“¿Cómo lo vas a hacer con este?… No tengo ni idea”
La llegada de Ronaldo Nazario a LaLiga en el verano de 1996 fue un terremoto. Un delantero con un físico imponente, calidad técnica exquisita y regate eléctrico que marcaban la diferencia. Aunque ya había demostrado de lo que era capaz en el PSV, sus cifras goleadoras y, sobre todo, la impresión de superioridad en una competición al más alto nivel como la española le convirtieron en el la gran atracción del fútbol mundial (y posterior Balón de Oro). Cada entrenador rival ideaba la manera de tejer una telaraña alrededor del brasileño, así como emparejar a su mejor marcador con el genio.
En la quinta jornada de Liga, un Tenerife que había arrancado de forma esperanzadora le tocaba visitar el Camp Nou. César Gómez era el elegido para marcar a un Ronaldo que sumaba ya por entonces nueve goles en cinco encuentros como azulgrana. “Yo era un central de corte defensivo, creo que mi fuerte era que destacaba tácticamente y también por mi contundencia física. Aunque fue por las circunstancias de enfrentarnos a delanteros de la categoría de Ronaldo, por lo que descubrí que era bueno marcando al hombre”, explica a AS César Gómez desde Tenerife, donde este madrileño reside tras vivir en la isla algunos de los años más brillantes de su carrera. Y es que fue con la camiseta del equipo tinerfeño cuando pasó a ser considerado uno de los mejores centrales de Primera División. Una fama que tuvo como momento culmen, quizá, su marcaje a Ronaldo Nazario. Porque su Tenerife sí consiguió sujetar al Fenómeno. En aquella temporada 1996/1997 logró un empate en el partido de la primera vuelta en el Camp Nou (1-1, sin gol del brasileño). En el partido de vuelta, los tinerfeños ganaron... ¡4-0 en el Heliodoro!
La idea de que César atara en corto a Ronaldo fue del técnico Jupp Heynckes. “Yo siempre había defendido en zona. Con Pacho Maturana en el Valladolid y con Jorge Valdano en el Tenerife. Pero llegó Heynckes y decidió que, ante delanteros así, sí que recurriríamos a marcajes individuales. Y yo era el encargado de emparejarme con ese tipo de atacantes. Recuerdo que ya habíamos empezado a realizar ese tipo de defensas contra Bebeto en el Deportivo la temporada anterior”, recuerda César. Por tanto, una de sus tareas cada semana era estudiar a los delanteros más destacados de los equipos a los que debía enfrentarse, fijarse en cada movimiento, en cada detalle... Y con Ronaldo, con más motivo, aunque no siempre se podían encontrar puntos débiles. “Recuerdo estar viendo un partido del Barça con mi compañero de habitación, Chano. Estábamos observando todos los recursos que tenía Ronaldo y Chano sabía que probablemente me tocaría marcarle cuando nos enfrentásemos a ellos. En un momento, se me quedó mirando y me preguntó: ‘¿Cómo lo vas a hacer con este?”, cuenta César, cuya respuesta fue una muestra de la más absoluta sinceridad. “Pues... ¡no tengo ni idea!”.