contra su próximo rival. Ante el Zaragoza, empezó todo.