Borja Jiménez ya es leyenda

Cuando comenzó a hablar, algo en el tono de la voz de Borja Jiménez llamaba la atención. Era irregular. Sonaba más inestable. Quizá algo evasivo. Como su mirada, que se colaba en direcciones diferentes a la de los periodistas que le preguntaban. Lucía chaqueta gris y camisa negra. Un estilo demasiado formal para un entrenador seguidor de la moda, pero siempre un par de tonos más relajado. Sin perder la elegancia, eso sí. Tampoco la entereza y la compostura. Discurso siempre lineal. Sin alteraciones. Lo de aquel día fue excepción nerviosa por el inicio de un reto que lo ha eyectado la gloria. Ha pasado un año. Ahora Borja Jiménez es leyenda en el Leganés.

Ascensor precoz

Pero Borja Jiménez no solo se ha convertido en un símbolo para el Leganés, sino que también se ha convertido en un ejemplo de precocidad en la categoría, al ser el segundo entrenador más joven que asciende a Primera en la última década, solo por detrás de Andoni Iraola. En las últimas diez temporadas, el que fuera técnico del Rayo Vallecano fue el primero en subir con menos de 40 años; concretamente, con 38 y once meses, cinco menos que los que tiene el abulense.

Por apenas dos meses, ha superado a Diego Martínez, que ascendió con 39 años y medio en 2019, y, así, ha seguido siendo ejemplo de adelanto, puesto que sus dos ascensos anteriores, estos a Segunda, fueron con 34 años y cuatro meses (con el Mirandés) y con 35 años y seis meses (con el Cartagena), como ahora, siendo el entrenador más joven de cuantos subieron a la categoría de plata en las campañas 2018-19 y en 2019-20, respectivamente.

Un chaval en el siglo XXI

En lo que va de siglo, de Segunda a Primera se han producido 71 ascensos, que serán 72 cuando termine el playoff. En este, sin embargo, no hay en liza ningún preparador más joven que el del Leganés. Si acaso, hay uno menor de 40 años, Miguel Ángel Ramírez, que los cumplirá el próximo mes de octubre. De entre todos los anteriores, desde que arrancó la centuria, Jiménez es el octavo más joven en dar el salto y uno de los únicos diez menores de 40 en lograrlo.

El hecho de que otros siete le superen no van en deterioro de lo conseguido; menos si cabe, si se tiene en cuenta que entre el resto hay entrenadores de la trayectoria de Lucas Alcaraz o Luis García Plaza, que acumulan más de 200 partidos en la élite, u otros de contrastado caché internacional, como Unai Emery o Andoni Iraola. En total, han dado el salto a Primera División en este periodo de tiempo 53 entrenadores ... y el pepinero es más joven que 45 de ellos (será uno más tras el playoff).

De ‘inexperto’ a maestro

Volviendo a aquel 7 de junio de 2024, el flamante nuevo entrenador del Leganés comparecía entre Jeff Luhnow (presidente) y Txema Indias (director deportivo) para coger las riendas de un equipo que apenas unas semanas antes se había salvado de milagro del descenso a Primera RFEF. Lo había hecho de la mano de Carlos Martínez, exjugador pepinero y entrenador del filial al que le tocó el marrón de sustituir a Imanol Idiakez para rescatar a los pepineros, entonces en caída libre. Se consiguió con matrícula de honor. Pero el club desestimó su continuidad. Había que buscar alguien, creían en las oficinas, que diera un impulso al proyecto.

De entre los candidatos dos veteranos y un novel: Joseba Etxeberría, Luis Carrión (ambos ahora enemigos en el playoff de ascenso, qué casualidad) y el mismo Borja Jiménez, una opción que resultaba diferente. Desde fuera se veía hasta arriesgada. Con apenas 38 años (hizo los 39 en enero de 2024) no tenía experiencia en Segunda. Su periplo por la categoría se resumía en 18 jornadas, las que tardó el Cartagena en despedirlo pese al ascenso del curso anterior. Y todo pese a que los albinegros no pisaron nada más que una jornada puestos de descenso. Ocurrió en la segunda fecha. Ahora Borja dice que no guarda rencor por aquello. Pero no significa que no le doliera en su momento.

El caso es que el abulense lucía dos ascensos en su currículum (este de Cartagena y otro con el Mirandés, aunque en este no renovó y se marchó al Asteras Tripolis de la ‘primera’ griega). El tercero se le encalló en Riazor, ante el Albacete. Su Deportivo de la Coruña rozó el retorno al fútbol profesional, pero no lo logró por un puñado de minutos. Un drama. Ahora Idiakez, al que en cierta forma relevó Jiménez, lo ha devuelto a Segunda. El fútbol y sus caprichos.

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Del miedo al campeonato

Con ese perfil de entrenador inexperto en Segunda, pero con bagaje amplio en otras categorías, Borja cogió el testigo de un Leganés al que poco a poco, prudencia a prudencia, pronto metió en la zona alta de la tabla. Y eso que los fichajes tardaron en llegar. No las derrotas. Primera jornada, 0-1 con el Andorra y el runrún en el ambiente. Pero el método funcionó pronto. Inventor de soluciones ingeniosas y amante de la disciplina defensiva, dotó al Leganés de una personalidad especial que le hizo vivir en la excelencia durante la primera vuelta y de la supervivencia en la segunda.

Los nueve partidos que en el tramo final encadenó sin perder, como quiera que apenas ganó (sumó cinco empates y todos seguidos), fueron momento de cierta zozobra, que se unió al cansancio de la plantilla y la escasez goleadora. Lo resolvió con cambios de pizarra (de la zaga de cinco a la de cuatro) y decisiones arriesgadas como sentar a Raba (hasta entonces intocable) y dar cabida a meritorios como Cissé o Juan Cruz.

El resultado, un excelente ‘rush final‘ (10 puntos de 15 posibles) que ha devuelto al equipo a Primera, en la que ha sido única campaña que Borja ha disputado al completo en Segunda División. Casi como Asier Garitano, que subió al equipo en su segunda campaña con los pepineros en la categoría de plata. Solo él y Borja han elevado al ‘Lega’ al cielo, si bien Borja lo consiguió como campeón -’minipunto’ para el abulense-.

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“Mi intención, cuando comencé cogiendo niños, no era ser entrenador. Era algo más pedagógico. En 2016 estaba entrenando al Rápido de Bouzas y ahora estoy en Primera. Esto es increí…” trató de responder en el último partido de Liga, el del ascenso ante el Elche, antes de que los jugadores irrumpieran en plena rueda de prensa, la reventaran y lo empaparan en cerveza y agua.

“Damos por finalizada la rueda de prensa. Muchas gracias a todos”, zanjó el propio míster imitando a Uxue Caballero, la jefa de prensa, en el mismo espacio en el que hace justo un año fue presentado entre un buen puñado de incógnitas y apenas ninguna certeza. Ahora solo le quedan las segundas. Borja Jiménez ya es leyenda.

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