“El Madrid no tenía extremo, toda la banda era para él”...
Esta sería una breve descripción (lo que la convierte necesariamente en injusta) de un futbolista de época, Roberto Carlos. Criado futbolísticamente en el União São João, el Atlético Mineiro le dio su primera oportunidad, pero donde realmente brillaría sería en Palmeiras. El Verdão vivió una época de éxitos con Roberto en sus filas junto a varios compañeros con los que luego conquistaría el mundo en 2002 como Cafú o Rivaldo.
A las órdenes de Vanderlei Luxemburgo, con el que coincidiría de nuevo más adelante en el Bernabéu, Roberto Carlos levantó sus primeros títulos y atrajo la atención de los grandes de Europa. El que finalmente se hizo con su fichaje fue el Inter, aunque su etapa allí fue breve. Roy Hodgson, su entrenador, apreció tanto su faceta ofensiva que lo situó arriba. "En el Inter me pusieron a jugar de extremo e incluso de delantero. El gran problema es que yo en los primeros siete partidos metí siete goles. Entonces me pusieron arriba y sufrí un montón”, recordó el propio Roberto Carlos. Hodgson defendió en su versión que sí jugó de lateral y que su salida, solo una temporada después, fue por motivos económicos. "La decisión de dejarlo ir fue del club. Roberto Carlos era uno de los jugadores vendibles. Así que fue vendido", asumió su exentrenador.
"Roberto Carlos era el futbolista a batir"...
Roberto Carlos afirma que en apenas diez minutos de reunión con Lorenzo Sanz cerró su fichaje por el Real Madrid, donde se ganó a pulso la categoría de leyenda con 527 partidos jugados, 70 goles, 102 asistencias y un palmarés de blanco envidiable con tres Copas de Europa, cuatro Ligas, una Supercopa de Europa, tres de España y cuatro Intercontinentales.
En Madrid brilló desde su llegada, asistió a Zidane en el gol que le daría la Novena al conjunto blanco, atemorizó a todos con sus potentes disparos y su capacidad defensiva y cubrió las espaldas de los Galácticos hasta cerrar su carrera de blanco con la Liga del clavo ardiendo, haciendo un gol clave ante el Recreativo de Huelva en las últimas jornadas de campeonato. El brasileño también aparece en la icónica fotografía de la celebración del segundo gol del malogrado José Antonio Reyes que le dio el título a los del Bernabéu en su propio coliseo.
Para recordar lo que supuso la irrupción, asentamiento, triunfo, llegada, vida y obra de Roberto Carlos en el Real Madrid y en el fútbol español no hay nadie mejor que varios de los que compartieron terreno de juego con él. Algunos lo tuvieron en contra en los entrenamientos y a favor en el campo y otros, solo lo sufrieron y lo intentaron batir.
El que curtió sus legendarias manos ante los disparos del brasileño fue Iker Casillas. El portero, campeón de casi todo junto a Roberto Carlos (les faltó la Copa del Rey), recuerda en Diario AS como era tener al ‘3’ acompañándolo en cada entreno y cada partido. "Roberto ha sido el mejor lateral izquierdo que he visto”, asegura para este diario.
El disparo, para Iker, era considerado como un “arma letal” que siempre podía tener al servicio de su equipo, pero su talento iba más allá. “Tenía un disparo... y tenía magia en los pies, en las piernas. Lo podías tener como un arma letal en alguna falta. Para córners, faltas laterales…”, afirma el guardameta. “Mucha habilidad y además, muy inteligente en el campo", añade destacando esa inteligencia defensiva añadida a una capacidad física siempre destacada por todos. Una, que asegura Casillas, le servía para suplir su altura (1,68 m). “Era rápido, que es muy importante en un defensa. A pesar de no tener una altura acorde a lo que esa posición requiere, tiene una velocidad increíble”, sentencia.