Álvaro Rubio también se va del Real Valladolid

El Real Valladolid sigue adelante y ya prepara desde Chile su próximo reto, volver a Primera y olvidar la nefasta etapa de Ronaldo y su ‘troupe’.

Uno de los que ha pagado los platos rotos de esa aciaga campaña ha sido Álvaro Rubio, que como buen hombre de club, se hizo cargo del equipo que ya estaba moribundo y solo pudo certificar su defunción con unos números paupérrimos que son los peores de la historia del club y casi de la Liga.

Nada más acabar la temporada se comunicaba que, lógicamente, Rubio no sería el entrenador y a partir de ahí solo había que esperar hasta la jornada del lunes 21 de junio.

El Real Valladolid comunicaba de forma oficial que Álvaro Rubio deja de pertenecer al Real Valladolid y emprenderá otro camino. El histórico jugador pasó un periodo de formación como técnico siendo parte del equipo técnico de Luis César, Sergio González, Pacheta y de Pezzolano para hacerse cargo después del Promesas, hasta que los avatares de la pasada campaña le llevaron al banquillo del primer equipo donde le resultó imposible gobernar una plantilla que había bajado los brazos mucho antes de que él llegara.

Aún así y a pesar de esto, Álvaro Rubio es parte del club de forma indeleble y se despedía con estas líneas a través de la web del propio club:

"Me resulta difícil explicar en pocas líneas mis sentimientos a lo largo de estos casi 20 años juntos en el que considero el club de mi vida.

He vivido y pasado por muchas etapas a lo largo de este tiempo, como jugador, como ayudante técnico y finalmente como primer entrenador. Buenas y malas, todas ellas acompañado por mi familia, mis hijos (más pucelanos que José Zorrilla) y, en especial, mi mujer, sin la que nada de esto habría sido posible. Todas ellas inolvidables, las cuales llevaré en mi corazón para siempre.

Son dos las que están por encima de todo:

El trato que me ha brindado siempre la afición y la ciudad, siempre con cariño y respeto, independientemente del momento deportivo. Mi gratitud infinita por hacerme sentir parte de vuestra historia. Gracias de verdad.

Y a todos y cada uno de los trabajadores del Real Valladolid que han compartido parte de sus vidas conmigo, especialmente a los que cuando llegué me hicieron sentir parte de esta familia blanquivioleta y que he intentado inculcar a las siguientes generaciones lo que significa formar parte de ella. Gracias por darme tanto sin esperar nada a cambio.

Me voy con una espina clavada, los que me conocen lo saben, pero extrañamente sintiéndome más orgulloso de este final de etapa, anteponiendo las necesidades del Club sin pensar en las consecuencias personales. Ojalá nuestros caminos vuelvan a cruzarse algún día y en otras circunstancias.

A partir de ahora lucharé por continuar mi carrera como entrenador, con fuerza e ilusiones renovadas en otro destino.

Amo y amaré siempre Valladolid. Vaya donde vaya formará parte de mí y de mi familia, y os estaré eternamente agradecido por todo lo que me habéis dado.

Mis mejores deseos. SIEMPRE PUCELA, ¡¡AÚPA PUCELA!!”

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