Abascal: “El estado de ansiedad que había por ganar no lo había vivido nunca”
El ya extécnico del Granada pasó por Canal Sur para explicar su “inesperada” salida, el enfrentamiento con la afición y la poca paciencia de la propiedad.
Guille Abascal ya es historia del Granada. El entrenador sólo duró seis partidos, poco más de un mes y medio, antes de su abrupta salida después de sumar seis puntos en seis jornadas. Unos números que han provocado su destitución con el equipo más cerca del descenso que del ascenso y muy malas sensaciones sobre el césped. Su adiós llegó después de empatar ante el Málaga y que en la última jugada del partido Weissman marrase un penalti.
El preparador, que tuvo enfrentamientos con la grada y no salió demasiado bien de la ciudad de la Alhambra, concedió a Canal Sur su primera entrevista ya en su ciudad natal, Sevilla, donde fue a los estudios del medio autonómico. “No es que la note o no la note, nadie de los que estábamos dentro se esperaba el desenlace de ese día. Vienes de tres empates, vienes de ir ganando los tres partidos, fallas un penalti en el 98 que te podía haber dado la victoria. Son tres resultados útiles seguidos y no te esperas ese desenlace, si Weissman mete ese penalti no estaría aquí…”, sentenció sobre su adiós, aunque tiene claro: “Es una decisión del fútbol que se acepta, es parte del camino, he tenido otras en otros clubes y las he aceptado como ahora, pero es una decisión inesperada”. Inesperada, sobre todo, porque no tuvo ningún aviso antes de que el director deportivo, Matteo Tognozzi, le llamase después de la rueda de prensa del duelo contra el Málaga. Así lo contó en Canal Sur: “Al acabar el partido hacemos rueda de prensa, una hora después viene el director deportivo y me dijo que me cesaban. Querían cambiar de entrenador. No había tenido ninguna noticia antes, por eso es inesperado, lo tengo que aceptar”.
“No me arrepiento de las decisiones que tomo, son decisiones que, evidentemente, están pensadas. No me arrepiento porque quería volver a casa algún día, podía haberme esperado, pero no me arrepiento porque son situaciones y momentos en los que hay que tomar la decisión y afrontarla, aunque seguramente no haya salido de la forma esperada”, dijo el técnico sobre su llegada a Granada. Porque en la ciudad de la Alhambra, Abascal tuvo su primera oportunidad en España y en uno de los clubes punteros de Segunda, pero no la aprovechó.
Abascal aseguró que se encontró un equipo hundido y ansioso y él esperaba un proyecto, no resultados inmediatos: “El trabajo del entrenador es en el día a día, no valoro la larga duración, soy emocional, intento transmitir cada día y intento resetearme cada día para poder lo mejor de mí. Como persona vivo el día a día, pero como entrenador necesitas tiempo para plasmar una idea, aún sabiendo que íbamos a un club que viene de un descenso”. Y achacó los problemas a una herencia del paupérrimo curso pasado: “Era un momento en el que el equipo tenía una presión excesiva. Tenía que quitarse un lastre, tenía que dar algo más y esa ansiedad por la victoria que no llegaba”. “El estado de ansiedad que había por ganar no lo había vivido nunca”, sentenció, explicando que él sí sabe lo que es presión por ganar títulos, como le pasó en Suiza, pero esta era otro tipo de ansiedad.
Una ansiedad quizá creada también por las expectativas. Abascal habló de una conversación con Luca Zidane comparando el inicio de otros equipos que al final acabaron en playoff. Reiteró que quedan en juego 108 puntos y el equipo iba creciendo. “Quizás lo que no se ha evaluado, más allá del resultado inmediato. Faltaban 108 puntos y el equipo venía de tres empates. El grupo estaba convencido de lo que hacíamos y con nosotros. Íbamos creciendo con esa ansiedad lentamente, no crecíamos con victorias”.
“Cuanto más altas las expectativas más problemas vas a tener. Hay que ser realistas y tener expectativas al alcance de la mano para poder alcanzarlas y realizarte. La expectativa del Granada es muy alta que, como entrenador hablaría de proyecto, pero los proyectos no entienden de resultados, eso es la urgencia”, recalcó. Con el objetivo claro de retornar a Primera y un equipo confeccionado para ello después de un año muy complicado, los resultados eran imprescindibles para poder sostener el proyecto. Y sentenció: “Solo valía ganar. Había que ganar todos los partidos y ser el primero de la tabla después de cinco jornadas. Hay equipos que después de 108 puntos ya no están ahí”.
Abascal se defendió por varias polémicas. La primera, la salida de Jorge Molina. El exjugador estuvo como técnico asistente con Paco López y continuó con sus sucesores. Cuando llegó Abascal, el sevillano aseguró que se reunió con él, pero que no lo tenía como parte de su cuerpo técnico que eso no quitaba que el club le pudiese contratar. Como se sabe, los clubes dan una bolsa para que el técnico contrate a sus ayudantes con el dinero de es bolsa.
También de la prensa, que, según explicó, no le gusta “la prensa que destruye”. El preparador aludió a una frase que dijo en su primer partido: “Para comer jamón, primero hay que comer mierda”. Un dicho que dio bastante de sí. Además, su despedida sin nombrar a la afición en el comunicado en redes sociales dijo que fue un lapsus: “Adrede no ha sido, por cómo lo vivimos hemos hecho buenas relaciones y hemos tenido buenos momentos. La afición tiene una fuerza espectacular y amor por su club, pero está en un momento de crispación que influye e interfiere en los resultados. Despedirme de todos y agradecerles a las personas que nos han apoyado. Somos personas, por el hecho de nacer en un sitio o en otro (refiriéndose a que él nació en Sevilla) no deberíamos ser juzgados. Hay minorías que hacen ruido. Si no se ha puesto habrá sido un lapsus en el camino”.
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