Aprobados y suspensos de un Espanyol que quiere pero no puede
Los blanquiazules dicen adiós al ascenso directo en el enésimo empate de un equipo con problemas serios de cara a portería
Joan. Atrevido por arriba, estuvo impecable a excepción de un balón que se le resbaló entre las manos. Aporta seguridad al equipo y es uno de los responsables de que el Espanyol no pierda. Poco más se le puede pedir a un portero que está siendo de las pocas buenas noticias en este final de temporada.
Omar. Actuó por la derecha en una defensa de tres y fue el mejor de los centrales. El único que se incorporó al ataque y centró con cierto criterio. Además, salvó al Espanyol en el 38 con una entrada providencial en un uno contra uno. Buen partido, en su línea.
Calero. Se notó el largo período de inactividad, mostrando una clara debilidad física en la segunda parte. Intentó anticiparse, una de sus características, y no siempre lo consiguió. Acabó sustituido completamente exhausto.
Cabrera. Un partido muy en su línea. Con luces y sombras, pero en defensa casi siempre pesan más las sombras. Tampoco estuvo especialmente exigido, el Espanyol llevó la iniciativa en el partido, pero se le vio sufrir en las contras. Algo normal en un jugador de su perfil.
Antoniu Roca. Activo, con nervio. Voluntarioso pero poco impreciso. Le faltó el temple, o la experiencia, para decidir mejor en los últimos metros. Actuó de carrilero derecho y, pese a entenderse bien con Omar, fue sustituido al descanso.
Keidi Bare. Partido correcto del mediocentro, al que le faltó más para ser peligroso. Él es un futbolista de corte defensivo y en eso estuvo bien. Pero un partido con mucho dominio y mucho balón le obligó a ser más vertical. Y ahí se le vieron las costuras.
Aguado. Fue el protagonista en el centro del campo y cuajó un buen partido. Dio, de hecho, algún pase magnífico. Su problema, el problema de todo el equipo, es que a los blanquiazules se les apagan las luces en el último cuarto de campo. Da igual que pusiera a algún compañero con ventaja, porque casi siempre la desperdiciaron. Le faltó, eso sí, un poco más de dinamismo con el balón en los pies. Sorprender al rival.
Pere Milla. Actuó por banda y fue quien mejores centros puso al área. Partido correcto, bueno, sin nada que objetar a un jugador fuera de su posición. Mejoró, de hecho, a los teóricos extremos. Puso un balón de oro que acabó al fondo de la red gracias a Puado, pero que fue anulado correctamente por fuera de juego.
Puado. Lo intentó con poca suerte y nula puntería. A un jugador como él se le debe exigir más. No es que cometa fallos groseros o que no pelee, es que en esos balones o jugadas donde debe marcar la diferencia no lo hace. Y eso resta muchas opciones ofensivas al Espanyol.
Keita Baldé. Para llevar dos meses sin jugar y haberlo hecho tan poco, ni tan mal. De más a menos. Arrancó bien, con un par de controles, pero luego ofreció muy poco. Su perfil no encaja especialmente contra un equipo como el Amorebieta, que defiende atrás y sobre el que el Espanyol trató de colgar balones.
Braithwaite. Fue el blanco de todos los centros, de todos los ataques. Lo normal. También fue él quien más peligro generó con algún remate de cabeza y una falta directa. Tampoco tuvo muchas más. Sus compañeros lo buscaron y él lo intentó.
Salvi. Tuvo 45 minutos para mejorar a Antoniu Roca. No lo hizo. Uno de esos jugadores, como Lazo o Keita, que llevaban tiempo fuera del equipo. Se entiende el porqué.
Gastón. Entró para rematar los numerosos centros al área que estaba realizando el equipo. No conectó ni uno. Aportó muy poco.
Sergi Gómez. Sustituyó a Calero porque este no podía con su alma. .
Lazo. Absolutamente intrascendente.
Brian Oliván. Tuvo un par de centros, para eso ingresó al terreno de juego, y ambos fueron bastante pobres.
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