Raúl sobrevive a Torres

Un empate que no disipa las dudas. El Atlético sigue sin ganar en casa, y ya son cuatro empates seguidos y dos derrotas iniciales, y el Castilla no sale de su infierno particular. A los de Torres se le apagan las luces en el área cuando pisa Majadahonda, con solo dos goles anotados en más de 540 minutos donde siempre parece faltarle un segundo de pausa en la definición. Y los de Raúl se mantienen en puestos de descenso y pueden acabar colistas la jornada aunque, tras sobrevivir en la segunda parte, tuvieron sus ocasiones para llevarse más botín de un feudo que ha dejado de ser el fortín que era la temporada pasada. Claramente, el Atlético se siente mejor de visitante.

Entraban Torres y Raúl juntos al césped conversando en una mucho mejor sintonía que los duelos juveniles entre el Niño y Arbeloa, donde todo eran chispas. El técnico del Atlético presentaba un equipo físico y listo para robar y salir al espacio. Javi Serrano, titular en Copa con Simeone, se situaba en el pivote junto a Diallo y la tripleta ofensiva, Diego Bri, Mollejo y Niño, era de puro nervio y menos control sin Rayane o Jano entre líneas.

Raúl elegía a Fran González bajo palos y se reforzaba en el medio con De Llanos y Fortuny por delante de Chema, dejando a Zúñiga en el banquillo. Un equipo en un momento de dudas donde el plan tardaría en asentarse. Niño tenía la primera del partido, Mollejo buscaba a Diego Bri al espacio y su centro acababa en el remate del punta contra el cuerpo de Fran González. Jugada donde Bri quedaba dañado y tenía que salir sustituido por Jano.

El Castilla controlaba la posesión, pero en las zonas donde más le convenía al Atlético. Siempre que parecía dar un paso adelante se topaba con Martín Pascual y Spina. Hay mucho central en el argentino. A los rojiblancos sí les asomaba el colmillo cuando rompían la primera línea. Como lobos al espacio. Y el partido saltó por los aires cuando Diallo pudo girar, levantar la cabeza y poner un fantástico pase al espacio para Niño. El punta definió como un killer ante Fran González para delirio de la afición que abarrotaba el Cerro del Espino. Un partido más en el que Diallo llama a la puerta del primer equipo con un músculo perdido en los esquemas del Cholo.

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El gol reforzó aún más las ideas colchoneras. Seguir mordiendo a la espalda de los centrales blancos. Pero el Castilla comenzó a despertar en las botas de Pol Fortuny. Primero con un buen disparo lejano al que Iturbe respondió con una gran estirada. El mediapunta estaba dispuesto a cambiar el guion de la primera mitad y justo antes del descanso ponía un gran balón al espacio con la zurda para el centro de la muerte de Víctor Muñoz y la aparición de Gonzalo. Una triangulación perfecta, académica en el momento que más duele, justo antes de que Bestard Severa decretase el fin de una primera parte vibrante.

No perdería adrenalina en el inicio de la segunda. Un centro de Julio encontraba solísimo a Adrián Niño en el área pequeña. Tan fácil la vio y con tantas opciones que acabó rematando por arriba. Una ocasión que recordará durante mucho tiempo. Respondía Gonzalo rematando fuera también muy libre en el punto de penalti el centro de Víctor Muñoz. A los dos nueves se les había quedado la pólvora en el vestuario. Era el primer error de Spina en el partido y el Castilla había estado a punto de aprovecharlo.

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Torres miraba a su banquillo. Rayane y Omar al campo. Junto a Jano, tridente que el año pasado hizo doblete con el juvenil. Y entre los dos recién entrados generaban una nueva ocasión de oro, pero Omar remataba fuera cuando la jugada pedía gol. Otra opción que traerá pesadillas al delantero rojiblanco. A la segunda mitad solo le faltaba decisión en las áreas. Especialmente al Atleti, que la volvía a tener en los pies de Boñar tras la dejada de Serrano de cabeza. Se agigantaba Fran González para sostener a los de Raúl, que veía como Víctor Muñoz se estrellaba con Iturbe en el mano a mano.

Era la oportunidad de oro para que los blancos se llevasen los tres puntos. Pero de nuevo era un portero el que ganaba la partida. El Castilla había sobrevivido al agobio y comenzaba a asustar en los minutos finales con Yusi por la derecha. A Torres le faltaba un Torres y a Raúl un Raúl. El miedo se metió en el cuerpo rojiblanco, que empezó a ver con mejores ojos un nuevo empate en casa. Los blancos se envalentonaron, pero sin éxito en los metros finales. Cuando los remates son de fogueo, lo más probable es el empate. Incomprensiblemente la segunda mitad no movió su resultado y el derbi se cerró con un empate que no sirve a nadie, aunque Torres y Raúl pueden irse satisfechos con la evolución de sus muchachos. Solo les faltó estar ellos sobre el campo.

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