Cissé, nuevo chico para todo
El internacional guineano se estrenó de carrilero con el Leganés ante el Sporting por los problemas de Miramón. Ya había jugado ahí con su país. No desentonó tirado a la derecha.
Seydouba Cissé es jugador disciplinado. Y siempre con una sonrisa. No sabe decir no. Menos aun cuando su interlocutor es Imanol Idiakez. “Cissé, jugarás de carrilero diestro”, debió explicarle el técnico guipuzcoano los días previos a la visita del Leganés a Gijón, donde el joven internacional guineano de los blanquiazules se estrenó en un puesto que no era nuevo para él (con su selección ya jugó ahí), pero con el que todavía no se había desempeñado luciendo el escudo del laurel. No le importó. Rindió a buen nivel, no deslució e incluso se permitió alguna internada al más puro estilo Miramón, compañero fijo en esa posición al que unas molestias físicas apartaron del once.
El plan B más natural en la pizarra de Idiakez sugería volcar a Nyom a ese carril diestro y ubicar en el eje de la zaga a Omeruo. Pero el nigeriano, recién recuperado, aún no estaba para iniciar un duelo tan exigente como éste. Para colmo, Durmisi también sufrió problemas físicos que lo apartaron de la lista. Así que el plan C de incrustar a Josema en el centro de la zaga para liberar al propio Nyom también era inviable.
Idiakez tuvo que rebuscar en el baúl de opciones y ahí surgió la de Cissé como un plan novedoso, pero no tan arriesgado. Primero, por el compromiso del propio Cissé, jugador siempre dispuesto y con predisposición al trabajo que garantizaba, más allá de rendimientos particulares, que el experimento saldría bien. Al menos, por empeño y profesionalidad no sería. Sucede, además, que Cissé también ofrecía variantes en lo táctico.
Variedad táctica
En esta temporada en la que el Leganés ha tenido que ir reinventándose sobre la marcha, Cissé ha sido uno de los jugadores que más variedad ha aportado a los esquemas de su entrenador. Inicialmente suele iniciar como interior dentro de un trivote en la medular, pero conforme avanzan los minutos, se desliga de esa posición para volcarse al costado diestro y ahí ofrecer salida de balón a Nyom y apoyos a Miramón, que en ocasiones ejerce más de extremo que de carrilero.
Con estos mecanismos ya interiorizados, Cissé ejerció un rol similar en los esquemas del Leganés en Gijón. Los pepineros formaron, sobre el papel, con el 5-3-2 habitual como modelo de partida, pero acabaron desarrollando por muchos momentos un 4-4-2 en el que Cissé era más un volante por la derecha que un lateral de largo recorrido. Camuflado en este rol, se le vio cómodo, sin poder explotar una de sus mejores virtudes (pases al hueco, recuperación y salida rápida), pero cuidando otras, como la defensa, el cierre y las internadas por el costado.
La potencial recuperación de Miramón debería devolverle al eje, pero si Idiakez decide seguir guardándolo entre algodones (sólo jugó los últimos minutos y como carrilero zurdo), Cissé podrá cubrirle en esa posición sin temor a errores notables. Y todo siempre con una sonrisa de ésas a las que no se les puede decir que no.