Ronaldo

Yo jugué contra Ronaldo “Si Guardiola levantaba el pie, yo saltaba a por Ronaldo”

Juanma Leiva
Por Juanma Leiva

"Aquel joven brasileño era una fuerza de la naturaleza, parecía imparable", destaca uno de los pocos centrales que consiguió sujetar a la primera y más espléndida versión de un futbolista irrepetible.

El fútbol español asistió en el verano de 1996 a la llegada de un fenómeno que tenía poca comparación con todo lo visto anteriormente. Ronaldo Nazario sólo necesitó una temporada en el Barça para demostrar que con su potencia física y calidad depurada sería el gran dominador del planeta fútbol. Por los campos españoles dejó innumerables muestras de ser un delantero imparable y muchos de sus 47 goles de aquel año (en 49 partidos) quedaron en el imaginario del fútbol mundial. Pocos defensas fueron capaces de 'atar' a aquel prodigio, pero sí hubo un central en las filas del Tenerife, César Gómez (Madrid, 56 años), cuyo marcaje tanto en el Camp Nou como en el Heliodoro Rodríguez López dejó al brasileño sin argumentos. Nadie mejor que él para contar cómo era aquel delantero irrepetible.

El Fenómeno

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“¿Cómo lo vas a hacer con este?… No tengo ni idea”

La llegada de Ronaldo Nazario a LaLiga en el verano de 1996 fue un terremoto. Un delantero con un físico imponente, calidad técnica exquisita y regate eléctrico que marcaban la diferencia. Aunque ya había demostrado de lo que era capaz en el PSV, sus cifras goleadoras y, sobre todo, la impresión de superioridad en una competición al más alto nivel como la española le convirtieron en el la gran atracción del fútbol mundial (y posterior Balón de Oro). Cada entrenador rival ideaba la manera de tejer una telaraña alrededor del brasileño, así como emparejar a su mejor marcador con el genio.

En la quinta jornada de Liga, un Tenerife que había arrancado de forma esperanzadora le tocaba visitar el Camp Nou. César Gómez era el elegido para marcar a un Ronaldo que sumaba ya por entonces nueve goles en cinco encuentros como azulgrana. “Yo era un central de corte defensivo, creo que mi fuerte era que destacaba tácticamente y también por mi contundencia física. Aunque fue por las circunstancias de enfrentarnos a delanteros de la categoría de Ronaldo, por lo que descubrí que era bueno marcando al hombre”, explica a AS César Gómez desde Tenerife, donde este madrileño reside tras vivir en la isla algunos de los años más brillantes de su carrera. Y es que fue con la camiseta del equipo tinerfeño cuando pasó a ser considerado uno de los mejores centrales de Primera División. Una fama que tuvo como momento culmen, quizá, su marcaje a Ronaldo Nazario. Porque su Tenerife sí consiguió sujetar al Fenómeno. En aquella temporada 1996/1997 logró un empate en el partido de la primera vuelta en el Camp Nou (1-1, sin gol del brasileño). En el partido de vuelta, los tinerfeños ganaron... ¡4-0 en el Heliodoro!

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La idea de que César atara en corto a Ronaldo fue del técnico Jupp Heynckes. “Yo siempre había defendido en zona. Con Pacho Maturana en el Valladolid y con Jorge Valdano en el Tenerife. Pero llegó Heynckes y decidió que, ante delanteros así, sí que recurriríamos a marcajes individuales. Y yo era el encargado de emparejarme con ese tipo de atacantes. Recuerdo que ya habíamos empezado a realizar ese tipo de defensas contra Bebeto en el Deportivo la temporada anterior”, recuerda César. Por tanto, una de sus tareas cada semana era estudiar a los delanteros más destacados de los equipos a los que debía enfrentarse, fijarse en cada movimiento, en cada detalle... Y con Ronaldo, con más motivo, aunque no siempre se podían encontrar puntos débiles. “Recuerdo estar viendo un partido del Barça con mi compañero de habitación, Chano. Estábamos observando todos los recursos que tenía Ronaldo y Chano sabía que probablemente me tocaría marcarle cuando nos enfrentásemos a ellos. En un momento, se me quedó mirando y me preguntó: ‘¿Cómo lo vas a hacer con este?”, cuenta César, cuya respuesta fue una muestra de la más absoluta sinceridad. “Pues... ¡no tengo ni idea!”.

