Camiseta nueva, victoria (casi) segura

El del Real Valladolid esta temporada es un caso extraño. Si la tradición indicaba que cada equipo tenía dos equipaciones, el conjunto vallisoletano ha utilizado ya cuatro en lo que va de temporada; las tres decididas y anunciadas por el club como las oficiales y la amarilla que utilizó en el Carlos Tartiere. Si de por sí no es normal que suceda algo así, menos lo es que, a la postre, la tercera camiseta sea la cuarta, estrenada con triunfo este sábado en El Sardinero. Allí donde hay quien afirma que se encuentra la playa de Castilla, el conjunto blanquivioleta utilizó por primera vez la prenda que inspiró su playa real, la fluvial de Las Moreras.

Y es que sí; de la misma manera que se dice que el mejor pulpo está en O Carballiño, localidad a la que no llega el océano, que Santillana del Mar ni es llana ni tiene mar y que los mejores langostinos -dicen- están en Medina del Campo, el conjunto vallisoletano fue a reivindicar el arenal del Pisuerga justo ahora que a orillas del Cantábrico ya no llega el tren playero, tan valiente que solo faltó que Anuar, entre saltito y saltito, dijera que además tiene chiringuito, y que hubo una vez una candidata a alcaldesa que dijo que estaría bien que hubiera ‘barco-buses’ allí donde atraca ‘La Leyenda del Pisuerga’, que viene a ser ‘La Gabarra’ de los ascensos.

No dejó de resultar paradójico que, ahora que ha dejado de ser época de playa, salga a la luz esta prenda, igual que antes, cuando todavía hacía calor, se estrenara una en homenaje a la niebla. La otra curiosidad fue que la tercera equipación se estrenara en cuarto lugar, si se tiene en cuenta que la blanquivioleta también cambia siempre; esta temporada, hasta de marca. Está por ver si es muy utilizada y si llega a ganarse la condición de talismán, pero lo cierto es que se convirtió en la tercera con la que ganó a la primera, como sucedió con la ropa (sobre todo) de casa y con la amarilla; no así sucedió con la suplente, la de la niebla, con la que se perdió en Zaragoza.

Aunque sea realmente irrelevante, hay para quien no habría sido una cuestión baladí, dada la superstición que suele acompañar a la gente del fútbol. No en vano, cuenta la leyenda que, hace unos cuantos años, cuando el Real Valladolid estrenó su camiseta rosa en apoyo a la lucha contra el cáncer de mama, estaba previsto que esta fuera utilizada por el equipo en más de una ocasión; sin embargo, como los resultados no acompañaron, el dirigente habría decidido abandonar esta intención, no fuera a ser que llamara así al mal fario...

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