Futre

Yo jugué contra Futre “Mi misión era seguirle a todas partes. Me llevaba al córner y yo encantado…”

Jesús Colino
Por Jesús Colino

“Era de lo mejorcito de la Liga. Tenía velocidad y te salía por cualquier parte, era explosivo, muy vistoso...", definen al delantero quienes tuvieron que frenarle entre 1987 y 1993.

Paulo Futre era el futbolista del momento cuando llegó al Atlético en 1987, seducido por Jesús Gil, entonces candidato a la presidencia del club, pero que se impuso en las elecciones gracias a este fichaje. Leyenda rojiblanca por derecho propio, su zurda enamoró a toda una generación de colchoneros. Y, al mismo tiempo, puso en apuros a muchos rivales. Paco Buyo, Manolo Jiménez y Toni Gorriarán rememoran para AS algunos de sus más míticos duelos.

El galáctico del Atlético

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“¿Una foto mía? Si llego a saber que era tan fan, se la hubiera firmado”...

Jesús Gil ganó las elecciones a la presidencia del Atlético en 1987 gracias a Paulo Futre. Dos días antes de los comicios, el empresario se plantó en el hotel donde estaba alojado el jugador en Milán para convencerle. Lo consiguió inmediatamente. Futre le había pedido incluso un Porsche y el candidato le dijo a todo que sí. Al día siguiente le acompañó al concesionario y el delantero se llevó el único que había, de color amarillo. La noche previa a las elecciones, Gil presentó a Futre en la discoteca Jácara, al día siguiente salió elegido presidente y, efectivamente, Futre vistió de rojiblanco. Un galáctico en el Atleti. Acaba de conquistar la Copa de Europa con el Oporto y ese año ganó el Balón de Plata.

El portugués se convirtió rápido en un ídolo colchonero. Vistió de rojiblanco hasta 1993, jugó 205 partidos y levantó dos Copas del Rey. En 1997 regresó para una breve etapa de apenas 10 encuentros. Su zurda deliciosa y sus conducciones enamoraron a la afición, que disfrutaba de uno de los futbolistas del momento. Célebres fueron sus actuaciones ante el Madrid, sus duelos intensos con Chendo y Buyo. El lateral le hacía unos marcajes exigentes y con el guardameta vivía sus propios derbis. Estaba el Madrid-Atleti y, a la vez, el Buyo-Futre. “No ha habido duelo entre portero y delantero con más morbo que el nuestro”, comenta a menudo el portugués. “Paulo se motivaba mucho”, recuerda Buyo (Betanzos, A Coruña, 1958) para AS sobre aquellos partidos.

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Ambos se enfrentaron en 15 ocasiones. Una eliminatoria Sevilla-Sporting de Portugal, un partido de selecciones y una docena de derbis. “Yo preparaba los partidos a conciencia, me mentalizaba, pero sin obsesionarme con ningún jugador del Atleti en concreto”, reconoce Buyo. Pero Futre sí se motivaba cuando delante tenía al Real Madrid. En alguna ocasión ha comentado que, antes de los encuentros, se ponía en el espejo del baño una foto del guardameta blanco. “Si llego a saber que era tan fan mío, le hubiera firmado la foto encantado”, bromea el gallego.

Sobre el campo ya hubo de todo. En el primer duelo de Futre con el Madrid, el Atleti ganó 0-4 en el Bernabéu. En la segunda vuelta, venció el Madrid 1-3 en el Calderón. Toma y daca. Y chispas, muchas chispas. “Hubo alguna jugada tensa, pero no violenta, sino más de picaresca. Eran derbis calientes, emotivos y se trataba de salir airoso”, analiza Buyo. En la memoria de muchos aficionados está aquel derbi del 88 en el Chamartín: Buyo salió del área a cortar un envío largo hacia Futre, avanzó conduciendo la pelota y, cuando sintió que el delantero, le presionaba, ambos saltaron por los aires como si hubieran pisado una bomba y se retorcieron por el suelo. Al instante, llegó Orejuela a reñir a Buyo, el portero se echó nuevamente al suelo y el rojiblanco vio la roja directa.

En la actualidad, hay muy buen rollo entre ambos y, a pesar de la rivalidad que hubo, a Buyo no le duelen prendas en reconocer la calidad de Futre: “Era uno de los mejores jugadores de Europa. Muy habilidoso, veloz, con regate, un gran disparo… Le querían todos los grandes. Fueron buenos partidos”. El delantero solo le marcó dos goles, uno en aquel 0-4 de 1987 y el de la final de Copa de 1992, conquistada en el Bernabéu, un zurdazo, en carrera y escorado, que se coló por la escuadra.

Luis y Paulo, como padre e hijo

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“¡Portugués! ¿Y esta falta de respeto? ¡Lo va a romper usted!”...

El entrenador de aquel Atleti campeón era Luis Aragonés, con quien Futre tuvo una relación muy especial. El Sabio le apretaba, le reñía como a un hijo si hacía falta y, por supuesto, le motivaba como nadie. Una de las anécdotas que con más cariño recuerda el portugués tuvo lugar en la víspera de un Atlético-Oviedo de Copa (1992). Los rojiblancos debían remontar el 1-0 del Tartiere y Luis necesitaba al mejor Futre, que sufría especialmente contra el Oviedo. La culpa la tenían Gorriarán y sus férreos marcajes, que aún los recuerda el exdelantero de forma nítida.