Una fuerza de la naturaleza

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“Para mí, el mejor delantero de la historia”…

Aquel Ronaldo, con apenas 20 años, contaba con una zancada prodigiosa, tanto en conducción (inolvidable aquel gol frente al Compostela), como en carrera. "Era como Pelé a los 17 años", le describió su técnico de entonces, Bobby Robson. El quebradero de cabeza para cualquier defensa. Para colmo, aquel Barça contaba con un buen número de futbolistas capaces de filtrar pases de calidad y lanzar al 'Fenómeno' hacia la portería contraria. “Era la primera vez que veíamos a un jugador con esas características... ¡y con esas cifras! Sumaba más goles que partidos. Era una fuerza de la naturaleza. Parecía imparable”, elogia César.

¿Y cómo hizo entonces para salir victorioso del duelo? “Primero decidí que lo mejor que podía hacer era adelantarme a la jugada. Cuando Guardiola levantaba el pie para dar un pase, yo ya saltaba como un resorte a por Ronaldo. Y en la primera jugada me salió bien. De hecho, recuerdo que estuve listo y le saqué seis o siete metros de ventaja. Era un balón que siempre sería mío... ¡pero de repente me alcanzó! Claro, ahí decidí que con eso no bastaba, que tenía que cambiar de táctica. Me di cuenta de que la única manera era estar encima de él todo el partido”, explica. Una estrategia que la llevó al extremo. “Ante eso, ya nada importaba, ni sus compañeros, ni los míos, ni el balón... sólo el nueve del Barça. Fue un marcaje intenso, pero no agresivo, no le di patadas. Sí hubo choques, acciones físicas, pero lo normal”, cuenta. La crónica de AS de aquel 3 de octubre de 1996 destacó la labor de César, que catalogó como “una severa e impecable vigilancia, casi siempre dentro de los límites del reglamento”.

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“El fútbol ahora es de los entrenadores, antes pertenecía a los jugadores”…

Un marcaje que a César le acompañará siempre. Tanto en la ida como en la vuelta, porque en Tenerife volvió a ‘secar’ al brasileño con otra “actuación elogiable”, como destacó la edición de este periódico del 2 de marzo de 1997, de aquel escandaloso 4-0 que le endosó el Tenerife a un Barça de Robson que lo ganó todo (Supercopa, Copa y Recopa)... menos la Liga. Aún así, César quedó impresionado por las habilidades de su rival. “He marcado a grandísimos jugadores como Bebeto, Suker, Mijatovic, Raúl... pero a nadie como él. Para mí es sin duda el mejor delantero de la historia”, asegura un César Gómez, cuya carrera pareció seguir ligada de cierta forma al brasileño.

Porque, tras aquella temporada, tanto Ronaldo como el defensa español recalaron en la Serie A italiana, por entonces quizá la competición más importante del continente. El brasileño, en el Inter y César, en la Roma. “Cuando llegué a Italia, yo pensé que se habían fijado en aquel marcaje para contratarme. Además, Ronaldo había llegado al Inter y pensé que podía tener que ver, que me habían incorporado para volver a enfrentarme a él...". Sin embargo, aquel fútbol de finales de los 90 no estaba tan globalizado como en la actualidad y había sido otra actuación del central la que había llamado más la atención de los italianos. "Cuando llegué a Roma, todo el mundo me recordaba... cuando me enfrenté a la Lazio en la UEFA y marqué a Pierluigi Casiraghi”, relata.

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En Italia, César no tuvo demasiada suerte, jugó poco en una “Liga que por entonces era mucho más exigente físicamente y a los españoles les iba mal, porque costaba más coger el ritmo”. Tampoco la tuvo Ronaldo, ya que su etapa en la Serie A acabó marcada por las lesiones, dolencias que le transformaron y dejaron atrás aquella imponente versión que se vio en el Barça. El brasileño, tras su recuperación, siguió siendo un punta igual de letal en los últimos metros, con innumerables virtudes, pero menos espléndido físicamente. Eso no le impidió triunfar en el inolvidable Real Madrid de los 'Galácticos', en el que su olfato goleador le hizo encajar a la perfección.

Sin embargo, nadie olvidará su primera versión, la de aquel joven que llegó a sembrar el terror entre las defensas del fútbol europeo. Un panorama distinto al de hoy, porque para César, las reglas del juego han cambiado en todas las posiciones: “Ahora los centrales están obligados a sacar el balón jugado desde muy atrás y deben ser muy ricos técnicamente, pero en cambio el juego de los delanteros lo veo cada vez más encorsetado”. “Pienso que el fútbol ahora es de los entrenadores, antes pertenecía a los jugadores”, reflexiona César Gómez, que aún así todavía ve en los futbolistas actuales destellos de magia como los que él admiró en adversarios como Ronaldo: “¡Que Dios nos conserve a los ‘Vinicius’!”.

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Coordinación:
Manu Sainz.
Producción:
Mariano Tovar.
Diseño:
Darío González.
Desarrollo:
Rodrigo Ludgero.
Redacción:
Juanma Leiva.