Al Leganés le sientan bien las soluciones dramáticas de la casa
En los últimos 20 años hasta en siete ocasiones ha tenido que tirar de técnicos de las inferiores o de la casa para salvar en periodos cortos escenarios dramáticos. El caso más llamativo, el de Víctor Fernández que pasó de delantero a entrenador salvador.


La noticia saltó como un regalo de Navidad. La mañana de Nochebuena el Leganés anunció que Igor Oca, entrenador que comenzó la temporada en el filial y, después, reemplazó a Paco López con carácter interino, se quedaba hasta el final de curso. La decisión no es nueva. En los últimos 20 años el Leganés ha tenido que recurrir a entrenadores de la casa para salvar situaciones complejas en siete ocasiones antes de necesitar de los servicios del preparador vizcaíno. Con él suman ocho. Y en casi todas aquellas ocasiones, el relevo sentó bien a un equipo que suele maridar bien con los reemplazos de la casa.
Esos siete reemplazos estuvieron, en verdad, dirigidos por sólo cinco hombres. A saber: Agustín Vara, Chema Rico, Víctor Fernández, Luis Cembranos y Carlos Martínez. Los dos primeros, Vara y Rico, tuvieron que saltar al ruedo en dos ocasiones diferentes. Casi todos estos periplos de interinos de larga duración se han caracterizado por tener que afrontar un puñado de encuentros, nunca más de 15, y casi siempre con resultados positivos, en muchas ocasiones en situaciones más desesperadas que la actual.
Víctor, el ‘killer’ en el banquillo
Que se lo digan a Víctor Fernández. El que fuera delantero de Tenerife, Valladolid o Villarreal, inició aquella temporada 2011-2012 como delantero de un proyecto construido, sí o sí, para ascender de categoría, pero que acabó peleando por no bajar. ¿Les suena?
El caso es que, tras tres cambios de entrenadores, él que ejercía de ariete eficaz (completó 31 partidos y marcó once goles ese curso) tuvo que cambiar botas por pizarra para sentarse en el banquillo de forma repentina en los últimos cuatro partidos del curso. Había riesgo serio de acabar en Tercera División.
Y manejando a sus compañeros, dio rendimiento excelente: cuatro partidos, tres victorias y un empate. Cuando Víctor cogió al equipo, era 18º. Terminó 12º tras salvarse matemáticamente en una goleada al Atlético B de Iago Herrerín, jornada de puertas abiertas en Butarque. Fiesta total que, dos años después se convirtió en ascenso a Segunda División y de ahí, a la era dorada actual.

Los casos de Rico y Cembranos
Víctor se convirtió en el cuarto entrenador de la temporada. El tercero fue Chema Rico, otro técnico de la casa al que el Leganés subió al primer equipo con la esperanza de repetir el efecto que protagonizó un año antes. En la 2010-2011 el preparador cogió al equipo a falta de 13 jornadas y con una racha espectacular de 10 victorias, un empate y sólo dos derrotas, metió a los pepineros en su segundo playoff de ascenso a Segunda desde la pérdida de la categoría en 2004. Tras ganar 2-1 en la ida, los catalanes eliminaron cruelmente al Leganés con un gol en el último minuto del partido de vuelta (1-0).
Un curso después, el efecto no se repitió y Rico dirigió al Leganés en 10 jornadas, con sólo dos victorias, tres empates y cinco derrotas que obligaron al relevo por Víctor Fernández. Esa mala racha fue la primera excepción al efecto ‘milagro’ de un preparador de la casa para salvar un mal escenario del Leganés. La otra la protagonizó Luis Cembranos en Primera, cuando reemplazó al dimitido Pellegrino en tres partidos. La cosa comenzó bien con un triunfo ante el Mallorca (el primero de aquel curso) pero las derrotas ante Real Madrid y, sobre todo, ante el Eibar, forzaron su relevo por Javier Aguirre.

Vara y Carlos Martínez, eficaces sobre la bocina
El resto de experiencias con soluciones ‘made in Butarque’ han salido generalmente bien. Agustín Vara estrenó estos efectos en la 2009-2010, cuando cogió al equipo en ocho partidos finales para acabar el curso invicto, con seis victorias y solo dos empates. Su objetivo fue meter al equipo en puestos de playoff. Cuando arrancó su periplo estaba a seis puntos del cuarto.
Acabó la liga a sólo dos de esa posición en una cruel última jornada de transistores en la que el Universidad de Las Palmas ganó en Oviedo contra pronóstico y acabó ocupando esa plaza que podría haber sido para los pepineros. Vara había dirigido ya el curso anterior al Leganés en tres partidos después del cese (sorprendente) de David Gordo -ahora seleccionador sub 21- a falta de una jornada para el fin del campeonato regular. Tras esa última jornada, Vara no pudo hacer mucho en el playoff ante el Jaén (2-2 en la ida, 5-0 en la vuelta).

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Carlos Martínez fue, en la línea temporal opuesta, la última solución interina exitosa en el Leganés. Se produjo en 2023, ya con Blue Crow al frente del club. Con el Leganés en puestos de descenso y en una nefasta racha de resultados, Imanol Idiakez (2 puntos de 18 posibles) fue cesado y Carlos Martínez, del filial, se hizo cargo del equipo para apuntalar la salvación con cuatro victorias, un empate y tres derrotas (la última ya con el equipo salvado matemáticamente) en un sprint que no le sirvió para quedarse con el puesto. El club prefirió que fuera Borja Jiménez quien cogiera las riendas de aquel proyecto que, como el actual, estuvo a punto de irse a Primera RFEF. La gestión final de un entrenador de la casa evitó el desastre.
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