Blanco Leschuk, un tiburón más hambriento que nunca
El ariete argentino se está destapando como goleador en este inicio de competición. Garitano le pide más gol y él responde con dos dianas en apenas 104 minutos.
La transformación de Blanco Leschuk queda a vista de todos tras sus dos primeros partidos con la elástica del Eibar. En tan solo 104 minutos de juego ya ha marcado dos goles, la mitad de los cuatro que firmó en toda la temporada pasada. El ratio de gol cada 440 minutos que tuvo el curso pasado lo está bajando al tanto cada 52 minutos. Si repasamos su trayectoria en la categoría de plata, su mejor año fue la 18-19 con el Málaga con 9 goles, uno cada 356′. Bajó esa media en el Oviedo durante la 20-21, con un tanto cada 303′, aunque firmó siete. Ambas marcas podrían quedar muy cortas viendo el arranque de esta temporada. El ‘tiburón’ está más hambriento que nunca.
Después de volver a ser fundamental para que el Eibar sume puntos, en este caso tres, el delantero de 30 años prefiere dejar de lado el aspecto individual: “Personalmente estoy muy contento, pero necesito seguir trabajando. Esto es una victoria de todo el equipo. Contento por conseguir los tres puntos porque en casa tenemos que hacernos fuertes”. El ‘tiburón’ de Mendoza también valoró la dificultad del rival: “Sabíamos que venían a ganar y lucharon hasta el final, pero nos pusimos firmes para conseguir la victoria”. Insistió en que fue un duelo muy trabajado en el que mostraron su mentalidad ganadora y subrayó que “vamos por buen camino”.
El propio Gaizka Garitano confesó, tras la victoria sobre la Ponfe, su petición al de Mendoza: “Ya le dije desde el primer día, que muy bien el trabajo, pero que un equipo necesita que el delantero haga más goles de los que hizo el año pasado, que fueron muy pocos”. Ahora, queda ver hasta dónde puede llegar el hambre y la mordiente de un Blanco Leschuk que empieza a presentar su candidatura al pichichi de LaLiga SmartBank. Con dos goles se sitúa en lo alto de la tabla de goleadores junto a otros siete jugadores, aunque el armero es el que ha necesitado menos minutos para lograrlos.