Aaron Ochoa, lo que todos ven en el Málaga
Su segunda parte ante el Almería refuerza esa óptica de que es un futbolista diferente. Con contrato hasta 2027, otra carpeta para Loren.
Aaron Ochoa es probablemente el nombre que más se repite en los pasillos del Málaga cuando se pregunta por el canterano que más sorprende en el día a día. Jugadores y miembros del cuerpo técnico coinciden en señalar al joven marbellí, de raíces irlandesas, como ese futbolista diferente, también desde el seno del club blanquiazul. Y eso no es poco en una cantera con talento contrastado y nombres ya asentados en el primer equipo. Hay cachorros ya con recorrido y madurez adquirida tras varias temporadas al máximo nivel, desde Dani Lorenzo a David Larrubia, por citar solo algunos ejemplos. Futbolistas que ya han pasado el proceso de adaptación y que hoy son realidades. Sin embargo, con Aaron Ochoa ocurre algo distinto. Existe una especie de debilidad colectiva hacia su fútbol, una corriente muy clara que llama la atención por lo unánime. No es habitual que un jugador de 18 años genere ese consenso interno.
La última prueba de ello llegó ante el Almería. Ochoa dinamizó el partido en la segunda parte con una dosis de talento puro, de fútbol de alto nivel. No fue solo una cuestión de desparpajo, sino de comprensión del juego. Pases en profundidad bien medidos, capacidad para oxigenar al equipo en tres cuartos, conducciones con la pelota pegada al pie y una lectura del ritmo que no se improvisa. En un contexto de máxima exigencia para el Málaga actual, el canterano mostró que sabe jugar a esto.
Es evidente que hay otros canteranos haciendo números, acumulando minutos y dejando un impacto más sostenido. Pero Ochoa se ha subido al tren. Ese descaro que ya apareció en Tarragona cuando su disparo rechazado acabó en el gol de Dioni. Aquella acción resumía bien su esencia. Atrevimiento, poca vergüenza en el buen sentido y un punto de fútbol de patio de colegio, también inocencia de un chico del 2007.
No ha sido un camino sencillo. Ochoa entró en dinámica del primer equipo con apenas 16 años y ha tenido que atravesar un proceso de cocción complejo. Lesiones, altibajos y el aprendizaje propio del fútbol profesional han ido moldeando a un jugador que hoy, con 18, empieza a mostrar una versión más asentada. No solo talento, sino también comprensión de los tiempos, de cuándo acelerar y cuándo pausar. Suma cuatro partidos participando, 234 minutos en 8 partidos este curso. Reforzado con la llegada de Funes, aunque también era debilidad de Sergio Pellicer. Y de todos.
Ante el Almería actuó además por dentro, una posición donde su fútbol puede maximizarse. Ahí, entre líneas, con libertad para recibir y girarse, es donde su creatividad encuentra más sentido. No se trata de tirar las campanas al vuelo ni de cargarle una mochila excesiva a un chaval que aún está formándose, pero sí de reconocer que su aparición invita a la ilusión. De hecho, dentro del club se le ve casi como un fichaje de invierno. Hace apenas unas semanas no estaba en el foco y ahora su irrupción ha dejado una impresión muy positiva, incluso en La Rosaleda, que respondió con sorpresa y entusiasmo a su último tramo ante el Almería. Fue una de las grandes noticias del cierre de 2025 para el malaguismo, una chispa más para alimentar la esperanza.
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Aaron Ochoa cumple así con lo que todos en el Málaga decían de él. Que tiene duende. Que tiene algo especial. Ese talento para filtrar pases rompiendo líneas en el momento justo, para decidir bien bajo presión, para darle sentido al juego ofensivo. No es algo que se enseñe. Los gestos. Se tiene o no se tiene. Tiene ficha del filial y contrato hasta 2027, firmado hace un año, pero su caso entra ya en ese grupo de futbolistas a los que el club debe prestar atención. No por riesgo de salida, sino el adelantarse a acontecimientos.
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