Aquella noche, Luis se encontró unas declaraciones del defensa en el periódico y fue raudo a la habitación del jugador. Eran las 5 de la mañana. "Futre no va a tocar la pelota", anunciaba Gorriarán (Muskiz, Vizcaya, 1961), confiado porque ya había logrado frenarlo en anteriores ocasiones. "¡Portugués!", le gritó el entrenador, "¿Y esta falta de respeto? Se va a acordar de usted toda la vida. ¡Lo va a romper usted entero!". Futre captó el mensaje: 5-0, con dos goles, una asistencia y una exhibición total.

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“Fue un marcaje tan absurdo y tan simplón que lo desarmó”...

“El Atleti dependía mucho de Futre, así que cuando salió bien, fabuloso. Pero cuando salió mal...”, se arranca Gorriarán, que desgrana para AS cómo fueron aquellos duelos y cómo empezó todo: “Irureta me asignó marcarle. Yo generalmente me encargaba de los delanteros peligrosos, pero ese día era mi única misión. De lo demás me tenía que olvidar. Solo seguir a Futre a todas partes. Y punto. Más de una vez nos salió bien y por eso Luis le apretó aquel día. Luego, Irureta me pidió algo similar con Laudrup y también ganamos al Barça”.

“Yo creo que tuve suerte”, se quita importancia Gorri, que guarda en casa una foto de uno de aquellos marcajes. “No es fácil anular a un jugador así. Yo me alegro de que se diera, porque me ha dado notoriedad (risas). Era una tarea muy importante. Era de lo mejorcito de la Liga con diferencia, tenía velocidad y regate, te salía por cualquier parte, y era explosivo y dinámico, muy vistoso para la afición. Era imprevisible”, analiza el muskiztarra sobre su rival, a lo que añade: “Pero no se esperaba una cobertura tan, por decirlo de alguna manera, absurda. Tan simplona, siguiéndolo a todas partes. Él, intentando desestabilizarme, me llevaba a sitios donde no jugábamos, al córner mismamente, y yo encantado: te sigo donde vayas porque es mi misión. Que iba hasta el banquillo a hablar con Aragonés y yo con él. ‘¿Dónde va este?’, pensaría la gente. Creo que aquello lo desarmó”. El mítico defensa del Oviedo vistió la camiseta en azul en 308 partidos (1986-95), entre ellos nueve contra Futre, que solo marcó tres goles: “Fue un placer”. El portugués lo recuerda como uno de los rivales que más le hizo sufrir.

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“Es un jugador que soportaba muchas entradas y marcajes complicados. Muchas veces solo podías pararle con faltas. Pero no recuerdo haber tenido ni media palabra con él. Era un señor”, rememora Toni Gorriarán, que hace unos meses publicó su primer libro, ‘Solo es un perro’: “Me lo he pasado muy bien, escribir es algo maravilloso, y creo que está gustando. Es sentimental, quería empoderar al perro, porque creo que nos hemos portado muy mal con él, no lo hemos tratado como merece. Si el perro está contigo a muerte, ¿por qué te portas mal con él? No lo entiendo. Mira las cifras de abandonos que hay… Lo que saquemos es para tres protectoras de animales. Estoy muy contento".

Gorri, escritor ahora y también un reconocido marcador de los 80 y los 90, fue de los que más se esforzó ante Futre. No el único, porque unos cuantos entrenadores dedicaron mucho tiempo a cómo frenar al portugués. En la época, fueron muy sonados los marcajes de Pablo Alfaro (con el Zaragoza) y de Manolo Jiménez (con el Sevilla). El andaluz, de vuelta a España tras ser durante unos meses asesor deportivo en Paraguay, rememora con AS aquellos enfrentamientos, que le “hicieron mejor futbolista”y de los que guarda gran cariño: “Solían ponerme con Futre, sobre todo Azkargorta. La clave era que, si le desactivabas a él, el Atleti sufría. Eran duelos tremendos, parecía que íbamos en moto, éramos muy rápidos”.

Una leyenda del Atleti

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“Manolo, que me dice el presi que te vengas al Atleti”...

“Me motivaban mucho esos partidos”, admite Jiménez (Arahal, Sevilla, 1964), que coincide con Gorriarán en cómo era Futre en el campo: “Si el defensa esa intenso, pero deportivo, él lo toleraba. Era muy noble, y mira que recibía palos y faltas. Yo le seguía para anularle, pero cuando teníamos la pelota, él también tenía que controlarme a mí. Era bonito. Se puede decir que duelos como esos me ayudaron a ser internacional. Creamos una buena relación, cuando terminaba el partido nos dábamos un abrazo. Después hemos seguido en contacto también”. La rivalidad, hasta que pita el árbitro.

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El exlateral del Sevilla, donde jugó 408 encuentros (1983-97), tiene grabada una anécdota de aquellos envites: “Empezó el partido, se me acercó Futre y me soltó en el primer minuto: ‘oye, Manolo, que me dice mi presi que quiere que te vengas al Atleti, que cómo tienes el contrato’. Pues era un halago, pero ya pensaba yo: ‘¿Me estará dando coba este para que me relaje?’. Era verdad, hubo contactos, pero el Sevilla no tenía intención de dejarme salir”. Jiménez, que realizó grandes marcajes también sobre Butragueño, Pardeza, Stoichkov, Lineker y muchos más, recuerda también que Futre “era tremendo sobre todo en el Calderón, ante su gente. El tío se crecía”. Un futbolista distinto, un atacante de los que levantaban a la grada con sus arrancadas y, además, una Leyenda del Atleti.

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Coordinación:
Manu Sainz.
Producción:
Mariano Tovar.
Diseño:
Darío González.
Desarrollo:
Rodrigo Ludgero.
Redacción:
Jesús Colino.