Alfonso Herrero, ‘Malaguista del Año’
El portero del Málaga recibe el galardón de la Peña Malaguista de Archidona. En poco más de una temporada se ha convertido en un baluarte indispensable para el equipo y en un referente para la afición.
Alfonso Herrero es, sin duda, uno de los rostros visibles de este Málaga que ha logrado enganchar a su afición como nunca antes. Su importancia dentro del equipo es incuestionable. Desde que aterrizó en Martiricos ha jugado todos los minutos oficiales en Liga y sólo se ha perdido los encuentros de Copa del Rey, que los disputó Carlos López. Fue clave en el ascenso a Segunda División siendo, para muchos, el mejor jugador de la temporada en Primera RFEF. Estatus que está manteniendo en Segunda. Nadie le discute y su aportación sigue siendo decisiva partido tras partido.
Por ello, la Peña Malaguista de Archidona le hizo entrega este martes del trofeo ‘Malaguista del Año’, galardón con el que reconoce cada temporada al mejor futbolista del curso y que, con todo merecimiento, ha recogido el cancerbero blanquiazul. Alfonso Herrero, además, fue obsequiado con su peso en aceite de oliva, un regalo muy singular que cada temporada recibe el jugador blanquiazul más destacado.
Los números del meta malaguista dejan poco margen al debate. La temporada pasada tuvo un papel decisivo para que el Málaga se mantuviese todo el curso en puestos de playoff y acabase regresando al fútbol profesional. Encajó 31 goles en 42 partidos y dejó la portería a cero en 18 ocasiones. Sus números también son envidiables este curso, en los que no ha encajado gol en tres de los ocho encuentros disputados y ha parado dos penaltis, uno a Quiles frente al Albacete y otro a Weissman contra el Granada.
Dos penas máximas detenidas que han reportado cuatro puntos a los blanquiazules, ya que de no haberlos parado, el encuentro ante el Albacete seguramente habría finalizado con derrota (el Málaga acabó ganando 2-1 con un penalti in extremis y después de jugar la mayor parte del encuentro con diez futbolistas) y el de Granada, también (paró el penalti en el descuento con el partido 2-2).
Su rendimiento y su actitud le han granjeado el cariño infinito del malaguismo. A día de hoy, es uno de los futbolistas más queridos por la afición y ejerce de manera excelente su rol de capitán dentro de un vestuario que se ha convertido en una familia. En Riazor cumplió 50 partidos oficiales y su deseo es jugar muchos más encuentros con la camiseta blanquiazul. En el horizonte, a corto plazo, el sueño de poder devolver al Málaga Primera División. Sus paradas, sin duda, son un aval inmejorable para aspirar a convertir ese sueño en realidad.
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